.Capitulo 3: Dando lecciones de bien.

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Tras haber salido del pueblo, ya en la noche, Mike se encontraba bajo un árbol con una fogata encendida preparando su cena:

—Creo que ya deben de estar estos pescados —asiste viendo lo cocidos que estaban.

Toma un pescado y le da una pequeña mordida para comprobar su sabor:

—¡Esta bueno!, le doy gracias a mi mama por haberme enseñado a prepararlos desde los 15 años.

Al quedarle tan ricos los pescados empieza a comérselos uno tras otro hasta acabar con todos. Ya siendo muy tarde en la noche, Mike apaga la fogata y entra a su tienda para ir a dormir:

—Mañana tengo que caminar mucho. Así que debo dormir bien para tener fuerzas al despertar.

Sintiéndose emocionado por lo de mañana, Mike se queda profundamente dormido. En el sueño Mike se encontraba en un gran prado que estaba bajo la luz del sol y lo único que sentía era una gran brisa que soplaba todo el alrededor:

—¿Y este lugar?

No se ve nada más que el cielo azulado sin una nube y el pasto verdoso infinito. Se podía comparar con aquel sueño raro que tuvo en la casa donde cuidaba a los niños. Luego Mike nota la presencia de alguien más en su sueño que estaba al frente de él. Ese alguien apareció así no más y le daba la espalda:

—¡Oye, ¿quién eres?!

Al ver que no le responde decide acercarse poco a poco por detrás de lo que fuera que estuviera con él. Cuando da el ultimo pisón, de repente, la hierba que pisaba se marchita:

—¿Qué?

Seguido del cielo azulado que se torna rojo sangre, junto con la brisa que se vuelve totalmente violenta:

—¡¿Pero qué?, todo estaba bien hace unos segundos!

Mike, viendo a la persona, no duda en hablarle:

—¡Oye, ¿qué está pasando?!

Aquella presencia le contesta con dos simples palabras que no le explican nada, le menciona que no venga. Mike despierta de golpe con un enorme susto encima y su corazón latía tan rápidamente como si quisiera salir de su pecho:

—Ese sueño otra vez. Esto me ha comenzado a pasar desde que inicie este viaje. ¿Por qué?

Sale de su tienda de acampar y se acerca al lago donde atrapo a los peces. Ahí mismo se lava la cara:

—¿Estaré tomando la decisión correcta al salir de casa para esto? —se pregunta así mismo de cara a su reflejo en el lago.

Apretando su puño de la mano derecha cobra la conciencia y se dice así mismo:

—¡¿Que estoy diciendo?, tengo que descubrir los secretos de este mundo, más saber que le paso a mi padre!

Con estas palabras se alista y sigue su camino. Mientras va caminando más y más escucha que alguien pide ayuda:

—¿Qué pasa?

Mike va a toda prisa hacia donde proviene el llamado de auxilio. Para cuando llega se da cuenta que le estaban robando a un señor su bastón para caminar. El ladrón poseía una capucha negra con túnica que lo cubría de pie a cabeza:

—¡Oye tú, déjalo y mejor pelea conmigo! —esmera para que se enfrente a alguien se su tamaño

El ladrón deja al señor en paz y este aprovecha para escapar:

—Debes de llevar cosas interesantes en esa mochila tuya —su afirmación daba interés en lo ajeno.

—¿Acaso también planeas robarme?

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