.Capitulo 31: Plan de robo.

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Caminaba muy rápido sin importarle tropezar. Cuando llega, abre la puerta y entra a la gran sala en donde se hallaba el jefe de La Orden Blanca. Al frente de él estaba uno de sus compañeros, Kortel, un chico de 17 años, raza lobo negro con una gran habilidad. Tenía una gran experiencia en usar armas blancas. Se acerca para ver el por qué la solicitaban:

—¿Se le ofrece algo mi señor? —dice Mely con tonalidad delicada.

—Tú y Kortel tienen una misión, irán a asaltar un banco —orden Amon.

—Esta vez no lo heches a perder, todos saben tu fracaso en la aldea del carbón.

Se queda callada y lo mira de manera enojada:

—Fuiste tu quien fallo —insiste Kortel.

—Silencio —ordena sin oposición Amon—. Hay un transporte esperándolos, háganlo bien y tráiganme todo el dinero que puedan.

—¿Qué banco robaremos? —pregunta Mely a su señor.

—El banco de ciudad México.

La tarde era aburrida en la casa de la tía de Ricki. Mike y Ricki jugaban un videojuego de carrera en la televisión de la sala sentados en el mueble, Elmer leía un libro en la sala también y sentado en el sofá, Jonathan veía el videojuego estando acostado en el piso y Rey solo observaba por igual en el piso:

—¡No, volví a perder! —redacta Mike en decepción.

—¡Sí, esta ya es la tercera! —festeja Ricki.

—Cada vez que gritan me pierdo en mi lectura —argumenta Elmer.

—No eres el único, ya van 2 veces en las que me quedo dormido aquí y por ellos me despierto —dice Jonathan.

El teléfono de la casa empieza a sonar. Lo coge Lucy que estaba en la cocina limpiando los platos sucios. Va al pasillo en donde se allá el dispositivo:

—Hola... ¿Mike?, si está aquí... lo llamare ahora.

Deja a la persona que llamo esperando en línea. En la sala, Rey quería jugar también, pero Mike quería su revancha contra Ricki:

—Has perdido no sé cuántas veces, déjame divertirme.

—Eh perdido, pero no dejare de jugar hasta que le gane.

—Ricki, quítaselo —exige Rey.

—Ustedes arréglense.

Lucy interrumpe la discusión:

—Mike, alguien te llama al teléfono, dice ser tu madre.

—¿Mi mama, como se sabe el número de esta casa?

—Yo se lo di, le prometí que le diría cualquier cosa si te veía —expresa Ricki.

—Ya veo.

Se levanta del sofá, camina al pasillo y toma el teléfono poniéndoselo en la oreja derecha:

—Hola mama.

—Hola, hijo, me alegro de oírte, ¿cómo va tu viaje?

—Ya estuve en ciudad Republica y en sus 5 aldeas de producción, pero... no eh tenido información alguna de papa.

—No te desesperes, veras que hallaras alguna pista de él, ¿en dónde te encuentras ahora?

—Estoy con Ricki en la casa de su tía en ciudad México.

—¿Te acompañan tus amigos que vi la última vez?

—Claro.

—Bien, te llamo solo para decirte que te acabo de mandar 10, 000 claros en el banco de ciudad México.

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