CAPITULO 38 CONFESIÓN

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Gracias a los supresores que le había administrado el Sanador de la isla, el celo del pequeño no había sido tan intenso, además este les había dicho a ellos al llevarles la bebida, que estaba trabajando en un medicamento anticonceptivo, que los ayudaría en el futuro, a su planeación familiar. Ya se había probado en algunos aldeanos, pero estaban en espera de los resultados finales.
Esto puso muy contentos a la joven pareja, ya que na sabían cuánto duraría la guerra y si esa situación seguía para el siguiente celo de Fluke, podrían hacer uso de ella sin necesidad de que el pequeño se fuera a dormir a otra habitación por miedo a dejarse llevar por la pasión.
Cuando su celo termino, Fluke sentía la necesidad de ir a nadar, pero siempre estaba rodeado de gente, y en las noches estaba siempre con Ohm. Sabía que tenía que decirle a su Alfa su verdadera naturaleza, ya había hablado con su familia sobre ese asunto, y era más que obvio que no podía seguir ocultándole algo tan importante, además no podía exigir sinceridad por parte de su esposo, si él no era sincero con Ohm.
Era poco más de medio día, y los síntomas habían pasado, lo habían llevado a una habitación en el último piso del castillo, se había sentido tan solo y desdichado. No quería volver a pasar por eso. Había extrañado como loco a su esposo, por más que se trataba de dar placer, no era suficiente, imaginaba que era Ohm el que lo acariciaba, el que lo masturbaba, y si, había terminado en orgasmos, pero no era suficiente.
Se bañó, y se vistió para salir de esa infernal habitación.
-Gun – llamo a través de la puerta – me puedes abrir, por favor. – pidió.
Se escuchó el ruido metálico de las llaves y cuando se abrió el candado.
-Alteza – se inclinó el asistente al ver aparecer a Fluke.
-Gracias – le dijo quedo – puedes tomarte el día.
El mayor levanto la mirada y vio la tristeza en los ojos de su futuro Rey, su corazón se hizo pasita.
-Su majestad pidió que en cuanto usted estuviera listo le avisáramos. –le dijo serio.
-Está bien – contesto serio – también dile que voy a salir a caminar, necesito tomar aire fresco.
-Pero su alteza- empezó a decir Gun – no puede salir solo – le dijo algo alarmado.
-No iré lejos, además ¿qué me puede pasar? – le sonrió con tristeza.
-¿Puedo saber a dónde ira? – se aventuró a preguntarle, mientras se estrujaba las manos. En el estado en que se veía su majestad, no creía conveniente dejarlo salir solo.
-La playa – le contesto y se dio la vuelta tomando camino hacia las escaleras.
-Pe… pero alteza – lo trato de detener, pero este simplemente lo ignoro y siguió su camino.
Fluke iba con la vista perdida, esos días en ese cuarto, habían sido una tortura, en todos los aspectos, de tanto pensar, casi se había vuelto loco, y sumándole el deseo incontrolable de aparearse con su Alfa, se sentía devastado.
Los aldeanos que se topaban con el, lo reverenciaban con un saludo, y el cómo robot se los devolvía, pero su sonrisa en ningún momento apareció, y eso extraño a todos los que se encontró. Cuando llego a la playa, se deshizo de su calzado, dejándolos sin importar que pasara con ellos, y se dirigió a un lugar donde no hubiera gente.
La arena bajo sus pies era suave y caliente, no le importaba si se quemaba, quería llegar al mar solitario de personas. No dejaría salir su cola, pero necesitaba sentir el confort del agua salada. Se alejó bastante de todos y de todo. Cuando llego a un lugar donde solo se escuchaba el sonido de las olas golpeando contra sí, se acercó al océano, y dejo que el agua le refrescara los pies. Se sentó abrazando sus rodillas, mientras el agua le salpicaba la ropa.
Tenía que hablar con Ohm, pero no sabía por dónde comenzar, su hermano le dijo que solo fuera sincero y que dejara a su corazón hablar, se escuchaba fácil, pero no era así, ¿Que pasaba si su Alfa se molestaba con él por habérselo ocultado todo ese tiempo?, mientras el si le había exigido respuestas y sinceridad.
Suspiro pesadamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. ¿Qué acaso su matrimonio nunca sería normal?, sentía que habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo. También tenía miedo de la respuesta que le diera Ohm sobre el nudo, sentía que se iba a volver loco. Se pasó las manos por el cabello con enojo. Y la miserable guerra con los Terrarios, quería que todo acabara. No quería volver a pasar su celo lejos de Ohm, no recordaba haberse sentido tan triste como en esos días, encerrado en esas cuatro paredes, se había sentido como un delincuente que tiene que esconderse y alejarse cuando su celo está presente, como si fuera un delito ser Omega y tener su celo.
No pedía mucho, solo quería una vida normal, o lo más normal que se pudiera, tomando en cuenta que eran de la realeza. Las lágrimas para ese entonces corrían libres por su rostro, y sus sollozos no se contenían. Se levantó, y camino empezándose a introducir lentamente en el mar, cuando sus pies no tocaban el fondo nadao con parsimonia, pero conforme se introducía más, aumento la velocidad.
Gun se quedó un rato estático, sin saber qué hacer, si ir tras el pequeño príncipe o avisarle a su majestad sobre lo sucedido. Opto por lo segundo, ya que su avanzado embarazo no le permitirá alcanzar al príncipe, además la playa era un territorio muy grande, sabe los cielos para que rumbo tomo camino su alteza. Cuando reacciono, camino lo más rápido que su vientre se lo permitía, si tenía suerte, su majestad estaría en su oficina, así que primero se dirigiría ahí.
Cuando por fin logro llegar a su destino, tenía la respiración agitada por el esfuerzo y estaba poco sudado. Apoyo sus manos en el su abultado vientre, trato de tranquilizar su respiración antes de tocar la puerta.
-Adelante – dijo la voz de Ohm al otro lado de la puerta.
-Su majestad – reverencio Gun al entrar.
-¿Que sucede? – pregunto levantando su vista de los pergaminos que estaba revisando.
-Perdón por interrumpirlo su Majestad – se disculpó- pero me pidió que le avisara cuando su Alteza estuviera listo.
-Excelente – dijo sonriendo de oreja a oreja. Su pollito, por fin podría verlo, lo había echado de menos como loco. Se levantó presuroso. –Gracias, puedes retirarte – le dijo arrastrando su silla para ir a los aposentos a ver a su amor.
-Su Majestad – se apresuró a decir el asistente.
-¿Si? – le pregunto sin borrar su sonrisa.
-El príncipe Fluke no fue a sus aposentos- le dijo nervioso, a lo que el mayor frunció el ceño.
-¿Entonces donde esta? – pregunto sintiendo que algo no iba bien.
-Cu… cuando su alteza salió del lugar, no se veía bien – se restregó de nuevo sus blancas manos.
-¿Cómo que no se veía bien?, ¿está enfermo?- le pregunto preocupado.
-No sé si este enfermo, no creo la verdad. Lo que sé, es que se veía muy triste, su Majestad. – le decía cada vez más nervioso.
-¿Sabes dónde está? – le preguntó sintiendo que su corazón empezaba a latir más rápido.
-Dijo que iría a la playa. – vio por un instante como el pánico se reflejada en la mirada de su futuro Rey- Tra… trate de disuadirlo de que fuera a los aposentos, pero no me escucho, trate de detenerlo, lo siento su Majestad – le disculpo bajando su cabeza, sintiéndose sumamente culpable.
-¿Qué parte de la playa? – le pregunto apretando los puños a su costado, los cuatro puntos de esa tierra estaba rodeado por mar.
-No, no me dijo – volvió a bajar su mirada avergonzado.
-Busca a mi hermano y dile que reúna algunos soldados.
-Si su Majestad – contesto, y ya cuando vio que se dirigía a la puerta lo volvió a llamar – Su Majestad – y este se detuvo con la mano en la puerta. – No creo que vaya a huir – le dijo con valor y vergüenza- dijo que necesitaba tomar aire.
-Gracias – le dijo y salió del lugar.
Corrió a la salida del castillo. ¿Es que Fluke pensaba dejarlo de nuevo?, no, eso no era posible, las cosas iban muy bien, de maravilla si se atrevía a decirlo. Era cierto que su pollito se había sentido triste por no poder compartir el celo con él, pero no había razón para que quisiera dejarlo.
Esquivaba a las personas que se encontraba en su camino, en este momento le importaba poco el protocolo y buena educación, lo que quería, era encontrar a su esposo.
-Su Majestad – le grito alguien.
Estuvo a punto de hacer caso omiso a ese llamado, pero se detuvo a regañadientes, al fin de cuentas él era el futuro Rey de esas personas. Solo esperaba que no le quitaran mucho tiempo.
-Buenas tardes su Majestad – le dijo un hombre algo mayor que él, haciendo su respectiva reverencia. – Soy Max Nattapol.
Ohm se inclinó, y lo miro en espera de lo que tuviera que decirle.
-Si está buscando a su Alteza el Príncipe Fluke – le empezó a decir – él se fue a la playa de los pescadores.
-Gracias – le dijo con otra reverencia, a lo que solo recibió una sonrisa como respuesta.
-El Príncipe Fluke será una gran Rey a su lado – le siguió sonriendo.
Ohm le dio otra inclinación de cabeza y se dirigió hacia donde el hombre le había dicho. Llegando a la playa, empezó a escanearla, pero no se veía por ningún lado. Empezó a caminar, intercalando su mirada por la playa y el océano. ¿Dónde estás pollito?, se preguntó desesperado.
Cambio de rumbo, por lo que le dijo Gun, Fluke debería de querer estar solo, así que se dirigió hacia su derecha, que era donde casi nadie iba.
Sus pies tropezaron con algo, bajo su mirada y encontró unos zapatos. Se agacho para tomarlos, eran de su pollito. Los apretó en sus manos y volteo a ver hacia todos lados de  nuevo, pero no lo veía. Siguió su camino sin soltar el calzado. Ya casi llegaba al final de esa parte de la isla y no lo encontraba.
¿Se habría ido para otro lado?, se preguntó desesperado por la angustia de que algo le hubiera pasado. No había visto ninguna prenda de ropa, eso significaba que no estaba en el océano ¿o sí?, se cuestionó mirando hacia el mar. ¿Había pasado esas rocas?, se dirigió a una enorme roca que dividía esa playa de la playa este. Comenzó a subir por ella, sin dejar el par de zapatos de su esposo en la arena. Si su pollito estaba descalzo, podría haberse herido con esas piedras filosas.
Entre estas enormes piedras había un delgado laberinto, si el no fuera tan grande podría haber pasado por ahí.
Al terminar de subir, logro ver una pequeña figura en la orilla del mar. Su corazón revoloteo como loco, lo había encontrado, gracias a los cielos. Empezó a bajar lo más rápido que pudo, salto a la arena y empezó a caminar más rápido. Cuando estaba a unos metros de su pequeño esposo, se dio cuenta que sus pequeños hombros temblaban, estaba llorando. Su corazón se partió de dolor por lo que estaba viendo.
Empezó a caminar más lentamente para no asustarlo, iba a llamarlo, pero algo lo detuvo. Llanto y sollozos que salían de esa preciosa boca que tanto adoraba, se llevó su mano al pecho sintiendo un dolor agudo, el Omega de su esposo estaba llorando junto con su pequeño. A él llegaba una tristeza muy grande, la tristeza que en ese momento sentía su amado.
Se quedó dónde estaba, con el corazón en un puño. Quería correr hacia su amor y consolarlo, decirle que todo estaría bien. Sabía que todo estaba siendo difícil para Fluke, pero no sabía a qué grado. Su precioso era un hombre muy fuerte, en todos los sentidos, no se había quejado a pesar de que el entrenamiento era pesado, y no se quejaba de extrañar a su familia, a cambio trataba de hablar con ellos lo más seguido que pudiera, y más importante, no se le había echado en cara la guerra, por la cual por el momento no podían pensar en hijos.
Su corazón callo hasta sus pies al darse cuenta de lo egoísta que había sido. Cuando se trataba de Fluke, al parecer no podía hacer nada bien.
El pequeño que se encontraba a unos diez metros de él, se levantó. Ohm se tensó, ¿qué le diría?, ¿cómo pedirle disculpas por ser tan ciego a sus sentimientos? Lo vio caminar lentamente hacia el océano, introduciéndose lentamente.
Lo iba a seguir, pero sabía que Fluke no trataría de quitarse la vida, era un Tritón por los cielos, se reprendió duramente en su mente. Entre más se alejaba nadando el pequeño cuerpo él se acercaba más a donde su querido esposo había estado sentado, y se dejó caer en la arena. Esperaría a su esposo ahí, ahora sabía que el volvería, solo necesita estar solo. Suspiro apesadumbrado. Era de momento de decirle por que no se anudo con el hasta haber llegado a la isla Dragón Rojo, basta de ser egoísta con el hombre que amaba, tenía que hacer las cosas lo mejor que se pudiera.
El sol se empezó a esconder, Fluke se sentía más tranquilo, el estar en su habitad le había ayudado a aclarar sus ideas y su corazón. Al llegar al castillo hablaría con Ohm, y le confesaría su naturaleza, esperando que pudiera perdonarle el no habérselo dicho antes. Si lo perdonaba, se atrevería a pedirle que fueran a visitar a su familia, los extrañaba demasiado, y hablar con ellos por medio del dije, no era suficiente. También se esforzaría más en sus entrenamientos, al igual que guardaría para si el anhelo de tener hijos con su esposo, como mucho le habían dicho “Todo pasaba por algo”, y si no era el momento de tener descendencia, lo aceptaría estoicamente, ya tendrían el resto de la vida para hacerlo.
Empezó a nadar de regreso a la playa. Cuando ya estaba cerca, logro ver una persona sentada en la orilla, tenía la cabeza entre sus rodillas. No necesitaba verle el rostro para saber que era su Alfa. Sonrió feliz, pero a la vez se sintió nervioso y sus ojos volvieron a cristalizarse. Tenía miedo, pero estaba harto de sentirse así. Nado lentamente, cuando sus pies tocaron la arena, empezó a caminar lentamente, tratando de calmar su respiración.
-O…Ohm- llamo con nervios.
El mayor levanto su cabeza rápidamente al escucha la voz del pequeño.
Fluke contuvo la respiración cuando sus ojos avellana se unieron a esos café oscuro, en ellos pudo ver angustia, esperanza, desesperación y amor, sobre todo amor.
Se dejó ir contra ese enorme cuerpo que seguía sentado en la arena, y lo abrazo con fuerza. Al sentir el cálido y fuerte cuerpo que lo recibía abrazándolo contra sí, no pudo evitarlo, y empezó a llorar.
-Perdón – le dijo el Omega sollozando- perdóname por favor. – su pequeño cuerpo temblaba mientras abrazaba más fuerte a su amado.
Ohm al sentir ese pequeño cuerpo tan pegado al suyo, temblado de agonía y pidiendo perdón, no pudo evitarlo y también lloro y apretó más la pequeña espalda de su esposo.
-No pidas perdón – le pidió el mayor con la voz llena de llanto.
Fluke quería decirle que tenía mucho porque pedir perdón, pero no podía hablar.
En esa playa solitaria estaban dos cuerpos tendidos en la arena, temblando de tristeza y arrepentimiento. Sus cuerpos no se separaron para nada, mientras los aullidos de sus animales internos iban bajando de intensidad.
-Sabes que te amo ¿verdad? – le pregunto al Alfa con voz ronca y entrecortada por el llanto.
Fluke solo atinó a asentir con la cabeza, ya que todavía no podía hablar.
Ohm le acariciaba la espalda suavemente, esperando que los espasmos cesaran. Cuando sintió que su pollito estaba tranquilo lo insto a levantarse. El menor se levantó con torpeza, y se sentó a su lado mirando hacia el océano el cual ya estaba oscuro.
-Tenemos mucho de qué hablar – le dijo tranquilo el mayor.
-Si, lo sé –dijo con voz queda y ronca el pequeño.
-Quiero explicarte por qué no me anude antes contigo – soltó el Alfa.
-No – dijo presuroso el pequeño volteando a verlo y poniéndose frente a él con las piernas dobladas hacia atrás- me gustaría hablar primero. Si me lo permites – le dijo con mirada suplicante.
-Está bien – le regalo una sonrisa su esposo.
Fluke le sonrió nervioso. Era su momento, ser sincero y dejar que su corazón hablara, se dijo tomando aire.
-Tengo algo que confesar – empezó el pequeño – creo que he sido egoísta contigo por pedirte honestidad, y yo no tenerla. – le dijo mirándolo a los ojos, y apretando sus pequeños puños en su pantalón aun húmedo.
Ohm abrió mucho los ojos, no se esperaba eso. ¿Qué quería decirle su pequeño esposo?
-Como ya sabes, los antepasados de mi familia – empezó el pequeño con voz ahogada por el miedo de su reacción – son Acuáticos, ósea Sirenas y Tritones.
-Si – le contesto dudoso el mayor.
-Y también como ya sabes, estos se extinguieron hace siglos – prosiguió el pequeño tomando sus pequeñas manos para restregarlas, y Ohm asintió con la cabeza. – Solo nos quedó el agua control, la cual no lo manejan todos. - el mayor volvió a asentir.
-Pe… pero se dice que ca… cada ciertos años nace un A… Acuático cien por ciento puro. - Sigue más nervioso Fluke.
Ohm sonrió internamente al darse cuenta de a dónde iba esa platica.
-En… entonces, yo te..tengo que de..decirte – decía Fluke temblando de nervios y miedo. No podía evitarlo estaba aterrado.
-Amor – lo interrumpió su Alfa, no quería verlo de esa manera. Podía notar el miedo en la mirada y la voz de su esposo. Le tomo ambas manos, las cuales estaban extrañamente frías. Eso conmovió el corazón del pelinegro.
-¿S…si? – pregunto el castaño, sintiendo la calidez de su marido en ese agarre.
-Lo que quieres decirme es que eres un Tritón – le dijo sonriendo con seguridad, ya que no era una pregunta.
-Pe…pero, ¿co.. como? – le dijo el Omega abriendo mucho sus hermosos ojos.
El mayor atrajo a su esposo más cerca de él, y lo elevo en el aire, dejándolo a horcajadas sobre él. Cuando lo tuvo donde quería, le sonrió abiertamente, esto descoloco más al pequeño.
-¿Eso era lo que querías decirme? – le pregunto acariciando su cintura.
-En parte – contesto el pequeño en un estado de shock, con sus ojos bien abiertos.
-Te vi en playa con Mild – confeso sonriendo y más relajado, sin dejarlo de acariciar.
El pequeño empezó a hacer memoria de a lo que se refería, y cuando cayó en cuenta abrió mucho su hermosa boca, lo que provoco que Ohm riera al ver su gesto tan gracioso.
-Pe… pero no es justo – le dijo Fluke, tratándose de parar, pero el mayor no lo dejo, al contrario, lo apretó más, pero sin hacerle daño. - ¿Sabes el miedo que tenia de decírtelo? – lo acuso haciendo un puchero y golpeando suavemente el pecho de su esposo.
-Lo siento amor – le dijo muy sonriente.
-Y todavía te ríes – le reclamo frunciendo el ceño. – Creí que no me perdonarías y que me abandonarías – le soltó con los ojos acuosos y voz quebrada.
-Lo siento pollito – le dijo arrepentido Ohm, atrayéndolo a su pecho para abrazarlo.
-Eres malo – lo acuso con su dulce boca pegada al cuello de su Alfa.
-Lo siento – volvió a decir su esposo. - No sabía que te sentías de esa manera, si lo hubiera sabido te habría dicho que ya lo sabía – le acaricio la espalda con amor.
El pequeño dejo salir un suspiro contra la sensible pile del mayor, lo que hizo que este se estremeciera.
-Es obvio que quieres saber por qué no me anude antes a ti, sino hasta que llegamos aquí. -  le soltó.
Fluke se tensó de miedo al escuchar esto.
-Tranquilo mi amor – le dijo con voz suave su esposo – no es nada malo, pero necesitas saber la razón.
-¿Por… por qué no lo hiciste en Agua Mágica? – le dijo relajando un poco su pequeño cuerpo.
-En primera – empezó Ohm feliz de sentirlo tan cerca de el- es porque es una regla, o más que una regla, una tradición en nuestra tierra. Que se tiene que consumar con el nudo, el matrimonio en nuestras tierras. Eso garantiza más empatía por parte de los descendientes con los dragones que nos protegen.
-¿Eso quiere decir que – empezó el pequeño aun contra el cuello de su marido – si nos hubiéramos anudado en Agua Mágica nuestros hijos no hubieran sido bien vistos por los dragones y por el pueblo? – le pregunto angustiado solo de imaginarlo.
-No- le dijo sonriendo – puedes quedar en cinta en cualquier lado.
-¿Entonces?- pregunto sin entender, separándose un poco para verlo a los ojos.
-Es solo una tradición amor – le acaricio el cabello – a lo mejor es solo una superstición de nuestra gente – se encogió de hombros avergonzado – pero es lo que me inculcaron – termino de decir un poco tímido.
Fluke noto que le había dado mucha pena reconocer eso. Le dio mucha ternura, le sonrió comprensivo.
-Ohm Thitiwat, ¿sabes que eres un dulce? – sonrió abiertamente y lo beso fugazmente en los labios.
-¿Un dulce? – le pregunto sorprendido, no sabía que había pasado. Creyó que su esposo se molestaría por ser tan anticuado y superfluo.
-De chocolate, eres tan romántico y tierno – lo miro con intensidad antes de atrapar sus labios.
El Alfa recibió el beso gustoso, no entendía nada, pero se alegraba de que las cosas estuvieran dándose de esa manera. Se besaron hambrientos por largo rato, hasta que el mayor se separó de su amado esposo a regañadientes, nunca habían hecho el amor en la playa, pero no era momento para eso.
-Pollito- le dijo con respiración agitada, viendo como su esposo abría lentamente los ojos nublados por el placer, con esa boquita todavía parada, dispuesta para más besos. –Y en segunda – prosiguió en lo que estaban.
-¿Segunda? – pregunto el pequeño confuso, queriendo seguir con los besos deliciosos.
-El nudo – le dijo Ohm conteniendo la risa.
-A si, el nudo – dijo el pequeño viéndolo a los ojos, tratando de concentrarse. Recordando que había dos razones por las cuales no se habían anudado en su noche de bodas.
-La segunda razón está involucrada con la primera. – le dijo sonriendo inseguro.
-¿Cómo? – pregunto más despejado al tratar de entender lo que escuchaba.
-Si anudándonos por primera vez aquí, les garantizaba una mejor empatía a nuestros hijos – decía el mayor sin saber cómo explicarse- pues con el hecho de que yo soy un Dragón – confeso – y tu un Tritón, eso los haría casi invencibles.
-¿Cómo que eres un dragón? – le pregunto confuso Fluke - ¿Te refieres a que perteneces a una isla con dragones? – lo miro con intensidad.
-No cariño – le dijo nervioso – lo que yo te digo, es que soy un dragón.
-¿Qué? – exclamo el menor con los ojos y la boca bien abiertos.

FIRE AND WATER (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora