CAPITULO 44 ESPECIAL DE AGRADECIMIENTO

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Las exclamaciones de asombro y felicidad no se hicieron esperar, los padres de los niños habían dado por sentado que Martjha seria Sirena y Ryu Dragón, estuvieron equivocados. Los pequeños estuvieron encantados al descubrir su naturaleza.
La fiesta fue espectacular, y duro hasta el amanecer, también habría una feria en el pueblo que duraría toda la semana, en festejo a los pequeños príncipes.
Los años pasaron volando exactamente, siete años, el Rey Ohm ya tenía cuarenta y un años, su esposo el Rey Fluke tenía treinta y un años, sus hijos mayores Martjha y Ryu tenían once años, ya casi adolescentes, la niña de en medio llamada Sahara tenía seis añitos, y por último, la más pequeña de tan solo tres años llamada Ambrosía.
El príncipe Kao y Earth, habían tenido otros dos niños, a parte de Intouch, eran cuates, sus nombres eran Antica y Don.
Los Reyes Boun y Prem, solo habían tenido una niña después de Team, ella se llamaba Tamarha.
El Rey Fluke no lo sabía, pero su familia estaba tramando algo a sus espaldas. En unos días harían un viaje a una de las Islas de los Terreros. En este lugar había varias cuevas, cubrían kilómetros y kilómetros, las cuales llegaban al mismo punto, se llamaba Paraíso. El nombre se lo habían dado el Rey Zee y el Rey Ohm, ya que juntos habían hecho expediciones, lo cual los había llevado a encontrar este fantástico lugar.
Estos Reyes, antes príncipes, habían estado enemistados por varios años, hoy en día eran muy buenos amigos, y socios. Los niños estaban muy emocionados por el viaje, y más que felices, ya que habían venido sus abuelos, sus tíos y sus primos de Agua Mágica, para acompañarlos al viaje.
El castillo era un caos de risas y gritos provenientes de los niños.
-Cuidado niños – exclamo Fluke esquivando a los pequeños que se perseguían saliendo del castillo, los miro sonriendo, mientras era ignorado por eso diablillos.
-Lo siento su Majestad – se disculpó una de las niñeras que venía tras los pequeños, tratando de contenerlos. Los otros dos jóvenes que la acompañaban, niñeros igual, hicieron su reverencia de disculpa para salir de ahí con rapidez, antes de que los pequeños se metieran en algún aprieto.
El pequeño Rey les sonrió divertido. Su trabajo no era envidiable, conocía a sus hijos y sus sobrinos, y no quería estar en los zapatos de los jóvenes a cargo de estos.
-Majestad, ¿Por qué camina tan rápido? – le pregunto Gun con respiración rápida.
-Ya estas viejo – se burló el Rey al verlo sudar.
-Solo soy mayor por unos años – se quejó este, lo que le causo una carcajada al menor.
Venia llegando de la casa de la familia Suppasit, habían tenido una reunión con los agricultores, el calor afuera era infernal.
-Por favor ve a la cocina y pide una jarra grande con agua fresca de fresa- le pidió sin dejar de sonreír- te espero en la oficina.
-Si su Majestad- reverencio su asistente y tomo camino a la cocina.
El pequeño Rey se dirigió a su oficina, en la cual encontró a unos sorprendidos Ohm, Kao y Earth.
-¿Tan feo me he puesto? – les dijo sonriendo al ver su expresiones, entrando en el lugar.
Los tres se quedaron quietos unos segundos.
El Rey cerro uno de los cajones del escritorio, donde había dejado un pergamino, de manera sospechosa.
-Nada en este mundo te haría ver feo amor – le dijo dirigiéndose hacia él.
-¿Ni aunque tuviera tres ojos y cuatro pies? – le pregunto poniendo sus manos en su pequeña cintura.
-Ni aunque tuvieras, cuatro ojos, cinco pies y seis brazos – le respondió dándole un pequeño beso en los labios.
-Te creo, por eso te perdono la vida – le sonrió abiertamente.
-Tan magnánimo mi Rey, como siempre – le regreso la sonrisa.
-Vayan a sus aposentos – los interrumpió el rubio con burla.
La pareja melosa se separaron sin dejar de sonreír.
-No seas envidioso Earth – lo pico Fluke.
-Nada que ver querido – le dijo muy pagado de sí.
-Los dejo que sigan haciendo sus cosas- les dijo Fluke, y se fue a su oficina.
Entro y fue directo hacia su Fenix, que se estaba espulgando bajo sus alas.
-¿Cómo estas pequeño?- pregunto acariciando la cabeza, que se había levantado al escuchar la voz de su amo. –Tan hermoso como siempre – le dijo.
Se dirigió a su escritorio y empezó a revisar unos pergaminos que tenía pendientes. Unos minutos después entro Gun sosteniendo una bandeja que contenía una enorme jarra llena de agua de fresa muy helada, y dos copas de cristal. Las dejo en una pequeña mesa, y lleno las copas con el líquido rojo.
-Aquí tiene su Majestad – dijo el asistente poniendo una copa a un lado de su Rey, y se fue con la suya, a sentarse frente al menor.
Se dispusieron a trabajar muy concentrados en lo suyo el resto de la tarde. Hasta que fueron interrumpidos por Sahara.
-Papi papi- entro corriendo la pequeña de seis años con sus mejillas rojas, directo al Rey.
-¿Qué paso mi princesa? – la tomo feliz Fluke y la sentó en sus piernas.
-Dice papá que ya va a ser hora de la cena – le informo moviendo su cabecita con sus coletas de cabello azul.
-Vamos pues- le dijo su papi besando su coronilla, y dejándola en el piso.
-No me esperes – le ordeno el Rey a Gun – ve a cenar con tus hijos.
-Gracias Majestad – reverencio el asistente, y salió de la oficina.
Fluke tomo a su pequeña de la mano, y se fueron al encuentro de Ohm.
La cena fue tan ruidosa como las anteriores, la visita estaba con ellos desde hace una semana, y el ambiente era demasiado festivo y de excitación por el viaje. Los adultos veían al pequeño Rey con sonrisas contenidas y entre ellos con secretismo.
Por fin llego el esperado día, los niños estaban que no cabían en sí, los mayores agradecidos de que por fin el viaje estuviera por llegar a su fin. Amaban estar juntos, pero también era un caos después de tantos días.
Abordaron el barco a medio día, después del almuerzo en el castillo. Las niñeras se esforzaron por poner a dormir a los niños, ya que estaban demasiado excitados, y después de batallar bastante lograron tenerlos dormidos en sus camarotes.
El viaje duro unas horas, serian bienvenidos en el castillo del Rey Zee y su padre. Fueron bien recibidos en la isla principal de los Terreros, donde se les ofreció una grandiosa cena. Al día siguiente viajarían de nuevo a primera hora, por lo que, terminando de comer, todos se despidieron y se dirigieron a dormir, agradeciendo la hospitalidad que les brindaban.
Esta vez el viaje solo duro media hora, el sol brillaba en lo alto, presagiando buen tiempo.
La isla estaba resguardada por varios soldados terrestres, el descubrimiento era demasiado valioso y no dejaban entrar a nadie. Esa era la primera excursión que se hacía a las cuevas, o más bien al centro que unía las cuevas. La familia Thitiwat Natouch se tomaron de la mano como les había dicho uno de los soldados que encabezaría el recorrido, seguido del Rey Zee y su familia.
Ohm encabezaba su cadena de manos, brazos y cuerpos, llevando en el otro brazo en alto pegada a su pecho a Ambrosía, en medio iban Ryu, seguido de Martjha, detrás de ella estaba la niñera y Sahara, y por ultimo Fluke.
Tras ellos los seguían sus padres, y el resto de su familia, y respectivos niñeros.
En cuanto se empezó a oscurecer el camino se fue iluminando el techo de roca, conforme pisaban, delante de ellos dejaban de estar negro, y conforme avanzaban, detrás de ellos se apagaban las pequeñas piedras que les habían iluminado.
Los niños, no podían dejar de mirar el techo, era mágico, como este se activaba con sus pasos en la cueva. El camino se volvió empinado y el soldado se detuvo.
-Subiremos en los Topos que habitan en estas cuevas – les dijo sin necesidad de levantar la voz, ya que por la naturaleza del lugar no era necesario- el camino no es seguro de aquí en adelante, pero con la ayuda de estas criaturas lograremos llegar a salvo a nuestro destino.
Los murmullos de curiosidad no se dejaron esperar. Caminaron unos metros más, teniendo precaución de no resbalar con las pequeñas piedras y se encontraron con unas criaturas enormes, con pelaje muy negro. En su lomo llevaban una gran silla de madera, en la cual cabían hasta ocho personas.
Fueron en orden subiendo sobre los topos, familia por familia fue ocupando su lugar.
Los niños con temor, pero sus padres estaban con ellos, así que todo estaría bien.
Las bestias empezaron a moverse, causando gritos de los menores, que se aferraron a sus papás. El viaje encima de los topos duro bastante, tanto que los más pequeños quedaron rendidos, y durmieron plácidamente el resto del camino, más que nada, porque desde que montaron en las criaturas, el techo había dejado de iluminarse, las pisadas de las bestias no tenían el mismo efecto que el de los humanos.
Era algo curioso para los visitantes, pero natural los topos, por vivir siempre bajo tierra eran ciegos, además las almohadillas de sus patas amortiguaban el sonido. Ese era su hogar, les pertenecía. Cuando estaban a unos metros del final de la cueva, las bestias se detuvieron.
-Es hora de bajar – les indicó el Rey Zee.
Todos bajaron con cuidado por la pequeña escalera del lado izquierdo que estaba atada a la silla, por la que habían subido a los Topos. Empezaron a caminar lentamente hacia la luz.
Cuando llegaron al final del camino, todos quedaron con la bocas y ojos bien abiertos, incluyendo a los pequeños que hacía unos segundos habían estado dormidos.
Sus ojos no podían creer lo que veían. Frente a ellos, se extendía una jungla frondosa, los sonidos de pájaros se dejaban escuchar por todos lados. A lo lejos se oía una cascada. El cielo cegaba, como si estuvieran viendo directo al sol. Era bastante impresionante.
-¿Les gusta? – pregunto el Rey Ohm girando para ver a su familia con una sonrisa satisfecha sabiendo la respuesta, ya que el tenía esa misma expresión la primera vez que llegaron a ese lugar.
Todos asintieron ensimismados por el paisaje, todos los colores que conocían estaban en ese lugar.
-Bienvenidos al paraíso – le dijo Ohm.
-El paraíso – susurro Fluke extasiado cargando a su hija menor.
-Vamos- invito su esposo, tendiendo la mano al su pequeño pollito, para después mirar, a su madre, suegros y resto de su familia.
Se introdujeron en la espesura de la selva con ojos brillantes, tocando ese tipo de vegetación con reverencia.
-¿Cómo no me habías dicho de la belleza de este lugar? – le reclamo Fluke a su esposo, mirando a su alrededor sin dejar de caminar.
-Era una sorpresa – contesto acomodando mejor a Ambrosía en su pecho, la cual se movía excitada con todos los colores que la rodeaban.
-Y vaya sorpresa – contesto su Omega sin soltar de la mano de Sahara.
Terminando la espesura, llegaron a una planicie que al fondo tenía una pequeña cascada, de unos cinco metros de altura. En el lugar se encontraban varias sillas con sus respectivas sillas, y muy cerca del rio que corría veloz, estaba un arco lleno de flores que nadie de ellos había visto jamás.
Sobre las mesas estaban varios platillos de bebidas y comidas, que se veían bastante apetecibles. Todos eran platos fríos, que los esperaban para ser comidos.
-Wow- se escuchó decir a Prem que no soltaba a Tamarha, a pesar de que la pequeña se retorcía en sus brazos.
-Agradezco la presencia de todo ustedes – empezó a decir el padre del Rey Zee- este es un hallazgo sin precedencias para los terreros. Ninguno de nosotros creyó que un lugar tan magnifico pudiera existir en esta tierra tan árida. – dijo con orgullo el anciano- Así que agradezco a los cielos, compartir esta hazaña con ustedes, quienes nos brindaron su perdón, a pesar de nuestro error contra su gente.
Zee pudo su mano sobre el hombro su padre con una sonrisa.
-Y no solo eso – siguió el canoso Rey- sino que nos brindó su apoyo y su amistad – volteo a ver a Omh. – Mis palabras no expresan lo que mi corazón siente, así que solo les doy las gracias de nuevo.
Los presentes aplaudieron extasiados, también agradecidos por ser parte de algo tan maravilloso. Los años les había demostrado que los Terreros eran muy nobles de corazón, solo que no habían tenido la oportunidad de tratarse antes.
En cuanto los aplausos cesaron, Ohm se llevó la mano al bolsillo derecho de su chaqueta, Earth al ver ese movimiento se apresuró a tomar a Ambrosía en brazos. El mayor se acercó lentamente con nervios a su esposo, el cual miro extrañado como el rubio se llevaba a su niña.
Dejo caer su rodilla izquierda, y saco con manos temblorosas de su bolsillo una pequeña caja del color de mar.
Todos contuvieron el aliento al ver ese hermoso acto, excepto el típico despistado Rey Fluke, que está ensimismando viendo a su hija que jugaba con los cabellos de Earth. Los presentes al ver que el menor ni idea de lo que pasaba rieron felices. Eso saco a Fluke de su sueño, y los miro con ceño fruncido. Un carraspeo lo hizo mirar hacia abajo.
Su Alfa estaba frente a él, hincado, con rostro avergonzado, algo raro en el. En una de sus temblorosas manos sostenía una pequeña caja.
-¿O…Ohm? – cuestiono sin entender lo que pasaba.
-Pollito – empezó con voz ronca y nerviosa- eres una de las mejores cosas que la vida me ha dado – le sonrió mirándolo a los ojos- y por eso agradezco a los cielos. Sé que nuestro matrimonio fue concertado por el destino- trago saliva- eso impido que tuviéramos libre albedrio. Por ello, después de trece años de matrimonio, te pido que me hagas el maravilloso favor de casarte conmigo.
El Rey menor se había llevado las pequeñas manos hacia su boca, mientras las lágrimas salían de sus bellos ojos.
-Ho, Ohm- se dejó caer en sus rodillas abrazando a su amado esposo- acepto, claro que acepto – exclamo feliz.
Los aplausos y gritos aturdieron a la feliz pareja, pero no les incómodo.
-Rey Ohm Thitiwat – dijo padre del Rey Zee – ¿aceptas al Rey Fluke por esposo, para amarlo y respetarlo el resto de su vida?
-Acepto – contesto.
La pareha estaba de pie frente a un enorme arco lleno de flores de todos los colores.
-Rey Fluke Natouch,- prosiguió el mayor- ¿acepta al Rey Ohm por esposo, para amarlo y respetarlo el resto de su vida?
-Acepto- respondió con voz quebrada.
-Yo los declaro esposo- les dijo sonriendo.
FIN
Primero que nada, quiero agradecerles por leer mi historia. Es la primera que publico en Wattpad. Cuando empecé a escribirla, nunca creí que alguien la fuera a leer, exceptuando mis amistades. Creí imposible tener votos y tantas lecturas, fue una grata sorpresa ver sus votos y lecturas, ¡¡¡¡les estaba gustando!!!!, tuve gritos de perra loca por la felicidad.
Sus apoyo me incentivo a seguir. El momento en que empecé esta escritura, fue un momento muy difícil para mí, ya que estaba pasando por un momento difícil en mi vida. ¿Se imaginan yo sintiéndome menos que nada, y ver su respuestas?.
Les vuelvo agradecer desde el fondo de mi corazón el haberme seguido, es algo que a mis casi cuarenta años, nunca imagine.
Me hicen tan feliz y dichosa, que no puedo expresarlo con palabras. Gracias por esas estrellitas y comentarios que hacen que mi corazón se sienta cálido y satisfecho.
Espero puedan seguir apoyándome en las historias a futuro.
La siguiente historia tengo planeado que sea de vampiros, obvio también de mis bebes OhmFluke. Espero contar con su apoyo y sus bellos comentarios.
Desde Ciudad Cuauhtémoc Chihuahua México, les mando una enorme y cálido abrazo, lleno de agradecimiento y felicidad.
Atentamente: Alicia García, su primeriza escritora.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2022 ⏰

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