VEINTISÉIS

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[MARATÓN SORPRESA 7/12]

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[MARATÓN SORPRESA 7/12]

"Retazos de realidad y fantasía" Parte 4


Ella está bien... No, está aquí conmigo... Sí...

Me removí extrañamente cómoda donde me encontraba por la voz profunda que se deslizaba escasamente en mi soñar.

Apreté el lateral de mi rostro contra la superficie blanda y fría que aportaba confort a mi cabeza, así como mis manos instaron a acomodar nuevamente aquello que me cubría y proporcionaba calor.

Se lo diré... Y Conrad, relájate...

La mención de ese nombre me insto a querer remover el sueño en mí, así como poco a poco reconocer la abrasadora voz de Levian meciendo mis oídos.

Escuché movimiento a mi alrededor, mientras me estiraba aún más sobre la cómoda superficie en la que me encontraba.

Me sentía como si hubiera descansado por horas o incluso mucho más de lo que lo hacía en una semana. Como si todo aquello que me agobiase y estresase se hubiera esfumado, desaparecido, proporcionándome solo el disfrute de la calma.

La firmeza tibia de una mano acariciando mi frente, retirando el desarme que seguramente sería mi cabello, instó a mis parpados a removerse hasta abrirlos por fin, encontrándome con los fríos y cautivantes ojos de Levian.

Ángel, el imprevisto de Conrad se volvió más complejo de lo que esperaba... ¿Quieres que te lleve a casa?

Como si hubiera lanzado un balde de fría y helada agua sobre mí, toda perezosa calma se esfumó de cada poro de mi cuerpo, espantada ante la cuestión que me había lanzado.

¿Mi casa? No, tengo que ir al trabajo.

No quiero pisar mi casa... no hasta que sea el final de mi jornada... cuanto menos este en casa, menos mi madre tendrá dominio sobre mí.

Levian arrastró su pulgar por sobre mi ceño, alisándolo, buscando la calma que había sido sustituida por esa ráfaga de angustia que pretendía impulsar mi cuerpo a incorporarse, pero por la mano de Levian, me mantuve allí, tumbada.

¿Tumbada?

Aparté mi visual del atractivo y estoico hombre, para contemplar donde me encontraba.

¿Cómo había llegado al sillón?

Rápidamente volví a enfocarlo.

— ¿Cuánto he dormido?... Oh por dios... — Ahora sí me permitió incorporarme, dándome la ventaja de despejarme de la sensación desubicada a la que el sueño me había inducido — Tengo que ir al trabajo... Supuestamente volvería antes de las tres.

Contemple con apuro el rostro de Levian, quien se mantenía sentado sobre la mesa de café frente al sillón de su despacho, contemplándome con ese porte de tener todo bajo control.

SAGA TABÚ 1 : INSACIABLE [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora