Ohm ya se encontraba en el gran salón donde se llevaría a cabo la unión matrimonial. Miraba a los presentes ya en sus lugares respectivos, su madre, hermano y cuñado, y su familia política estaban en los lugares de enfrente. Debía de admitir que a pesar de parecer tranquilo si estaba algo nervioso, pues al final de cuentas uno no se casaba todos los días. Se estiro el cuello del traje, no está acostumbrado a ir tan tapado.
Entre los presentes, se encontraban personajes importantes de casi todas las naciones.
En el castillo saliendo cuatro jóvenes de los aposentos del pequeño príncipe. Tomarían un carruaje que los llevaría hacia el lugar del evento. Fluke empezó a hiperventilar de la nada y se quedó quieto en el quicio de la puerta principal de su hogar. El rubio se dio cuenta de esto y fue a socorrerlo, lo abrazo por los hombros y lo guio lentamente hasta un banquillo de piedra que estaba cerca.
-Inhala, exhala – le dijo tranquilo palmeando la pequeña espalda de su hermano.
Los demás al darse cuenta de que no los seguían, regresaron sobre sus pasos, y vieron un tembloroso Fluke sentado tensamente sobre el banquillo.
-Tranquilo, todo estará bien. - consoló su hermano acariciando paternalmente la espalda de Fluke.
-E…eso n…no l..lo sa…sabes – dijo a duras penas el pequeño conteniendo sus lágrimas.
-Claro que lo sabe – se acercó Prem cautelosamente – todos pasaremos por esto alguna vez, hasta tus padres lo hicieron.
-N… no qui..quiero es…esto – sentencio Fluke.
-Nadie quiere estar nervioso en su boda Fluke, pero, es normal – ahora fue Mild el que hablo frente a su pequeño amigo, que se veía pálido.
-No – dijo más seguro levantando su rostro dejando salir las lágrimas- No me quiero casar – afirmo viéndolos.
No supieron quién de los tres abrió más la boca por el asombro. Boun dejo de acariciarlo, Prem dio un paso atrás como si lo hubieran golpeado, y Mild se acercó y se puso a la altura de su amigo.
Fluke, escúchame- sentencio el alquimista – hoy es el día de tu boda, donde por fin podrás estar con tu pareja destinada, lo que pocos llegamos a tener esa fortuna. Ohm será un buen esposo que te cuidara, te protegerá y te amara por siempre. – dijo con la esperanza de hacer entrar en razón al pequeño Príncipe y siendo sincero, ya que había visto como el más alto miraba a su pequeño mejor amigo.
-Nadie lo asegura – se levantó de repente – no me voy a casar con alguien que no conozco de nada.
Boun también se apresuró a levantarse, e hizo que su hermano lo mirara a los ojos.
-Hermano – dijo con voz de Alfa, Fluke lo miro directamente, ya que pocas veces su hermano se dirigía hacia el de esa manera- es normal que te sientas inseguro- trago saliva- nosotros también a veces lo sentimos – volteo a ver a su prometido para que los secundara.
-Así es Fluke,- Prem le asintió a su Alfa- es totalmente normal, pero al pasar el tiempo, te darás cuenta que todo estará bien. Mild tiene razón, no te pudo haber tocado mejor Alfa que Ohm Thitiwat, es todo un caballero, por lo que sabemos de las escapadas de tu Omega hacia la cama de él, créeme que controlar tu lado animal no es cosa de niños, hace falta mucho, demasiado autocontrol – termino diciendo acaloradamente, ya que él y el rubio no habían podido controlar a su parte animal.
-Pero no quiero- y por fin dejo que su llanto saliera- te…tengo tanto miedo –confeso el pequeño – no solo es casarme con un desconocido, si no también irme de aquí, irme de ustedes- el llanto se volvió más irrefrenable, lo cual estropeo su bello maquillaje, puso sus ojos rojos e hinchados, y la nariz colorada y escurriendo.
Los tres jóvenes se dieron cuenta de que todo ese tiempo Fluke había estado en una especie de burbuja irreal y al estar a punto de contraer matrimonio, había caído en cuenta de todo lo que eso conllevaba.
Su pequeño cuerpo se convulsionaba y el llanto se volvió todavía mas fuerte. No le importara que lo vieran en ese lamentable estado, tampoco si alguien más lo veía, o escuchaba. Se dejó caer, pero su hermano logro sostenerlo antes de que tocara el suelo. Sus piernas no lo sostenían, solo quería llorar y llorar por lo triste que se sentía, y lo asustado que se encontraba en ese momento.
Boun logro llevarlo de nuevo hacia el banco, mientras Mild y Prem lo miraban con tristeza e impotencia.
El Príncipe Fluke Natouch Manow, parecía un niño en el cuerpo de un chico de 18 años, lloraba con un sentimiento que los tres acompañantes no pudieron evitar que sus ojos también se le llenaran de lágrimas. Así duraron buen rato, hasta que un carruaje llego, del cual bajo el Rey.
Al ver la escena se quedó pasmado, pero inmediatamente reacciono y se dirigió a los cuatro jóvenes, le partió ver el estado en el que se encontraba su pequeño y amado hijo. Cautelosamente se acercó, y les hizo señas a los demás que lo dejaran solo con el pequeño Príncipe.
-Mi pequeño hijo- dijo suavemente.
Flike levanto la mirada al escuchar la voz de su padre, y esos enormes ojos color avellana, lo miraron borroso, así que paso sus pequeñas manos para limpiarse las lágrimas que impedían ver claramente, hipo con sentimiento y se levantó rápidamente, y ante la sorpresa del Rey, el pequeño lo abrazo tan fuerte como se lo permitían sus pequeños y delgados brazos.
-Papá – sollozo en el pecho de su padre, esto descoloco un poco al Rey ya que no eran fríos entre ellos, pero hacía mucho tiempo que su pequeño no lo abrazaba de esa manera y mucho menos le decía papá. Esto quebró su corazón.
El hombre alto y fornido entrado en años, solo atino a abrazar a su hijo con un brazo y con el otro acariciarle el cabello.
-Mi peque bebé, lo siento- se disculpó sintiéndose culpable. Dejo que Fuke, siguiera llorando tanto como lo necesitara, mientras sentía ese pequeño cuerpo temblar de los sollozos tan intensos.
Su pequeño, y valiente hijo había llegado a su límite, después de todo ese tiempo. La situación lo había sobrepasado, y lo entendía. Seguía siendo casi un niño, un niño que tenía que casarse con un desconocido, y que tenía que abandonar su hogar y su familia.
Suspiro entrecortadamente, mientras el pequeño no podía dejar de llorar. Sabía que la boda no se podía cancelar, pensó apesadumbrado, pero tampoco podía obligar a su hijo a hacer algo que no quería, pero las consecuencias serían terribles si ese matrimonio no se concertaba. ¿Que podría hacer?, se preguntó sintiendo el cálido abrazo de su hijo.
-Papá, ayúdame- pidió lastimeramente su hijo.
-Tranquilo mi hijo querido – le dijo cariñosamente, mientras maldecía todo aquello. Si Fluke no se casaba con Ohm, su pequeño podría morir, ya que físicamente era el más débil de los dos, Omega y Alfa. No quería perder a su hijo, no señor, se dijo con determinación, encontraría la manera de calmarlo, y hacerle ver las cosas. No dejaría morir a su pequeño hijo, se dijo resuelto.
Soltó lentamente el abrazo y su pequeño lo volteo a ver cuál carocho desamparado, y su corazón se quebró de nuevo.
-Vamos por un té y panecillos de chocolate- le sugirió con una sonrisa triste.
-Qui… quiero leche y pastelillos de chocolate – respondio el pequeño con sus ojos a la mitad de su tamaño por el llanto.
Lentamente se dirigieron a la cocina del castillo, el Rey abrazaba cariñosamente a Fluke, mientras lo guiaba, parecía que en cualquier momento se desmayaría.
Lo sentó delicadamente en un banco, frente a las miradas sorprendidas de los pocos trabajadores que aún quedaban en la cocina, terminando los últimos arreglos de los alimentos de la boda, los cuales tuvieron la certeza de no decir nada.
-Deja te traigo un enorme tarro de leche bien helada y una gran porción de bollos de chocolate con más chocolate y más chocolate. – dijo tratando de sonar tranquillo, lo cual estaba muy lejos de lo que realmente albergaba en su corazón, al parecer funciono ya que los pequeños he hinchados ojos del príncipe brillaron un poco.
Mientras le pedía a un cocinero que vigilara al Príncipe, y que le llevara lo antes mencionado, se dispuso a salir rápido de la cocina.
Apenas había dado unos poco pasos fuera del lugar cuando se frenó de repente al encontrarse con tres pares de ojos mirándolo con angustia.
Se pasó la mano por su cabello entrado en canas, y miro fijamente a su hijo mayor.
-Boun– lo tomo un poco fuerte por los hombros sin darse cuenta de la fuerza que estaba haciendo, el rubio soporto el dolor- necesito que vayas al salón ceremonial, y le digas a tu madre que tiene que avisar que Fluke está un poco indispuesto por los nervios, y que la boda se aplazara unas horas.
Su hijo mayor asintió, con los ojos bien agrandados, estaba asustado, era la primera vez que veía en ese estado a su pequeño hermano.
-¿Entonces la boda sigue en pie? - pregunto dudosamente el alquimista.
-Es boda, o es velorio – afirmo serio Boston mirándolos a los tres. Esto los dejos helados, comprendiendo la verdad.
-Rey, pero Fluke está muy mal, ¿cómo lo va a convencer de aceptar algo que él no quiere hacer? – pregunto angustiado Prem.
-Ya veré que medidas tomo, obviamente no lo arrastrare contra su voluntad hacia el altar, hare que, de alguna manera, él vaya por su propio pie – afirmo este seguro de sí mismo.
Los tres jóvenes asintieron, un poco dudosos, ya que Fluke no era como lo habían visto anteriormente.
-También necesito que consigan a alguien que se encargue de mejorar la imagen física del Príncipe, no quiero que noten el estado en el que ha estado.- ordeno- Ustedes encárguense de llevar el mensaje y ayuden a la Reina a mantener la calma mientras nosotros llegamos.
-¿Pero cuanto tardaran el llegar? -cuestiono el rubio desesperado.
-Lo necesario, pero no se preocupen la boda no pasa de hoy, no puede pasar de hoy – dijo angustiado- Si no las consecuencias podrían ser fatales – dijo casi en un susurro.
-Yo iré por los estilistas – dijo temblorosamente Mild, casi entrando en pánico.
Los jovenes asintieron e hicieron una reverencia para salir de ahí como alma que lleva el diablo.
El Rey volvió a pasarse las manos por el cabello, suspiro audiblemente y se dirigió de nuevo hacia su pequeño hijo.
Entro en la cocina, y lo encontró devorando ávidamente un bollo enorme de chocolate y dando un gran trago a su tarro de leche fría, eso le hizo sonreír tiernamente.
Fluke nunca dejaría de ser un niño, su niño, se dijo nostálgicamente. Se acercó y se sentó a su lado.
Sabía que leche fría, aun estuviera haciendo un frio de los mil demonios y una porción de pan dulce, sin importar su sabor, tranquilizaba a su pequeño hijo.
-¿Puedo? - pregunto mirando el altero de panecillos acomodados estratégicamente en un plato frente a Fluke. Este asintió mientras masticaba con la boca llena. Ese momento era de los pocos donde el Príncipe perdía la etiqueta, leche y pan dulce eran su debilidad, volvió a sonreír y tomo un bollo de la pila. – Están muy buenos- le dijo dándole una mordida y viendo como su hijo asentía energéticamente, con una sonrisa y cachetes llenos de chocolate.
Su pequeño hijo, pensó el Rey con el corazón estrujado, y se dispuso a comer el pan, en esa calma que por fin había llegado desde que había visto a su hijo derrumbarse. Dejo que Fluke, siguiera comiendo y bebiendo leche hasta sentirse satisfecho, que era cuando su hijo se acariciaba su plano y pequeño vientre.
Estuvieron buen tiempo así, el Rey dando pequeños mordiscos a su pan, ya que no era muy a fin a las cosas dulces, pero su hijo se veía feliz, así que siguió “comiendo”. No sabía, nunca sabría a donde se iban todos esos pastelillos, pensó mirando a su hijo comer y comer sin parar. ¿Dónde demonios le cabía tanto? Se preguntó divertido.
Los empleados sin necesidad de ninguna orden habían desaparecido del lugar en cuanto el Rey se puso a comer con su hijo.
Mientras tanto en el otro lado del Reino, en el salón de ceremonias, entraban dos chicos algo apresurados, directo hacia la Reina Samantha Manow de Natouch. Esta al ver entrar a su hijo mayor y a su yerno se levantó de su lugar, haciendo que el resto quedara atento a los tres, incluyendo a la familia Thitiwat.
Ohm, frunció el ceño al ver que llegaba su cuñado y su prometido, pero, ¿dónde estaba su Omega?, miro detrás de los recién llegados, y con desconcierto vio que nadie más entraba en el recinto. Sintió la mirada de su madre, esta parecía preocupada, al igual que él, debía admitirlo, maldición, se dijo internamente, mientras controlaba las ganas de ir y exigir una respuesta de por qué Fluke tenía más de cuarenta minutos de retraso.
Miro escrutadoramente como su suegra y los jóvenes se alejaban del resto.
-¿Qué está pasando? – cuestiono Earth al ver lo que sucedía, o más bien lo que no sucedía.
Kao al igual que el resto de los presentes, se preguntaban lo mismo, se miraban y cuchicheaban entre ellos.
Al llegar a una pequeña sala que estaba a un lado de la sala, se refugiaron cerrando la puerta y los tres se miraron con los ojos agrandados.
-Boun ¿Qué está pasando? - le pregunto su madre preocupada, pero no dejo que contestara y prosiguió- Se nos hizo extraño que no llegaran – les dijo – así que esperamos, pero al ver que no aparecían, tu padre decidió a verificar cual era la razón de su atraso.
-Madre, necesito que te sientes, por favor – pidio el rubio.
Su madre lo miro asustada, pero obedeció.
-Fluke tuvo un ataque de nervios prenupciales o no sé qué- empezó a decir su hijo- bueno, no fueron solo nervios- reconoció empezando a caminar de un lado a otro. – parece que todo este tiempo mi pequeño hermano estaba viviendo en una especie de burbuja surrealista, y cuando llego el momento de la verdad, se quebró – dijo con tristeza.
Smantha se llevó una mano a la boca.
-Tranquila su majestad – empezó el prometido de su hijo- gracias a los cielos, el Rey llego a tiempo, y logro calmar la situación.
-Pero, ¿que fue lo que paso? - pregunto desconcertada.
-Madre, en verdad me gustaría contarte todo el detalle, pero no tenemos tiempo- Sentencio el rubio.
-¿Entonces? – la Reyna se levantó ansiosa.
-Mi padre nos pido que te dijéramos, que Fluke está indispuesto por los nervios, pero que aseguremos que la boda se realizara el día de hoy.
-No entiendo- dijo angustiada.
-Madre mírame- exigio su hijo, y al ver la mirada de miedo en los ojos de su madre, trato de sonreír para tranquilizarla. - Conoces a mi padre, ¿Sabes que nunca obligaría a Fluke a hacer algo que no quiera verdad? – le siguió sonriendo.
Su madre asintió, con los ojos pañosos.
-Y también conoces a Fluke, y sabes que él nunca haría nada que no quisiera – la trato de confortar.
-Así es- afirmo ella- tu padre nos ama tanto que jamás nos haría daño – reconoció- y mi pequeño Fluke, a pesar de su apariencia delicada, es un joven muy fuerte.
Su hijo inesperadamente abrió sus brazos para darle ese abrazo que sabía que su madre necesitaba en ese momento. Ella fue hacia el rubio, y se dejó abrazar, suspiro aliviada, todo saldría bien, se dijo mentalmente, mientras le devolvía el abrazo al rubio.
Estuvieron un rato así, Prem solo se sentó dándoles el espacio que necesitaban.
-¿Estas lista? – le pregunto su hijo.
Ella asintió.
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FIRE AND WATER (COMPLETA)
FanfictionLa vida a veces juega con nuestras vidas, ¿Qué pasara cuando el Príncipe Fluke que maneja el aguay el futuro Rey Ohm del fuego se crucen? Es un matrimonio arreglado, algo que todos conocen como destino, Alfa y Omega, un amor que rompe fronteras, per...