CAPITULO 20 PLATICA PADRE E HIJO

268 65 2
                                    


El Rey al ver a su pequeño hijo sobarse el estómago, sonrió junto con él y tomo aire para empezar a hablar.
-Fluke – empezó y este lo volteo a ver con sus ojitos hinchados pero risueños para la satisfacción. –Tenemos que hablar – el príncipe inmediatamente se tensó y le cambio el semblante.
-Lo sé – contesto casi inaudiblemente.
-Vamos a mi oficina para que dejemos que los demás vuelva a su trabajo – le sonrió.
Fluke se levantó y empezó a caminar, llegaron a la oficina y su padre hizo que tomara asiento, el hizo lo mismo, quedando frente a él.
-¿Sabes que la boda no se puede cancelar, cierto hijo?  – le pregunto con calma, no quería alterarlo de nuevo.
-Pero padre – le dijo este – debe de haber alguna manera – exclamo desesperado, sabiendo lo que su padre le diría.
-Puede haber muchas hijo – se inclinó hacia enfrente – pero ninguna termina bien, eso tú también lo sabes.
-Pero tengo miedo – le confeso haciendo que sus labios empezaran a temblar.
-Sé que esto es muy difícil para ti, también para nosotros, créelo. Te amamos tanto y no quisiéramos que estuvieras lejos de nosotros, pero ni yo ni nadie puede hacer que el destino cambie.
-Es la primera vez que odio el destino – dijo con los dientes apretados.
-Todos en algún momento lo hicimos y lo volveremos a odiar – le dijo el Rey recargándose en el respaldo.
-¿De verdad? – pregunto incrédulo.
-Claro Fluke, no todo es color de rosa, la vida es difícil y te pone pruebas, pruebas que a veces hacen que quieras morir – esto hizo que el príncipe abriera mucho sus ojos – te voy a contar algo que solo otra persona y yo lo sabemos – suspiro pesadamente.
El pequeño asintió curioso con los ojos bien abiertos.
-Hace muchos años, mucho antes de que ustedes nacieran, e incluso que conociera a tu madre, yo tendría un poco menos que la edad que tienes hoy. Los diferentes Reinos hacían una reunión anual, políticamente hablando claro, pero también se hacían grandes banquetes. Cada año se turnaba un reino diferente donde sería el encuentro político. En este obviamente venían los Reyes y gobernantes de cada uno de los reinos, y también su familia. Entonces el año que toco que todos vinieran aquí, ya te imaginaras el revuelo que había en la isla. Para no hacerte el cuento largo, yo, único hijo del Rey Salvador Natouch Pinin, era bastante curioso, ya que mi padre ni una vez me había llevado a esas reuniones anuales, decía que no era cosa de niños – se encogió de hombros- así que solo iba él y mi madre, y algunos de los de alto rango. Yo veía maravillado a todas aquellas personas, que con vestimenta tan diferente a la nuestra destacaban, hasta que mis ojos se toparon con la joven más hermosa que pudieron ver mis ojos en mi corta vida. Nuestras miradas se cruzaron, fue amor a primera vista.
Eso no se lo esperaba, se sentó hasta la orilla del sillón y vio más atentamente a su progenitor.
-Yo al sentir ese extraño sentimiento, creí que ella era mi pareja destinada, mi corazón me lo decía – sonrió nostálgico- así que con valentía me dirigí hacia ella y me presenté con todo el orgullo Natouch Pinin, ella sonrió tímidamente, esa sonrisa angelical siempre la guardare en un lugar muy especial de mi corazón.
El príncipe suspiro románticamente.
-Era toda una semana de reuniones y fiestas, así que todo ese tiempo que nos los permitía nuestras escapadas, no la pasábamos hablando, nuestros padres nos veían curiosamente – se rio recordando la mirada fruncido de su padre- la semana paso volando, ya sabes que cuando te la pasas bien y feliz el tiempo pasa más rápido según nuestra perspectiva- Fluke asintió. – Solo nos quedaba un día, ya que a la mañana siguiente todos regresarían a su tierra, así que decidí que sería un día inolvidable para los dos. Preparé un paseo en balsa, pedí en la cocina que preparan un almuerzo, bastante cursi la verdad – volvió a reír.
-¿Como puede ser un almuerzo cursi? – le pregunto.
-Solo tienes que poner velas, fruta y panecillos en forma de corazón junto con una nota de amor – le sonrió.
-Wow – exclamo sorprendido – ¿Qué paso daspues? – lo insto a seguir.
-Les había pedido que nos pusieran Champan, pero, por ser menores solo nos pusieron jugo de naranja- le dijo avergonzado – Paseamos por aquí y por allá, paseamos en la balsa, y terminamos sentados debajo de una palmera en la playa privada del castillo. Yo me sentía en un sueño, ella dejaba que le tomara la mano e incluso que le acariciara la mejilla, pero cuando quise darle un beso, me aparto.
-Pero, ¿Por qué?  - frunció el ceño.
-Ella ya tenía pareja destinada – suspiro y bajo su cabeza.
-Pe…pero creí que estabas hablando de mi madre.
-Por eso te dije que solo esa persona y yo sabíamos esto Fluke – le explico- éramos muy jóvenes, yo todavía no había tenido mi celo, así que cuando la conocí, y sentí algo que nunca había sentido por nadie más, yo di por sentado que era porque estábamos destinados.
El príncipe se quedó mudo, analizando todo lo que su padre le había contado.
-¿Como supiste que ya tenía pareja destinada?
-Cuando me acerque a su rostro para rozar nuestros labios – se sonrojo – ella me aparto diciendo que la perdonara pero que no podía hacerlo, y obviamente le pregunte el por qué y me dijo que solo eso lo podía hacer con su destinado. Yo incrédulamente le dije que ese era yo -  volvió a suspirar- ella me miro con tristeza y fue cuando supe que algo andaba mal. Me volvió a pedir perdón, y me dijo que ella hacia un par de años había sabido quien era su Alfa, que usualmente él iba a esas reuniones anuales, pero que se año algo se había presentado y no había podido ir.
Fluke estaba muy intrigado.
-Ya te imaginaras como me puse, primero creí que era una broma y me reí, pero al ver que ella no lo hacía, me quede serio, y me levante rápidamente, la acuse de haber jugado conmigo, de haberme usado, ¿Puedes creer esas palabras de un chiquillo de 17 años de edad? – le pregunto moviendo la cabeza negativamente – me puse bastante intenso y pesado, la verdad le dije de muchas cosas, la hice llorar y no dejaba de pedirme perdón, de decirme que me quería pero que no podíamos estar juntos. Me comporte como un patán – reconoció -  así que en un arranque me levante y salí corriendo de ahí, dejándola sumida en el llanto.
-No te imagino comportándote así – le dijo sorprendido Fluke.
-Ahora no, claro está, pero era joven y tonto, y ese mi primer amor, ¿Puedes culparme?- cuestiono mirándolo intensamente- no trato de justificarme- siguió- porque sé que independientemente de ser un chiquillo inmaduro, no tenía derecho a comportarme como lo hice. – se recargo en el respaldo.
-Entonces, ¿Que paso después de eso? – pregunto cada vez más curioso, es más, hasta se le había olvidado la boda con Ohm, y el por qué estaban hablando de eso.
-Me encerré en mis aposentos para no tener que verla más, y por mucho tiempo la odie, o eso creía yo, estaba muy confundido, me había sentido usado. Fue cuando también odiaba el “Maldito destino”, y por exagerado que parezca desee morir a tener que estar sin ella.
Su hijo abrió muchos los ojos.
-Debías de haberla amado mucho – le dijo comprensivo.
-Con todo el corazón hijo, un amor de juventud – le sonrió con tristeza.
-Pero terminaste casándote con mi madre – le dijo sin afán de recriminar.
-Así es – volteo a verlo sonriendo- y fue lo mejor que la vida me pudo deparar.
-¿De verdad? –no pudo evitar preguntar.
-Claro – le siguió sonriendo – sé que por el hecho de que tu madre no fue mi primer amor, debes de tener dudas, es normal, yo también cuando tu madre me empezó a robar el corazón tenía muchas dudas, y por mucho tiempo me reúse a amarla, que fue muy estúpido de mi parte, si me perdonas la expresión. Cuando por fin acepté que amaba con locura a Samanthba, fue cuando por fin entendí que el destino no se equivocaba.
Ambos se quedaron un tiempo en silencio, el Rey esperando haber hecho llegar el mensaje a su hijo, y Fluke analizando todo lo que había escuchado.
-¿De verdad, piensas así?, me refiero que… - el pequeño no encontraba las palabras que deseaba decir.
-Se lo que intentas decir hijo – le dijo comprensivo el Rey – mira, en esta vida muchas personas entrarán en tu vida y muchas también saldrán, todas te dejan algo, algunas te dejan lecciones, otras te ayudan a crecer, y otras solo van de pasada. Esta chica, vino a mi vida de pasada, me enseño que si ya tienes destinado no tienes por estar con más personas, que debes respetar y honrar a tu pareja, me enseño que si te equivocas debes admitirlo y pedir perdón, pero lo que más me enseño es a amar con toda el alma y ser a tu pareja, sea destinada o no, y yo tuve la fortuna de tener pareja destinada a la cual amo cada día más. Agradezco a los cielos que la hayan puesto en mi vida, ya que no sabría qué hacer si ella no estuviera conmigo. La mujer más perfecta en la faz de la tierra, en todos los aspectos, mi amiga, mi amante, mi esposa, mi mujer, mi conciencia, mi fuerza, mi todo. – termino apasionadamente.
Era la primera vez que su padre se expresaba así de su madre, hasta él se había puesto colorado al escuchar como hablaba de su gran amor, sonrió feliz. El Rey al ver la hermosa sonrisa de su hijo, se dio cuenta que el mensaje y sentimientos que quería hacerle ver, por fin había llegado al bondadoso e inocente corazón de Fluke.
-Entiendes por qué te conté todo esto ¿Verdad? – le pregunto esperanzado.
Su hijo lo miro, y poniéndose más rojo de lo que ya estaba, asintió tímidamente.
-Sabemos que no es fácil – prosiguió su padre – en esta vida nada lo es, pero todo pasa por algo hijo, no puedes darte por vencido sin antes haberlo intentado. Ohm es un buen hombre, él es el Alfa perfecto para mi hermoso hijo – le sonrió – sabes que cualquier cosa estamos a un palmo de un arete – le guiño un ojo.
El príncipe se levantó de su asiento.
-Tengo que hacer algo con esto – dijo su hijo señalando su peinado estropeado y su maquillaje en peor estado.
Boston sonrió abiertamente y también se levantó.
-Eso tiene solución – le dijo feliz – vamos a tus aposentos – se dirigió a la puerta, y Fluke lo siguió sintiéndose extrañamente muy feliz, como si flotara.
Al estar de nuevo peinado y maquillado, salieron del castillo y abordaron el carruaje que no se había movido de la entrada del castillo. Tardarían unos diez minutos, así que para calmar los nervios de su hijo, el Rey no dejo de hablar en todo el camino, logrando su cometido. Llegaron y salieron del carruaje.
-Vamos que ya nos han esperado bastante – le dijo su padre. Su hijo se sintió por primera vez avergonzado de su fatal comportamiento, y se sonrojo.
-Hijo – le puso las manos sobre los hombros – no te preocupes, lo importante es que ya estamos aquí, así que no tienes nada que temer, además eres el príncipe Fluke Natouch Manow de Agua Mágica – le dijo muy orgulloso, eso hizo sonreír al pequeño. –Vamos- lo invito a pasar. El príncipe tomo aire, enderezo su porte, y empezó a caminar hacia una pequeña puerta, en la que se imaginaba que lo esperaba su madre para entregarlo a Ohm, los nervios empezaron e crecer, pero no de mala manera, se sentía entusiasmado, hoy se convertiría en Fluke Natouch de Thitiwat. Entro en la pequeña sala seguido de su padre, y como esperaba ahí estaba la Reina.
-Mi pequeño – exclamo aliviada su madre y fue a abrazarlo. – ¿Cómo te sientes? –le pregunto preocupada.
-Nervioso, pero bien madre – le dijo sonriéndole.
-¿Estás seguro? – lo separo de ella para mirarlo con ojo crítico. Noto de inmediato sus ojos aun rojos y todavía un poco hinchados – mi bebé – lo abrazo de nuevo.
-Todo está bien mamá –le dijo de nuevo sintiendo su preocupación.
-Vamos mujer, que ya estamos aquí y nos están esperando – dijo el Rey abrazándola cariñosamente. – Ya tendrás tiempo de charlar con el mas tarde y de abrazarlo – le sonrió comprensivo viendo su preocupación.
-Está bien – concedió de mala gana ya que quería saber todo lo que había pasado. Extendió su brazo hacia su hijo, y este lo entrelazo con el de ella. –Vamos. – salieron hacia la sala ceremonial.
Ohm parado en el altar, estaba perdiendo la paciencia, al igual que muchos de los presentes,  había pasado más de una hora desde que se suponía que empezaría la ceremonia. Miro hacia todos lados, había sentido a su Omega llorar, había estado a punto de salir a su encuentro, pero algo le había dicho que no hubiera sido optimo, ya que esas lagrimas eran por su persona. Suspiro. Su Alfa había llorado al sentir tanta tristeza y desesperación de su pareja destinada, sabía que no sería fácil esa unión, y más cuando conoció a Fluke, pero nunca creyó que todo eso pasaría, y justo unos minutos antes de la boda. Caminaba de un lado a otro del altar, tratando de controlar a su Alfa, que había llorado tan intensamente como su Omega lo había hecho. No había sabido de donde habida sacado la fortaleza para no dejarse llevar por su lado animal, ya que el haberlo controlado en la cama junto a ese cuerpo cálido, no se comparaba con el haberlo manejado al sentir el sufrimiento de su Omega.
Lo único que lo había mantenido estático, era el hecho de saber que podría empeorar las cosas, en lugar de solucionarlas, y el tener la esperanza de que Fluke se calmara y asistiera a su unión. Después de lo que le pareció una eternidad, por fin su pareja se había relajado y sentido feliz. No sabía que lo había tranquilizado, pero lo que fuera, lo agradecía enormemente a los cielos, ya que después de conocer a su destinado, no se imaginaba la vida sin él.
Sonrió y siguió esperando frente a las miradas escrutadoras y por qué no, otras de lastima donde aseguraban que lo habían dejado plantado el día de su boda. El tiempo pasaba, y nada pasaba, pensó exasperándose de nuevo, hasta que sintió que su Omega se acercaba al lugar, venia nervioso, pero feliz, eso lo hizo sonreír. Miro a su madre, y le hizo un asentimiento de cabeza, logrando tranquilizarla, ya que había estado muy preocupada y nerviosa al igual que su hermano y cuñado.
Se escuchó una puerta abrirse, en el sepulcral silencio del lugar, aparecieron la Reina y su pequeño hijo, vestido de blanco, con una hermosa corona de flores, acompañado de la más hermosa sonrisa que Ohm hubiera visto en su vida. Ese era su Omega, su pareja destinada, por siempre, pensó hinchando el pecho de orgullo y satisfacción, al ver a ese ser tan perfecto caminar hacia él.
La música nupcial del reino Agua Mágica empezó a sonar por todo el recinto, acompañando a los recién llegados a través del pasillo central.
Madre e hijo tomados del brazo, y el Rey con un porte orgulloso detrás de ellos. Ohm miro al pequeño que poco a poco se acercaba hacia él, noto sus ojos muy brillosos, pero también irritados por las lágrimas, su corazón se estrujo, la tristeza ya no estaba en esos preciosos ojos color almendra, pero el llanto había dejado su huella en ese hermoso rostro que le sonreía nervioso. Ohm le regreso la sonrisa, y cuando estuvo suficientemente cerca extendió su mano para tomar la de su Omega.
Los presentes suspiraban y cuchicheaban, lo hermoso que se veía el Príncipe, y la pareja tan perfecta que hacían. El Alfa tomo delicadamente la mano que su Omega le extendía, se giraron hacia la anciana Del que los convertiría en esposos.

FIRE AND WATER (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora