.Capitulo 23: La recolecta de frutas.

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Un nuevo día había nacido en el hermoso cielo. Elmer y Mike empujaban cada uno una carreta pequeña con 4 cubos, lo mismo Jonathan, pero Rey llevaba un cubo en la mano. La señora Merci caminaba al frente para que supieran el camino. Llegan a un gran claro y es ahí donde se iban a dividir:

—Mike y Elmer van air a la izquierda a buscar bananas. Ustedes 2 vendrán conmigo a buscar sandias, y recuerden que nos encontraremos aquí en una hora —detalla Merci.

Asienten con la cabeza diciendo que sí. Cada quien toma su lado correspondido al dividirse:

—Ojalá y no sea complicado tomar esas bananas —redacta Elmer.

—No te preocupes. Si te da miedo las alturas puedo subir.

—No me refiero a eso. Solo indago que en estos lugares habitan animales salvajes, y como vamos en donde hay bananas imagínate que animales crees que haiga.

—A los animales que les gustan las bananas son a los monos, gorilas, simios, chimpancés...

—Exacto, por lo tanto, debemos de estar en guardia ante cualquier aparición de esos animales. No dudes en que nos puedan atacar ya que son extremadamente agresivos.

Capta todas las advertencias que le da Elmer para que esté atento. En el otro grupo ya casi llegaban al área en donde estaban cultivadas las sandias:

—Merci, ¿cada vez que va a buscar frutas para vender en su negocio viene usted aquí sola? —pregunta Jonathan.

—Para nada, ¿cómo una persona de mi edad podría hacer semejante esfuerzo?, cada vez que vengo a este lugar yo le pago a unos cuantos jóvenes de la aldea de las frutas para que me acompañen y me ayuden.

—Si usted tiene en mente pagarnos por esto que hacemos mejor será que no lo haga —advierte Jonathan.

—Sé que ustedes no van a aceptar eso de mi parte.

—Claro que no. hacemos las cosas por amor no porque nos den algo material a cambio —refuta Rey.

Una sonrisa se le forma en la cara a Merci por tan buenos que son. Los 2 chicos ya habían fijado una parte del lugar en donde había muchísimas bananas en muy buen estado:

—¿Por dónde comenzamos? —intriga Mike.

—Eso no importa. Yo me encargare de recoger las bananas y te las daré para que las heches en las carretas

—Que mandón y serio eres.

—Solo hagamos esto fácil, ¡pilar de tierra!

Un pilar hecho de tierra sale del suelo elevándolo hasta la copa en donde hay muchas bananas. Corta los racimos de par en par para luego dejárselos caer a Mike quien los va poniendo en la carreta. Cuando se prepara para tirarle el siguiente racimo se sorprende de lo que falta en la carreta:

—¡Mike, ¿dónde están las bananas que te eh estado pasando?!

—¡¿Cómo que en dónde?, están en la carreta...! —una es que no sabe lo que ocurrió, la otra es que cosa suya no es—. Pero que...

Al voltear para comprobar ve que Elmer tiene razón en lo dicho. Elmer va bajando de su pilar de tierra para interrogarlo:

—De seguro te las estado comiendo.

—¿Cómo me las voy a comer?, desayune bien esta mañana.

—Lo más probable es que te estes vengando por lo de anoche al comerme lo que había en tu plato.

—Por favor, no seas absurdo. Haber dime, ¿en dónde pondría yo las cascaras, eh?

—No sé, tu dímelo.

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