CAPITULO 41 REUNION

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Después de un baño, Alfa y Omega se dirigieron hacia la oficina del mayor, donde probablemente los esperaba Kao.
-Vaya, hasta que llegan – les dijo levantándose de un sillón.
Fluke se puso colorado, y su esposo solo se encogió de hombros.
-Dijiste que no teníamos prisa – le contestó Ohm tomando lugar en su escritorio, atrayendo al pequeño a su regazo. – bien, ¿Alguien más sabes de esta carta? – le pregunto invitándolo a que se sentara de nuevo.
-Nuestra madre obviamente – dijo Kao mirándolos – mi Omega, y los soldados de más alto rango.
-¿Llegaron a alguna conclusión de porque el Rey de los Terreros quiere una reunión?
-Tenemos muchas teorías – se encogió de hombros – pero lo único seguro es que no lo sabremos, si no aceptamos su requerimiento.
-Podría ser una trampa – le dijo Ohm.
-Fue lo primero que pensamos, pero realmente no creo que sean tan tontos. Además, si no los hemos aniquilado, es porque tú has sido muy indulgente con sus niñerías.
-He tratado de que la guerra no estalle, y que haya las menos muertes que se pueda.
-Lo sé, y te entiendo Ohm. – le dijo – pero no se puede aplazar por siempre, mientras ellos no se rindan, esto va a terminar mal, y no precisamente para nosotros.
-Concerta una reunión con el Rey Terrero, y veremos que quiere. No los quiero aquí, pero si en nuestro territorio. – le ordeno a su hermano. Este se levantó y con un movimiento de cabeza salió de ahí.
-O…Ohm, ¿Y si es una trampa? – pregunto temeroso el menor.
-No lo es pollito, la situación de los terreros en cuestión de la guerra, es muy precaria, y como dijo Kao, ellos saben que, si siguen con vida, es gracias a que yo he querido. -le acaricio el cabello tratando de calmar el miedo de su Omega.
Fluke recargo su cabeza en el pecho de su Alfa, y suspiro agradecido de tenerlo a su lado.
Al día siguiente recibieron respuesta afirmativa de parte de los terreros. Se reunirían en dos días, en la isla Tortuga, estaba bastante alejada de Dragón Rojo. Esta isla se usaba para reuniones con otras aldeas, era bastante grande, no tanto como la principal, pero ahí tenían un edificio de piedra roja, que estaba equipada con lo necesario. Estaba desierta, a excepción de los soldados que la custodiaban.
Fluke le había pedido acompañarlos, y Ohm se había negado.
-¿Por qué no? – le pregunto el pequeño sorprendido, ya que nunca creyó que se negaría, no le negaba nada.
-No sabemos que quieren – le contesto el mayor viéndolo seriamente.
Estaban en la oficina del Alfa, uno sentado frente a otro.
-Esa no es una razón – le dijo con el ceño fruncido.
-Lo es pollito –le contesto- además no sabemos si es una trampa.
-Pero dijiste que no lo era – le dijo suprimiendo el impulso de levantarse de su asiento.
-No lo sabemos – le dijo teniéndole paciencia – es peligroso, además Earth tampoco ira, por la misma razón – le dijo como si el no viera lo obvio.
-No me importa si Earth va o no – le dijo molestándose, no le gradaba que lo compararan con el rubio – yo quiero ir. – levanto su rostro retador.
-Fluke – le dijo con mirada intensa.
-No me importan que me mires así – empezó el pequeño, esta vez levantándose – eso no funciona conmigo. Te digo que quiero ir con ustedes, y así será. – puso sus pequeñas manos sobre el escritorio, y lo miro sin parpadear.
Esa actitud autoritaria sorprendió al Alfa, desde de su nacimiento solo había una persona que le había hablado así, y ese fue su difunto padre. No pudo evitarlo, de su boca salió una carcajada haciendo su cabeza hacia atrás.
-No es gracioso Ohm – le espeto el pequeño mucho más molesto que antes.
Pero el Alfa se sentía tan jocoso, que no podía parar, al grado de que sus ojos le lloraron de lagrimas. El pequeño estaba que no lo creía, su Alfa se estaba mofando de él, en su cara, y con bastante gusto, si se atrevía decir. No sabía que era más fuerte, su dolor por lo que veía o su enojo. Se movió y se puso detrás de la silla en la que había estado sentado, tomo con sus pequeñas manos el respaldo de esta con fuerza.
-No me estoy burlando – le aclaro el mayor dejando de reír al sentir el enojo y dolor de su Omega, lo miro con ternura – es solo que, cada vez me haces más feliz, cada vez te amo más. – le confeso con una dulce sonrisa.
Esto descoloco al menor, ¿a qué hora la atmosfera había cambiado?. Su esposo termino de llegar hasta el, y tomo suavemente sus manos alejándolas le respaldo que había estado agarrando fuertemente.
-No es que no quiera que nos acompañes amor – le dijo suavemente, acercándolo mas a el, hasta que casi sus cuerpos se tocaron.
Fluke tuvo que levantar su rostro para mirarlo, sin dejar de fruncir el ceño, sabía que si cedía, no los podría acompañar, y el quería apoyar siempre a su marido.
-No trates de engatusarme – le advirtió el pequeño, pero sin separarse del calor que del cuerpo que emanaba de su Alfa, que lo hacía sentir a salvo y amado.
Omh le sonrió mas, apretándolo, para que sintiera su miembro cobrando vida.
-Ni… ni con eso lograras que cambie de parecer – le dijo el pequeño trabándose.
-Yo no estoy intentado nada – contesto con voz ronca, bajando sus grandes manos es ese redondo y firme trasero, haciendo que Fluke contuviera la respiración.
-Estás haciendo trampa – lo acuso el menor sintiendo como masajeaba su trasero y empujaba su duro pene contra su vientre. – No creas que… que esto me hará cam…
El Alfa no lo dejo terminar, ya que con un gruñido bajo y se apodero de su apetecible boca. Terminaron haciendo el amor, con Ohm sentado donde antes lo estaba con el pequeño montándolo gustoso. No se habían ni quitado la ropa, solo se habían bajado los pantalones y ropa interior.
-Fue fantástico- jadeo el pequeño descaradamente contra el hombro de su esposo – pero no he cambiado de parecer.
El pecho del mayor tembló con la risa que brotaba de él.
-No te hice el amor para que cambiaras de opinión – le aseguro acariciando su trasero desnudo, y moviéndose un poco debajo de él. El pequeño jadeo por este último movimiento, ya que seguían unidos. – fue porque tú me vuelves loco de pasión, con esos enormes ojos, esa piel lechosa, tu sonrisa que ilumina todo mi mundo, y por tu tenacidad para obtener lo que quieres.
El corazón de Fluke se derritió de ternura, y se movió incomodo ya que sentía crecer de nuevo el miembro de su esposo en su interior.
-Tú también me vuelves loco de pasión – atino a decir el Omega, ya que no solo estaba duro el pene de su amado, sino también el suyo rozando el trabajado abdomen de su Alfa.
-Lo sé – le dijo muy pagado de sí mismo, rodeando la erección ajena.
Volvieron a tener otra ronda de pasión, pero esta vez el pequeño estaba inclinado sobre el escritorio, mientras Omh lo envestía.
Fluke fue con su Alfa y el resto a la reunión con los Terrarios. Para sorpresa del pequeño, Omh se transmuto a dragón, esto lo dejo con la boca abierta, era el dragón más hermoso que podría haber visto, y sus bellos ojos se llenaron de lágrimas ante tan perfecta vista.
Su esposo le había explicado que no irían en barco, sino que volarían hasta la isla, el Omega se había quedado tieso ante esa información.
-Pero yo no vuelo Ohm – le había dicho bajito el menor bajando su rostro sonrojado.
-Ven aquí precioso – le extendió los brazos.
Y el pequeño obedeció, yendo hacia la cama donde estaba sentado su esposo con una toalla envolviendo su cintura. Se acaban de bañar después de la cena, así que ambos estaban casi desnudos.
-Tu no vuelas – empezó a decir sentándolo en su regazo. - pero yo si – el pequeño levanto sus enormes ojos con mirada expectante – y tu – lo apretó de la cintura – iras sobre mí. – le dijo sonriéndole.
-¿Co… cómo?- pregunto sin entender mirándolo con curiosidad.
-Montaras en mi – empezó a explicarle- me cabalgaras como a un caballo, pero con alas, y mucho más grande – sonrió de lado.
-¿Se puede hacer eso? – preguntó con los ojos bien abiertos.
-Así es pollito- le acaricio el cabello todavía húmedo.
-Pero puedo caer – le dijo, como si eso se le hubiera pasado por alto a su esposo.
-No lo permitiré – le acaricio la pequeña cintura.
Y ahí estaba el pequeño príncipe admirando la belleza de dragón que era su Alfa. Llego un soldado a su lado con una enorme escalera, la cual después de hacer una reverencia al dragón, se dispuso a recargar esta sobre él. Cuando la sintió segura, se dirigió hacia Fluke, que lo miraba atentamente.
-Su alteza – le dijo señalando con una mano la escalera. El pequeño asintió indeciso, y al llegar a donde le pedía el soldado empezó a subir con las piernas temblándole. Siempre había envidiado a las aves, él siempre quiso saber que se sentiría volar, sentir la libertad que solo te permite planear los cielos. Se imaginaba viendo Agua Mágica desde las alturas.
Cuando llego a la cima de su esposo, se quedó muy quieto, viendo como algunas de las escamas del mismo se desprendían formando un asiento. ¿Cómo había logrado hacer eso?, miraba atónito el Omega. Dubitativamente apoyo su pequeño pie sobre su lomo de su esposo, temiendo lastimarlo, con el más cuidado posible fue y se acomodó lentamente en la silla escamosa.
Cuando su Alfa lo sintió acomodado, desplego otras delgadas escamas sobre su vientre bajo, para protegerlo de una caída. El pequeño se sobresaltó por esto, puso con nervios sus pequeñas manos sobre los reposa brazos y los tomo con algo de fuerza. Esto causo cosquillas a su esposo, el cual no pudo evitar moverse un poco.
-Uuuooouuuu – exclamo Fluke al sentir que todo bajo sus pies se movía. Después de eso, no hubo nada que lo sacara de su rígida postura. Cerca de ellos, estaba su cuñado, también transmutado en dragón, y sorpresivamente Earth se veía tan tranquilo sobre su Alfa.
-Tranquilo pollito – dijo su Alfa en su mente – nunca permitiré que te pasara nada malo.
El Omega se volvió a asustar al escuchar a su esposo dentro de él. Pocas veces el mayor había hecho eso con él, y no estaba acostumbrado a esa intromisión. Ohm le había dicho que después se dedicarían a esa parte.
En cuanto el rubio se enteró que Fluke los acompañaría, se había enfrentado a su Alfa y había exigido lo mismo, así que suspirando pesadamente Kao había accedido. Si algo sabia el reino, es que sus dirigentes no lo tenían fácil con sus parejas destinadas, y eso les causaba gracia, pero también se sentían muy conformes de que las personas que los representaban y protegían, fueran tan compasivos.
-Amor, ya vamos a elevarnos – anuncio su Alfa telepaticamente- sentirás una sensación incomoda en el estómago, pero eso todo – lo trato de calmar, ya que sentía los nervios y el miedo de su pequeño. –Lamento que no hayamos tenido tiempo de enseñarte todo lo que necesitas – se disculpó este con voz triste.
Fluke quería abrazarlo, sintió el pesar en su esposo. Lo único que pudo hacer fue acariciar las hermosa escamas color carmesí de los reposabrazos, esperando transmitirle todo lo que su corazón sentía.
Cuando los dragones se elevaron en el aire Fluke no pudo evitar un grito de temor y sorpresa, a pesar de que Ohm le había avisado. Mientras que Earth también grito, pero de júbilo y emoción levantando sus delgados brazos. Después de unos minutos al aire, el pequeño príncipe se atrevió a abrir los ojos, sintiendo el viento golpear su rostro y moviendo agitadamente su cabello.
Quedo ensimismado con la vista que la altura le ofrecía. Su imaginación no le hacía justicia a lo que veía, el océano azul al fondo, salpicado de islas, pero eso no era lo que le había quitado el aire. Sino las alas de su marido, subían y bajaban a su costado, era algo maravilloso.
-¿Lo sientes pollito?- le pregunto Ohm. El solo sintió como si el pudiera verlo. – extiende tus brazos- invito – vuela junto conmigo- y así lo hizo el Omega, cerrando de nuevo sus ojos, imaginando que el también batía sus alas contra el viento.
Después de alrededor de media hora de vuelo, todos los dragones empezaron a bajar, principalmente mi Alfa que iba a la cabeza. Tocaron tierra, y con ayuda de Kao y otros soldados, el pequeño bajo de su Alfa.
Fluke bajo la vista para no ver la desnudez de los demás dragones que regresaban a su forma humana. Cando los demás sintieron esa actitud del castaño, se alejaron de inmediato, no querían incomodarlo, y menos a su futuro Rey.
Ohm tomo un cambio de ropa que le ofrecía uno de sus soldados. Y busco con la mirada a su esposo, este estaba con la cabeza gacha, mirando la arena.
-Fluke – lo llamo con ternura, entendiendo lo que estaba haciendo. Eso le había llegado al alma, él era tan puro, tan perfecto. –Pollito – volvió a llamar. Este volteo al escuchar que su marido lo llamaba.
-Ven aquí –invito, solo con los pantalones puestos, extendió sus brazos. Su pequeño le sonrió y fue hacia ese enrome y cálido cuerpo, abrazándolo con fuerza. Esto sorprendió al mayor, y sonriendo abiertamente también lo abrazo. - ¿Todo bien? – le pregunto apretándolo.
Fluke solo asintió contra su pecho desnudo.
Todos se sorprendieron al ver llegar al Rey de los Terreros, solo con cinco de sus soldados, Ohm dio orden de revisar el barco de los recién llegados, y a otros tantos que volaran para vigilar los alrededores.
Se dirigieron al interior del edificio, y la reunión dio comienzo. El primero en hablar fue el Rey contrario, primeramente, expresando sus disculpas por todo lo que había causado. Explico que solo había seguido los consejos de su mano derecha, un hombre que había llegado hace unos años con ellos, desde la isla de los alquimistas. Conto que el alquimista había sido adoptado por la familia de su difunta esposa, y que por ello no habían dudado en aceptarlo con ellos. Con el pasar de los años se había ganado su confianza y con ella el puesto de su mano derecha. Esta persona era alguien mayor, también por eso le tenían respeto.
-Disculpe mi interrupción – le dijo Ohm sin dejar de tomar la mano de su pequeño Omega, que estaba sentado a su lado. – pero, ¿eso en que me interesa? - le pregunto con mirada dura.
-Su alteza – empezó el otro con respeto – tiene todo que ver, y de nuevo me disculpo por no haberme dado cuenta- el Alfa siguió viéndolo con mirada seria.
-Long – siguió el hombre mayor – así se llama el que fue mi mano derecha hasta hace unos días – le explico el Terrero- se aprovechó de su posición como mi cuñado. Yo no lo conocí, hasta después de la muerte de mi amada esposa- le dijo con pesar – el en su juventud viajo por todo el mundo, incluyendo su isla. –Miro a todos con sonrisa apesadumbrada – y en esta conoció a una joven, que estudiaba para ser sanadora.
No es el nombre, realmente – se disculpó encogiéndose de hombros cansinamente. – y para no hacer esto más largo, solo les digo que su amor no fue correspondido, así que dejo Dragón Rojo para seguir su viaje, pero desgraciadamente se llevó con él, el dolor y rencor de no ser amado por la mujer de la que se había enamorado – tomo aliento pesadamente – Así que aprovechando que su hermana se había casado con un Rey – les dijo como si quisiera reír por su torpeza- a pesar de que ella ya no estaba, llego con nosotros pidiendo asilo. Nuestras islas son vecinas, a pesar de la distancia tan grande – trato de excusarse- y el de alguna forma encontró el pergamino de la isla, que por siglos había estado perdido y lo trajo con ustedes. Y obviamente nos hizo creer que ustedes lo habían tomado. – se guardó un silencio incomodo por parte de todos, al entender la situación, si es que en verdad era cierta.
-Sigue – le ordeno Ohm al hombre mayor.
-Me convenció de declararles la guerra – se rio ante lo ridículo que sonaba esto- me enveneno tanto, que ni yo puedo creer que haya creído en sus absurdas palabras. –guardo silencio otros segundos – sé que usted ha sido benevolente con nuestro pueblo – le dijo mirando a los ojos a Ohm- lo cual se lo agradezco de todo corazón, solo pido que libere a mi hijo – imploro con voz queriéndosele quebrar.
-¿Su hijo? – pregunto dudoso el Alfa.
-Zee se dejó llevar por lo que le dijo su tío – confeso con pesar- hace unos meses mi hijo, junto con unos soldados, vinieron a su isla a tratar de recuperar el pergamino, pero como ya sabemos no lo lograron, y fueron atrapados.
-Su hijo, ¿el príncipe de los terreros, estaba entre los presos de aquella vez? – pregunto incrédulo el futuro Rey de Dragón Rojo, sintiendo como su Omega le apretaba la mano, también sorprendido por lo que acababan de escuchar.
-Concerté esta reunión para suplicar su perdón – dijo el terrero- es mi único hijo, él es un buen hombre, pero desgraciadamente, al igual que yo, se dejó engañar por Long. – y por primera vez el hombre mayor bajo su cabeza derrotado – es todo lo que tengo – susurro debatido.
-¿Cómo se enteró de la traición de su cuñado?- pregunto Ohm sin querer dejarse arrastrar por lo que escuchaba.
-Gracias a los cielos –dijo el Terrero levantando su vista- una de las mucamas del palacio, estaba haciendo limpieza en el cuarto de Long, cuando escucho unas voces. Ella creía que estaba sola en los aposentos, así que se dirigió hacia donde venía el ruido. Y lo que vio – se detuvo no muy seguro de decir lo siguiente.
-Siga –ordeno esta vez Kao, sabiendo que no sería agradable lo que escucharían después.
-Al final de la habitación – siguió el Rey- estaba otra puerta abierta, y con sigilo se acercó. – este se volvió a pausar, se notaba que estaba renuente a seguir hablando, pero tomo un tembloroso suspiro – lo que vio, la dejo helada. Estaba mi cuñado, rasgando con un cuchillo el cuerpo desnudo de una joven – trago saliva- el cuerpo sin vida de Eloisa colgaba de unas cadenas – su voz se quebró- la fiel Eloisa – se quejó el mayor.
-Lamento mucho su dolor- le dijo con sinceridad Ohm- pero necesitamos saber todo.
El Rey asintió lentamente con los ojos acuosos.
-Eloisa era la mejor amiga de Zee, era como mi hija – exclamó dolido- y ese maldito enfermo, la mato, y destrozo su cuerpo, solo por ser una virgen que le servía para sus fines. Gracias a los cielos, la mucama pudo salir sin ser vista, y fue de inmediato a informarme. –Trago saliva y tomo con manos temblorosas el vaso con agua frente a el, para tomar el líquido fresco.- Cuando lo mande llamar y lo encare, al principio no supo como actuar, pero decidió atacarme- mostró una profunda herida en una de sus manos, que estaba cosida pero aún bastante reciente. Ya perdí una hija, por eso le pido que perdone la vida de mi hijo. – miro a Ohm con ojos suplicantes.
-Agradezco su sinceridad – le dijo este sintiendo el corazón pesado- pero debe entender que debemos corroborar todo lo que nos ha dicho- no quería ser insensible, pero tenía que proteger a su pueblo, tenía que proteger a su pollito.
-Eso lo entiendo su Majestad- le contesto el Rey- tiene total libertad de hacer lo que le plazca – le informo con mirada determinada.
Ohm se levantó, y con esto, los demás lo imitaron y lo siguieron.
Todos los asistentes a la reunión estaban con un mal sabor de boca, al haber escuchado la posible verdad de toda esa absurda situación. Una guerra que tenía meses en proceso, solo por una persona enferma y rencorosa.
Regresaron a Dragón Rojo, con muchas cosas en la cabeza. Más, aun así, el futuro Rey llego dando órdenes de abordar a primera hora de la mañana la isla de los terreros. Si todo lo que el Rey había dicho era cierto, esa guerra era un mal chiste.
Fluke no hablo en todo ese tiempo, estaba muy impresionado con todo lo que el Rey de los Terreros les había contado. El no dudaba de la palabra del Rey, y eso lo hacía estar más ensimismado. Dejo que su esposo se hiciera cargo de todo, desde su primer huida, él había luchado por su lugar como futuro Rey, y principalmente Omega de Ohm, pero eso era más fuerte que él.
Se dirigió a sus aposentos, quería limpiarse todo, desde el cuerpo hasta esos sentimientos que jalaban su corazón hacia el fondo. Su aAfa lo había mirado con pesar y lo había besado con una furia que no había contenido.
Bajo el chorro de agua, seguía dándole vueltas a todo lo que había pasado en el día. No estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, su vida había dado un giro de trecientos sesenta grados. Suspiro pesadamente.

FIRE AND WATER (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora