CAPITULO 15 CAMBIO DE PLANES

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No se supo quién de los dos fue el que más se sorprendió por ese gesto. Fluke se separó de inmediato al darse cuenta de lo que estaba haciendo, y haciendo una inclinación de cabeza se metió en su recamara.
-¿Pero qué? – susurro el pequeño tocándose los labios, y cerrando sus ojos con mortificación. Se permitió hacer una mini rabieta mientras simulaba que corría rápido, pero sin moverse del lugar y soltó un pequeño grito de frustración.- ¿Que estás haciendo Fluke Natouch? – se regañó a sí mismo y se cubrió el rostro con sus pequeñas manos.-No te pueden decir vida mía, porque ya quieres castillo- se siguió reprendiendo.
Soltó un bufido y decidió irse a la cama, no tenía ganas de bañarse, y menos seguir pensando en que había besado a Ohm.
Cuando estaba arrebujándose entre la colcha, recordó algo muy importante y se sentó de golpe. ¿Cómo se le había pasado por alto algo tan importante?, volteo para todos lados, sin saber qué hacer. Se levantó de la cama y empezó a hurgar en su guarda ropa, hasta que encontró algo que creyó lo ayudaría.
-Al menos lo intentare – se dijo, mientras regresaba a la cama y empezaba a atar una mascada de seda en uno de los barrotes del respaldo. Trato de apretarlo lo más que pudo, y lo jalaba revisando que la suave seda no se fuera a soltar.
-Aquí viene lo difícil- susurro viendo el pedazo de tela con el ceño fruncido. Se empezó a medio acomodar en el mullido colchón, y se ladeo un poco para poner una de sus muñecas entre la seda y hacer el intento de atarlo con la otra mano. Después de unos minutos y no muy convencido de su labor, suspiro y se acomodó entre las almohadas lo mejor que pudo. La posición no era nada cómoda, pero tenía que evitar que su Omega fuera a la cama de su Alfa. Se removio inquieto, y así estuvo mucho tiempo hasta que el sueño gano.
Ohm escucho claramente como su pequeño Omega, se reprendía y hacia su berrinche al otro lado de la puerta, soltó una pequeña risa por lo bajo, meneando la cabeza de un lado al otro se dirigió hacia sus aposentos.
Cada vez se sentía más encantado por su pareja destinada, sonrió entrando en la recamara. Fluke era alguien muy inocente, pero eso lo hacía verse tan sexy. Se dirigió hacia el baño y se dispuso a tomar una ducha rápida para poder dormir.
Mientras el agua caía sobre su cuerpo, rememoraba los besos que había tenido el pequeño, las pocas veces que lo había tenido entre sus brazos, y los roces “accidentales”, sonrió de lado.
Esa piel blanca y tersa, esa pequeña lengua húmeda y juguetona, esos labios rosados y seductores, los ojos grandes llenos de inocencia infantil, pero a la vez llenos de deseo, por él, solo por él, ya que, aunque nadie le hubiera dicho nada, sabía que Fluke nunca había hecho las cosas que hizo con el, con nadie más, ni siquiera un beso.
-Rayos – exclamo a ver que su “amigo” se había despertado, no podía creer lo que sus ojos veían. Miro incrédulo su miembro erguido. ¿Que acaso era un adolescente?, se preguntó. Se quedó bajo el agua más tiempo del necesario para ver su sí querido “amigo” se dormía, pero después de veinte minutos desistió y gruño al darse cuenta que la única solución, estaba en sus manos, literalmente, en sus manos. 
No podía creer lo que iba a hacer, ya no era un chiquillo, y ahí estaba, a sus 28 años, con una erección enorme y dolorosa.
Bajo su mano derecha titubeante y por qué no admitirlo, también estaba avergonzado de esa reacción, solo por unos besos y abrazos. Tomo su miembro, el cual lo sintió duro y caliente y empezó los movimientos que ya conocía. Su maldito Alfa era un calenturiento, se dijo mientras seguía con lo suyo. Recargo la mano libre en la pared e inclino la cabeza, cerrando los ojos y tratando de controlar su respiración.
Pero como no iba a ser calenturienta su parte animal, si su Omega era la cosa más preciosa y erótica que sus ojos hubieran visto. Esa dulce voz, la sonrisa tierna, esa mirada de sorpresa, ante todo, pensó aumentando el ritmo de su mano derecha, como fruncía el ceño, y o por dios, como se sonrojaba con cualquier cosa, sumando esa bella inocencia, estaba también el deseo que veía en esos ojos cuando su Omega lo miraba, esos besos que al ser tiernos eran tan candentes.
Su respiración se tornó más trabajosa, y en su mente se repetían todos los gestos de Fluke, su risa, su voz, su mirada, su tacto en esa tersa piel.
De su garganta salió un gruñido, mientras se corría y manchaba la pared con el néctar de su deseo. Siguió respirando con dificultad por unos minutos. Cuando se sintió más tranquilo se enjuago y limpio la pared con el agua de la ducha.
Tomo una toalla y empezó a secarse aun sin creer lo que había hecho en el hogar de sus suegros. Suspiro y salió hacia la recamara. Estaba secándose el cabello cuando algo lo dejo quieto.
Había olvidado ponerle seguro a la puerta. Demonios, se recrimino, fue lentamente a la cama, sin dejar de secarse el cabello con movimientos suaves, ya estando frente a ella, se quedó quieto viendo como su Omega estaba arrebujado entre la colcha, abrazando la almohada del lado vacío de la cama, olfateando su esencia.
Sonrió con ternura, al ver ese pequeño y pálido cuerpo descansado plácidamente mientras se abrazaba al que él creía que era su Alfa.
Sin querer, había roto la palabra con su cuñado.
INICIO DE FLASH BACK
Ohm se quedó sentado unos minutos más mientras repasaba todo lo que había hablado con Boun, mientras Fluke se mantenía con la cabeza baja por la vergüenza.
Los toques en la puerta de sus aposentos lo sacaron de sus pensamientos, se levantó y fue a abrir. Mentiría si decía que no se sorprendió al ver a su cuñado en el pasillo.
-Adelante Boun. – Lo invito a pasar a su recamara por segunda vez en el día.
-Perdón que venga a incomodarte de nuevo- se disculpó.
-No me incomodas – respondió y lo invito a sentarse, donde unos minutos antes lo había hecho.
Ambos Alfas se acomodaron en los sillones.
-Regrese porque me falto mucho por decir.
-Claro – concedió el mayor.
-Sé que ya aclaraste el por qué Fluke aparece en tu cama- lo miro directo a los ojos.- pero no aclaraste porque tú lo permitiste.
Ohm abrió muchos los ojos, ya que no había pensado en eso, solo que lo vio tan natural que no hizo nada para impedirlo.
-¿Y bien? - insistió el rubio.
-Si he de ser sincero contigo – lo miro serio – ni yo mismo lo sé.
Boun subió una de sus cejas incrédulo.
-Sé qué te parece extraño que un adulto como yo, te esté diciendo esto, pero también sé que a pesar de tener buen control sobre mi Alfa, hay cosas en las que no tengo experiencia.
El rubio siguió viéndolo incrédulo, Ohm se removió incomodo en su asiento, tratando de poder explicar algo que ni el entendía muy bien.
-Entiendo tu sentimiento protector hacia tu pequeño hermano – sonrió – ya que a pesar de que Kao es de mi edad yo me siento igual que tú, al querer protegerlo de lo que lo pueda dañar. Pero también creo que los dos entendemos esa parte de querer estar cerca de tu pareja destinada, sé que lo que hice no fue correcto, pero también sé que no hice nada malo.
-¿Como que no es malo? – le pregunto el menor incrédulo.
-Entiendo que no es correcto frente a la sociedad – le volvió a sonreír tratando de que el rubio entendiera su punto – pero sabes que el Alfa y el Omega destinado, no pueden y no quieren estar separados.
-Pero eso no significa que te tengas que dejar llevar por tu lado animal.
-Lo sé- concedió Ohm.
Boun lo miraba sin parpadear.
-A lo que quiero llegar, es que lo que hicimos es muy natural, y antes de que saltes a mi yugular- se adelantó a ver la mirada furibunda de su cuñado- quiero reiterarte que nunca puse un dedo encima de Fluke, al menos en la manera que tú piensas – suspiro y sonrió triste- lo único que hice fue dejar que durmiera a mi lado mientras me abrazaba – se encogió de hombros – es todo.
El rubio lo veía, sin saber si creerle o no. La mirada del mayor era acongojada y avergonzada. Y sabía que su hermano era demasiado inocente como para haber hecho más que abrazar a su Alfa.
-Se que apenas estamos conociendonos – siguió Ohm – mi familia y tu familia, pero si no confías todavía en mí, entonces te pido que confíes en tu hermano – le sostuvo la mirada.
El rubio suspiro aliviado, mientras el pelinegro esperaba su veredicto.
-Gracias.
Ohm se quedó confundido al escuchar a su cuñado agradecerle.
-¿Por qué? – pregunto antes de que se diera cuenta.
-Por darle su lugar y espacio a Fluke – le sonrió su cuñado- No sé quién lo tiene más difícil, si los Alfas o los Omegas – reconoció- manejar nuestro lado animal es casi imposible, te lo digo yo – dijo sonriendo- y estoy muy agradecido porque mi pequeño hermano tenga de pareja destinada a alguien como tú.- se levantó de su lugar y se dirigió hacia la salida, y fue seguido por el mayor.
-Solo te quiero pedir una cosa más – se volteo el rubio. – No puedo controlar al Omega de Fluke, y el tampoco puede hacerlo- sonrió de lado- asi que te pido un favor.
-Dime – dijo sin saber que le pediría su cuñado.
-Mantén cerrada la puerta con seguro- le volvió a sonreír y salió del lugar.
FIN DEL FLASH BACK
Y ahí estaba el, viendo a su precioso omega cobijado en su cama. Soltó un suspiro y fue por su ropa de dormir. No es que pudiera hacer mucho y la verdad deseaba tanto sentir ese pequeño cuerpo pegado al suyo.
Después de vestirse, se dirigió de nuevo a la cama, y se acomodó en el lado vacío sustituyendo la almohada abrazada por Fluke, con su propio cuerpo. Se arrebujo contra el pequeño Omega disfrutando de su cálido cuerpo, y aspiro el olor a mar e inocencia que expandía de ese pálido cuerpo.
Mientras cerraba los ojos, pensaba que la única solución para no tener otro enfrentamiento con su cuñado era hacer lo que hacía desde que su Omega iba a dormir con el. Despertar en la madrugada y regresarlo a sus aposentos, y hacer como si nada hubiera pasado, suspiro tranquilo y se dejó llevar por esa paz que le causaba esa hermosa persona.
A las tres de la mañana como si se tratara de un robot, Ohm se despertó entre los brazos de su pequeño príncipe. Se levantó lentamente y se dispuso a tomarlo en brazos para regresarlo a sus aposentos.
Entrando en la recamara de Fluke, fue lentamente hacia la cama. Y vio algo que le llamo la atención.
En uno de los barrotes del respaldo estaba amarrada un pedazo de ceda, y el otro extremo estaba sobre una de las almohadas. Sintió que su corazón se oprimía al entender la situación. Miro el cuerpo relajado entre sus brazos, que respiraba con los labios entre abiertos y se sintió culpable.
Nunca imagino que Fluke se sintiera de esa forma, al grado de haberse querido aprisionar a su cama para no ir con él.
Dejo a su pequeño sobre el colchón y lo tapo con la colcha. No sabía cómo reaccionar a lo que acababa de ver, lo que si sabía era que su Omega no le tenía miedo, pero entonces por qué hacer eso, miro de nuevo la ceda.
Vio ese pequeño y hermoso rostro, y se sintió impotente, creía que las cosas iban bien entre ellos, creía que le había dado su espacio para hacerse a la idea de pasar el resto de su vida juntos.
Había hecho un esfuerzo sobrehumano para controlar a su Alfa y no asustar a Fluke. Pero al parecer no había hecho lo suficiente. Suspiro con tristeza, volvió con pasos lentos y sigilosos a ver a su hermoso Omega, se giro por ultima vez, viendo esa piel blanca, sus cejas tupidas y bien formadas, esas hermosa y largas pestañas que descansaban sobre el inicio de los pómulos, su pequeña nariz, y esos rojos, carnosos y maravillosos labios, por donde salía su respiración tranquila.
Regreso sobre sus pasos y se inclinó besando esos sensuales labios, se levantó con la firme determinación de hacer las cosas de mejor manera.

FIRE AND WATER (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora