Ohm, acaba de salir de la bañera, se había apurado para ir a ver a su Omega antes de que bajaran, lo había sentido un buen rato fuera de la puerta de su recamara, parecía que se sentía desconcertado y asustado por algo. No había tenido el valor de salir, algo extrañamente en él.
Se dispuso a vestirse. Faltaba poco para que los llamaran, así que salió de sus aposentos y empezó a caminar por el pasillo. Llego a la puerta, y escucho hablar en voz baja al príncipe Fluke, sonrió, parecía que el mismo se estaba dando ánimos, que tierno, pensó el más grande.
Levanto la mano para llamar a la puerta, cuando esta se abrió y quedo frente a un sorprendido Omega.
-Príncipe Ohm- exclamo el más pequeño, sintiendo a su lado animal revolverse feliz en su interior.
-Puedo pasar- pidió Ohm de manera seria.
El corazón de Fluke subió a su garganta. ¿Por qué quería entrar a sus aposentos?, su mirada lo inquietaba y esa voz, por los cielos, era tan sensual. Tenía que recordar todos los consejos que le habían dado, esto apenas empezaba y no podía fallar sin haber luchado aún.
En circunstancias normales no era bien visto que su pareja destinada entrara en su recamara, ya que apenas y se habían visto un momento, pero no podía negarle la entrada, al fin de cuentas ellos se terminarían casando.
-Claro, adelante- dijo lo más tranquilo que pudo, se hizo a un lado de la puerta y cuando su Alfa cerró la puerta, empezó a sudar, demonios.
Se sentó en la silla que tenía frente a su escritorio, enderezo la espalda, y le hizo un ademan para que lo imitara. Este se sentó en un sillón frente a él y cruzo su pierna, poniéndose cómodo. Y eso irrito a Fluke, ósea, él se moría de nervios y este príncipe de dragones estaba más que tranquilo. Al ver que el Alfa no decía nada, tomo un respiro hondo.
-¿De que quiere hablar príncipe Ohm?
-Sentí tu presencia fuera de mis aposentos y noté que estabas bastante confuso y asustado, así que quería preguntar el motivo. - Dijo sin tapujos.
Esto sorprendió a Fluke, no creyó que él se hubiera dado cuenta, si el mismo no sabía ni lo que hacía, pensó sonrojándose hasta las orejas.
-La verdad ni yo lo sé – decidió también ser directo- tuve una reunión con mi familia y pues me sentí bastante ofuscado- se encogió de hombros para restarle importancia al asunto.
-Obviamente hablaban de mi- dijo Thitiwat mirándolo directamente a los ojos.
¿Acaso este tipo leía la mente?, pensó el pequeño.
Al ver la expresión de su Omega, supo que así había sido. Lo miro detenidamente, seguía rojo por la vergüenza y se veía tan lindo, sonrió internamente mientras su Alfa quería rugir. Ahí sentado de manera recta, con su vestimenta blanca que parecía un ángel y esa mirada de susto. Pobre, si supiera lo que le espera.
-Tu silencio me da la respuesta, también vine a decirte otra cosa.- Eso hizo que el pequeño levantara rápidamente la mirada hacia el mayor.- Sé que tu vida aquí es cómoda, muy cómoda, y no digo que en nuestro reino no tengamos comodidades, pero, la vida es muy diferente a la tuya. Todos trabajamos el cuerpo además de la mente – le empezó a explicar mirándolo de arriba abajo.
-S..se que mi cuerpo no es el mejor – admitió molesto.
Ohm levanto una ceja y lo volvió a recorrer con la mirada.
-Pe… pero eso no significa que no pueda hacer nada al respecto – se defendió con ganas de decirle que ya había empezado a ejercitarse, pero se contuvo, el no tenía por qué saber eso. Ya se sentía bastante humillado, ya que su cuerpo aun no tenía resultados visibles, y lo miro soportando esa mirada que parecía conocer hasta sus más recónditos secretos.
-Lo sé – el mayor se levantó del asiento y se acomodó la ropa- solo quería que supieras a lo que te enfrentaras. - le dio una sonrisa que no llego a sus ojos y salió del lugar.
El príncipe Fluke se quedó sentado, tratando de entender todo lo que había pasado. ¿Acaso eso había sido una amenaza?, ¿Una advertencia de lo que le deparaba?, bajo su mirada y vio que tenía los puños cerrados y los nudillos blancos. Dejo escapar el aire de sus pulmones. Era la primera vez que dudaba de si el destino realmente no se equivocaba.
Todos paseaban por los jardines del palacio mientras Boun les platicaba sobre la historia de este. El sol estaba en lo alto y a veces cegaba la vista de Fluke, pero no dejaba de caminar al lado de su Alfa, ¿Porque lo hacía?, no tenía ni la menor idea, pero así habían resultado las cosas.
Todos iban delante de ellos, y el príncipe Earth, atiburraba a los dueños del lugar con preguntas. Fluke sonrió, él le estaba agradando mucho, ¿Porque el resto no podía ser como el?, tan abierto y relajado, pensó mientras veía de reojo al hombre alto que iba a su lado.
Al día siguiente visitarían el pueblo, no estaba listo, pero no podía hacer nada. Esto apenas iniciaba y ya se sentía exhausto, pero no podía, se tenía que levantar en la madrugada para seguir ejercitándose. Y más ahora que le habían confirmado que era un debilucho, miro con rencor a su Alfa y siguió cenando con más ímpetu. Hacia horas que habían regresado del paseo.
Su cuerpo ya se había acostumbrado a levantarse a las cuatro de la mañana, así que no se distrajo y se puso ropa cómoda para salir a correr, ¿Y por qué no? nadar un rato en el mar, hacía tiempo que no lo hacía, y su Omega se sentía feliz por su decisión.
Al salir del bosque decidió ir directo al océano, al llegar se desvistió, esa hora era la única en la que podía dejar salir su yo verdadero.
Se metió en el agua fría, y cuando se sintió bastante apartado de la orilla, dejo salir su cola de pez, era tan genial, y se dejó ir, nadando. Aunque el fondo del mar era un lugar oscuro y lúgubre para el resto, para el que era mitad Tritón, era algo maravilloso.
Sus ojos podían ver los colores como si fuera de día dentro de las profundidades del mar. Se lamentaba no haber hecho eso antes, pensó mirando los peces que se paseaban a su alrededor.
La verdad es que los nervios de su celo, su Alfa y demás lo habían ofuscado. No sabía si le permitirían hacer eso al lugar donde lo llevarían, así que tenía que aprovechar el momento.El príncipe Ohm, había dormido realmente muy poco, así que a pesar de que era bastante temprano, decidió dar un paseo por los alrededores. Se alejo bastante del castillo, escucho el sonido del mar, así que se dirigió para ver el salir del sol.
Se sentó en la arena, cerca de la orilla, para que las olas le mojaran los pies. Debía admitir que el reino era bastante bello, diferían sus plantas, su gastronomía, muchas cosas en verdad. Pero era agradable y bello. El Rey a pesar de verse rígido, era de un buen corazón, la Reina era muy seria, pero era muy amable.
Los únicos que lo veían como si fuera el enemigo, eran su futuro cuñado Boun y su prometido Prem. Los entendía, él se había sentido igual cuando su mellizo Kao había llegado a la isla con su pareja destinada, el Príncipe Earth, de la tierra del aire, un chico que a pesar de su estatus era bastante extrovertido y curioso. No entendía como dos personas tan opuestas podían estar destinadas. Ciertamente no se inmiscuyo mucho en el asunto, y como era de esperar su futuro cuñado se ganó su cariño y su respeto. Y no solo el de él, sino del resto de la comunidad. Recordaba todos los problemas en los que se había metido este al ser tan diferente del resto, eso lo hizo sonreír.
Escucho a lo lejos unos movimientos en el agua, levanto si vista y se fijo que ya empezaba a salir el sol. Los delfines en esa parte del mundo eran diferentes a los de su tierra, para empezar, eran más pequeños y tenían la piel más clara, color gris, mientras en Doragon Akai eran del tamaño de un tiburón promedio y de color guinda con manchas negras. Su modo de ser era el mismo, solo se diferenciaban del físico. Se apoyó en sus manos poniéndolas un poco más atrás de sus caderas, cuando visualizo algo que lo dejo perplejo.
Es cierto que los delfines estaban haciendo chapoteo, como lo había imaginado, pero no solo estaban ellos bailando y saltando con sus colas, el Príncipe Naotuch, su Omega, esta entre ellos.
Se sumergía y salía a toda velocidad, saltando y haciendo piruetas ayudado por una cola de pez que le abarcaba la mitad de su cuerpo. Las luces que iba desprendiendo el sol permitía ver los hermosos colores de esa cola, la mayor parte era de un color turquesa más impresionante que el océano de ahí, y se veían motas de un color rosa fuerte terminando el arte de la vista.
El Triton ajeno a estar siendo observado, siguió bailando con sus amigos los delfines, se sentía tan feliz y jubiloso.
El mayor salió de su estupor, ya que esa imagen lo había hechizado y se levantó lentamente, pidiendo a los cielos que su Omega no lo notara. Apresuro el paso hasta llegar al jardín trasero del castillo. Respiro profundo sin poder creer aun lo que había visto.
Nadie lo había preparado para eso, nadie le había dicho que su futuro esposo era un Tritón. Sabía que algunos habitantes de la isla tenían la fortuna de ser mitad Tritón, pero solo pocos eran los afortunados. También había leído que el hecho de tener sangre real no te hacia tener la suerte de ser ese ser mítico, no se sabía a ciencia cierta que causaba esa mutación mágica, lo único que los libros decían, era que pocas personas de esa isla eran portadores de esa virtud, y que se deberían de sentir orgullosos de ser elegidos, ya que eran escasos.
Ahora se sentía avergonzado de hacerle sentir débil al príncipe, hacerle creer que tenía que esforzarse para ganar su lugar con su pueblo. Ohm bajo la cabeza y se pasó la mano por la misma, sintiendo tanta mortificación.
Era cierto que el príncipe Fluke era más fuerte de lo que parecía, pero si quería tener un futuro con él, no debía bajar la guardia, admitía que no le sería tan problemático como había pensado, pero sus planes no cambiarían.
Con paso seguro regreso al castillo, tomaría un baño e interrogaría a su madre. Le debía muchas respuestas.
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FIRE AND WATER (COMPLETA)
FanfictionLa vida a veces juega con nuestras vidas, ¿Qué pasara cuando el Príncipe Fluke que maneja el aguay el futuro Rey Ohm del fuego se crucen? Es un matrimonio arreglado, algo que todos conocen como destino, Alfa y Omega, un amor que rompe fronteras, per...