Ohm noto lo callado que estaba su esposo, también podría sentirlo inquieto y triste. Gracias a los cielos que la reunión había sido pacifica, pero, aun así, a Fluke le había impactado. Por lo que sabía Agua Mágica tenia siglos sin enemistarse con nadie, así que su pollito no tenía idea de lo que realmente era una guerra. Suspiro pesadamente y se froto los ojos.
En la mañana había ido su hermano a darle el reporte de su inspección en la isla de los terreros, el Rey no les había mentido, y ahora tenían en sus calabozos a Long. Se le haría el interrogatorio que el protocolo requería, y seria ahorcado en unos días. Volteo a ver hacia la puerta de su derecha, su Omega estaba con su Fenix, desde que había llegado de su recorrido había pedido que le llevaran un tentempié a su oficina, y aunque le sonreía, el Alfa sabía que su pequeño no estaba bien. Se levantó y se dirigió hacia donde estaba Fluke.
-Pollito – lo llamo entrando en la oficina.
-Mmmm – contesto este, sin dejar de acariciar a Griffin.
Ohm se fijo que no había probado bocado, solo se había bebido su leche. Fue lentamente hacia el, y con cuidado lo abrazo detrás por la cintura.
-¿En qué piensas amor? – le acaricio el vientre plano.
-En nada – mintió el pequeño sin dejar de acariciar el ave.
Su esposo hizo una mueca por esa mentira que le decía su pollito.
-Sé que la reunión te afecto- le dijo en tono bajito- y me gustaría que te pudieras desahogar conmigo.
El pequeño príncipe suspiro, y bajando sus delgados hombros, se giró en los brazos de su Alfa.
-Lo siento – susurro abrazando de la cintura a Ohm.
-¿Por qué lo sientes amor? – le dijo.
-Por ser tan débil – confeso el menor restregando su pequeña nariz en la camisa de su esposo.
-No eres débil –le aseguro el mayor.
-Claro que si – cerro sus pequeños puños en la camisa de Ohm. – Realmente nunca supe lo que es una guerra – empezó- me di cuenta que siempre he vivido en una burbuja, que no sé nada de muchas cosas, de la vida real- se encogió de hombros- de lo que conlleva una guerra, fui tan tonto y descuidado – siguió diciendo con voz triste- Incluso lo que conlleva estar casado, mira como hui al primer problema, como un niño tonto. – esto último logro decirlo entre sollozos.
-No digas eso amor – le dijo su Alfa- nadie nacemos sabiendo vivir. Es normal tener ideas incompletas sobre algunos temas, pero eso no nos hace tontos e incompetentes. Es parte de la vida pollito – le explico – nos falta mucho camino por recorrer, a ambos, yo cometo muchos errores, y si tu huiste aquella vez, fue con justa razón, ya que yo también es la primera vez que me he casado- trato de aligerar el ambiente.
Las lágrimas del pequeño se mezclaron con risa.
-Ohm – le dijo riendo y llorando- mi amado y perfecto esposo.
-Así me gusta – le acaricio la cabeza – nadie somos perfectos amor, todos vamos sobre la marcha de la vida, cada vez aprendiendo poco a poco, conforme las circunstancias se van dando. Lo que importa es aprender de nuestros errores, e intentar no volver a cometerlos.- lo apretó mas hacia si.
-Gracias – sonrió mas –gracias por escucharme y tenerme paciencia.
-Yo te digo lo mismo amor – sonrió sin soltarlo- sé que tengo un carácter bastante difícil, y que a veces soy obtuso y anticuado.
-Solo un poco – bromeo el pequeño.
-Siempre tan franco mi pequeño esposo – contesto riendo por lo bajo el Alfa.
-Cuando se te ofrezca – siguió.
-¿Pero sabes cuándo me gusta más tu franqueza?- le pregunto separándolo y girándolo, para verlo a los ojos.
Fluke negó con su cabeza, noto como la expresión de su marido cambiaba.
-Cuando hacemos el amor – le dijo con sonrisa coqueta y voz mas ronca – tus jadeos, tus gemidos, y esos gritos que tratas de evitar.
-Ohm – le dijo el menor sorprendido por sus palabras y sonrojado hasta las orejas.
-Y ese sonrojo que no solo cubre tu rostro, sino todo tu hermoso cuerpo – siguió acariciando su cintura y nalgas – me excita tanto –le confeso apretando su trasero, eso lo volvía loco.
-No enfrente del niño – lo reprendió con voz estrangulada el pequeño, señalando con su cabeza al pequeño Fénix detrás de ellos.
Ohm levanto su rostro, y soltó una carcajada. Lo amaba tanto, que a veces le asustaba, pero era suyo, y de nadie más.
El tiempo paso, habían vuelto a visitar Agua Mágica, pero esta vez, también fue la madre de Ohm, Kao y el esposo de este último. Gracias a que la guerra se había disuelto, se dieron el lujo de quedarse más de una semana, disfrutando de paseos, picnics y lunadas.
A mitad del viaje, Fluke se empezó a sentir indispuesto. Algunos olores le incomodaban y le daban nauseas, y de los antojos ni hablar, era tan extraño, rara vez se enfermaba. Al principio, todos se preocuparon, ya que el menor se caracterizaba por su buena salud, pero al ver que no pasaba a mayores, solo se sonreían pícaramente entre ellos.
Fluke no entendía su diversión ante sus malestares, y eso le molestaba un poco. No lo tomo a mal, ya que sabía que ninguno de ellos se mofaría de él, y menos si estaba enfermo. Así que lo dejo pasar.
Estaban paseando por el centro de la isla, fueron a comprar unos ingredientes para la cena, su único objetivo era pasar el rato, y divertirse en familia. Ohm y Fluke compraron algunos trajes típicos de Agua Mágica, y también comieron algunos dulces de la región.
-Ohm, Fluke – los llamo la madre del pequeño. Estos voltearon a verla.
-Sí, madre – le respondió su hijo, acercándose junto con su esposo que le tenía la mano tomada.
-Necesito que me acompañen. – les informo con una sonrisa.
-¿A dónde? – le pregunto el menor curioso.
A lo que Ohm solo sonrió y asintió con la cabeza.
-Solo, síganme – les sonrió feliz, dándose aire con su abanico.
-Está bien – contesto su hijo, sin entender nada.
La Reyna guiño el ojo a los demás y se dio la vuelta para guiar a la pareja.
Empezaron a caminar tras dela reina, y no solo Ohm y Fluke, sino también los demás, nadie quería perderse eso. Les daba ternura la inocencia del menor. Aunque Earth se sentía feliz por ellos, también sentía estrujado su corazón, pero todo pasaba por algo, con eso trataba de consolarse.
Caminaron por la calle empedrada, hasta que llegaron a cierta cabaña.
-Madre, ¿Qué hacemos aquí? – pregunto Fluke viendo a su alrededor, sorprendiéndose de ver a toso ahí, los habían seguido. Reconoció la pequeña casa, se había besado por primera vez con su Alfa en ese lugar.
-Tenemos una cita – le contesto, con una tierna sonrisa. El menor no entendía porque necesitaban más trajes de gala, pero si su madre los había guiado hacia ahí, era porqué tenía sus razones, a lo mejor una fiesta, pensó ingenuamente sonriendo.
La Reina toco con sus nudillos la puerta, la cual inmediatamente fue abierta.
-Bienvenidos – les dijo la anciana abriendo la puerta, como si los hubiera estando vigilando.
Entraron en la pequeña cabaña, seguidos de su familia. Uno pensaría que nueve recién llegados se verían exagerados en el lugar, pero no era así. La casa por fuera parecía diminuta para todos ellos, pero al entrar, no tenía nada que ver con lo que aparentaba.
-Sus majestades – se inclinó la mujer cuando todos estaban dentro.
-Gracias por recibirnos- le dijo la Reina.
La mujer mayor asintió con una sonrisa cómplice, invitándolos a tomar asiento alrededor de una gran mesa, y eso hicieron todos.
-Su alteza – dijo la anciana dirigiéndose a Fluke.
-¿Si? – pregunto este volteando a verla sintiéndose nervioso.
-Necesito que tome un brebaje – empezó esta, arrastrando una copa hacia el pequeño príncipe - y después de eso – lo miro a los ojos- me deje frotar su vientre con esto – le pidió, señalando un cuenco con una extraña sustancia color turquesa que tenía encima de la mesa.
-Es…está bien- respondió el pequeño príncipe, algo inseguro, mirando al resto de los presentes. Con manos temblorosas tomo la copa, y la llevo lentamente a sus labios. Era amargo, pero dulce, trago omitiendo el asco que la bebida le causaba.
-¿Listo? – pregunto la anciana expectante, viendo el gesto de asco del pequeño príncipe, que apretaba sus ojos, tratando de soportar el mal sabor.
Este solo asintió tragando saliva.
-Permítame – le dijo acercando sus arrugadas manos a la camisa de Fluke, el cual salto un poco en su lugar al sentir la intromisión.
Sintió la sustancia expandirse sobre su vientre, un escalofrío lo recorrió, las manos de la mujer, estaban frías, a pesar del clima cálido de la isla. Escucho susurros provenientes de la anciana, mientras abarcaba su plano vientre, no entendía lo que decía, solo que su vientre se estaba sintiendo más caliente. No era capaz de abrir sus ojos, era una sensación cálida, pero bastante extraña.
La mujer alejo sus manos de su vientre y dejo salir un suspiro.
-¿Y bien? –pregunto el Rey, con nerviosismo.
-Es más de uno- contesto la mujer canosa, sin abrir sus ojos.
-¿Cuántos? – pregunto expectante Ohm.-No se sabe, probablemente dos – les informo la anciana abriendo los ojos tomando un pedazo de tela para limpiarse las manos.
Los gritos de felicidad no se hicieron esperar, lo que hizo que el pequeño abriera sus ojos asustado.
-Mi cuñado es un semental – exclamo feliz Boun.
Todos se levantaron felices abrazándose, excepto Fluke, que no entendía nada. El futuro padre, no se contuvo y abrazo a su Omega.
-Me haces tan feliz – le expreso Ohm al pequeño, este le regreso el abrazo, pero no sabía que es lo que pasaba.
-Mis felicitaciones su Alteza- interrumpió la mayor haciendo una inclinación.
-¿Pe… pero que esta pasando? – pregunto desubicado Fluke, mirándolos a todos.
-Seré abuela – exclamo la madre de Ohm con una sonrisa de oreja a oreja y sus mejillas arreboladas.
El menor sentía las miradas de todos sobre él, esas sonrisas que desbordaban felicidad.
-Mis primeros sobrinos, o sobrinas – le dijo rubio mayor feliz.
-¿Qué?- pregunto Fluke sin creer lo que todo ese alboroto significaba.
Prem fue dando saltitos hacia los futuros padres y los abrazo.
-Te perdono – le dijo a su cuñado – solo porque Boun y yo no nos hemos casado.
Y por fin el pequeño comprendió todo, sus ojos se llenaron de lágrimas, y no trato de impedir el llanto de felicidad.
Prem se alejó, para dejar que Ohm siguiera abrazando a su esposo.
-No llores amor – le dijo el Alfa abrazando a su Omega. Pero este al escuchar la voz de su pareja, lloro con más ganas, regresando el abrazo, apretando con todas sus fuerzas.
-Va… vamos a ser padres – decía con dificultad el castaño.
-Así es, vamos a ser padres – confirmo su esposo con lágrimas en los ojos, apretando el pequeño cuerpo al suyo.
Después de abrazos por todos, y sus respectivas felicitaciones, dejaron que el pequeño Fluke se tranquilizara, para volver al castillo.
Llegando ahí, en la hora de la cena empezaron a planificar un festejo por la buena nueva, esta sería dentro de dos días.
Los futuros padres, se dirigieron en silencio a sus aposentos. El Alfa respeto los pensamientos de su Omega, ya que sabía la ilusión que le hacía a su pollito toda la situación.
El menor se dirigió a la cama, se dejó caer y se quedó serio.
-Amor – le llamo serio su esposo.
Fluke levanto lentamente su rostro, con los ojos de nuevo acuosos.
-Aun no lo puedo creer – le dijo con voz queda el menor, viéndolo a los ojos.
-¿Es que acaso no estas feliz? - pregunto dudoso el mayor.
Fluke sintió caer con libertad sus lágrimas.
-Me siento tan feliz- empezó a decir el pequeño- que no me lo puedo creer – y su llanto le gano, haciendo que su cuerpo empezara a temblar.
-No, mi vida- le dijo su Alfa acercándose – por favor no llores – le pidió Ohm.
-Son lágrimas de felicidad – le explico el menor – creí que esto estaba tan lejano. Desde que te vi por primera vez, quise tener hijos contigo – le confeso – y cuando nos casamos, me sentí tan afortunado- sollozaba abrazando a su esposo- pero después vinieron todos los problemas, y dificultades, he de confesar que eso me hizo desdichado, pero estaba tan feliz por ser tu pareja destinada, tu esposo, suprimí los sentimientos negativos, o al menos lo intenté.
El Alfa apretó el pequeño cuerpo contra el suyo, quería fundirse con él. Su corazón agonizaba, de confirmar todo lo difícil que había sido para su pollito. Pero también otra parte de él se sentía pleno por haber tenido la fortuna de ser la pareja destinada de ese pequeño hombrecito, que era tan fuerte, magnifico y perfecto. Y era suyo, de nadie más, solo suyo.
-Seremos padres de dos, tres, cinco o diez cachorros – le dijo el Alfa acariciándolo.
-¿Diez? – pegunto escandalizado el menor abriendo mucho sus ojos.
-O hasta más- le contesto feliz.
-Sabes que más que nada, quiero que tengamos hijos- lo miro seriamente a los ojos – pero, Ohm, ¿diez? – le dijo con cara asustada – no creo poder con tanto- le confeso apesadumbrado.
-Mi pollito- le respondió riendo- solo fue un decir- tampoco creo poder con diez cachorros- dijo feliz sin dejar de reír por la ingenuidad de su amado esposo.
-Eres malo – lo acuso el menor sin dejar de reir.
ESTÁS LEYENDO
FIRE AND WATER (COMPLETA)
Fiksi PenggemarLa vida a veces juega con nuestras vidas, ¿Qué pasara cuando el Príncipe Fluke que maneja el aguay el futuro Rey Ohm del fuego se crucen? Es un matrimonio arreglado, algo que todos conocen como destino, Alfa y Omega, un amor que rompe fronteras, per...