.Capitulo 37: El dolor de una madre.

60 60 0
                                    

Se preguntaba qué era lo que planeaban a esa hora. Murmuraron y murmuraron hasta que se apresuraron al salir. Pensó en seguirlos, al final fue tras ellos 2 ha espiarlos, pero mantuvo una distancia discreta. El noto que el padre y su ayudante seguían los lamentos adoloridos de la voz femenina:

—Esto no está bien padre, eh oído que el espectro de esa mujer se lleva a los hombres para que más nunca sean vistos —advierte Vicencio.

—¿No crees en Dios?

—Pues claro, por eso creo en él.

—Entonces no temas mal alguno ya que el estará contigo. Tus pecados que él te perdono no pueden atrofiar tu vida, puesto que ya han sido perdonados por el grande.

—Es cierto, debo mantener su voluntad hacia Dios bien alto, vamos.

Perdió el miedo y siguió las instrucciones del pastor. De lo que no sean dado cuenta todavía es de que había alguien que los seguía, Jonathan. Los lamentos tomaban más fuerza, el padre deduce que ya deben de estar cerca de ella a lo que corren en busca del lamento. Jonathan se apresura para así no quedar atrás. No tenía ganas de dormir, solo leía un libro que alumbraba con una vela. Se guardo el porqué no quiso que Rey durmiera adentro de la iglesia, ese mismo fue la razón por la cual decidió quedarse con el afuera durante la misa del mediodía. Dentro de poco tuvo la sensación de tomar un vaso con agua, a lo que deja el libro en un lado y sale alumbrando con la vela. En su camino nota como la pueta en donde dormía Mike se hallaba abierta. Esto le trajo un mal presentimiento a lo que entra y se sorprende al no ver a Jonathan con él. Se pone al lado de Mike, lo menea para después despertarlo. Va abriendo los ojos poco a poco:

—Despierta.

—Dios, me despierta Jonathan en la madrugada y ahora tú también. Solo falta Rey para que el ciclo termine —inquiere medio dormido.

—Olvídate de eso, ¿ya te percataste de que Jonathan no está a tu lado?

Gira la vista y ve que tenía razón:

—¿Para eso me despiertas?, el debió ir al baño o algo. Incluso ahora puede de que entre por esa puerta.

—Quisiera creerte, pero no puedo. Mi pensamiento me dice que algo paso.

—Y mi pensamiento me dice que me veo obligado a perder mi sueño esta noche.

—Es bueno que tu pensamiento este igual que el mío, aunque me gustaría ver primero si padre Estelvo se encuentra en su habitación.

—Te acompaño.

Caminaba lo más sigiloso posible detrás de Estelvo y su ayudante que seguían el lamento. Eran más desgarradores a medida que se acercaban, tanto fue así que otra voz nació pidiendo ayuda. Esto apresuro más a los 2 creyente, que al final llegan y la ven seguido de Jonathan:

—No... puede ser, ¿esa... esa es? —Vicencio apenas podía hablar por el miedo.

—Si, la mujer que ha estado manteniendo terror en este pueblo desde que perdió a sus hijos.

—La llorona —susurra Jonathan.

Hay estaba ella. Su cuerpo era translucido brillante, tenía puesto un vestido largo como si fuera de boda junto con un velo. Con su brazo derecho tenía alzado aun hombre canino pelaje café que soltaba lagrimas por su vida:

—¡Suelta a esa alma incorrespondiente, demonio! —reprende el padre.

—Es valiente —admira Jonathan.

Suplicaba por su vida. Pedía que lo dejara ir, pero fue en vano. La llorona comenzó a sacar una especie de aire blanco que salía de la cara del pobre hombre. Al final lo dejo como un cuerpo sin vida totalmente pálido y con las pupilas de los ojos vueltos hacia atrás, lo mato:

Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora