.Capitulo 17: A por la medalla.

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El concurso iba progresando a medida que avanzaba el tiempo en la soleada mañana. Todos los participantes se divertían atrapando a los peces para así ganar la medalla. Los tripulantes de un bote a lo lejos se emocionan al saber que tienen ya 7 peces, tanto que hasta gritan siendo escuchados por Mike y Maikel en el otro bote:

—Están haciendo mucho escándalo, creo que se debe a que tienen suficientes peces. Pero nosotros solo tenemos 4 peces y ya van 10 minutos —dice Mike

—No te pongas a prestarle atención al progreso de los demás y concéntrate en lo nuestro, vale.

—¡¿Porque motivo estos peces no aparecen aquí, que te eh hecho océano?, yo tengo el elemento agua, ¿porque no me ayudas?! —la desesperación de Mike ya caía por el borde.

—Deja de gritar como si fueras un loco.

—Es que me estoy estresando en esto... ¿eh?

El anzuelo de Mike comienza a reaccionar de forma brusca dando señal de que a atrapado uno más:

—¡Esta halando, tengo otro!

—No dejes que se vaya.

Mike lucha forzosamente con el pez. El tira y tira a la mala, pero el animal marino se resiste ante tal acción:

—¡No puedo, es demasiado fuerte!

—¿Acaso habrá atrapado un tiburón pequeño? —conclusiona Maikel en su mente.

—¡Ah!

—¡Mike!

Acabando de perder contra el pez en sentido de fuerza, el pobre chico cae al mar. Abre los ojos rápidamente estando sumergido para luego ver lo que no creyó ver en aquel entonces: era un majestuoso pez arcoíris. El gran pez se encontraba cara a cara con Mike en el vacío del mar:

—¿Este no es el pez arcoíris del que hablo Jonathan? —sintetiza Mike en su mente.

Mike mira bien cada uno de los rasgos físicos del pez, era un pez con los colores del arcoíris, sus 2 aletas en la izquierda y derecha, la cola, ojos blancos con pupilas marrones, la aleta dorsal puntiaguda y bigote:

—Tranquilo, no te lastimare —el propio pez arcoíris le acaba de hablar.

—¿Puedes hablar... pero qué?, yo también estoy hablando, pero bajo el agua.

—Me comunico contigo mediante telepatía.

—Increíble, pero ¿qué quieres?

—Quiero pedirte ayuda.

—¿Mi ayuda?, ¿qué puedo hacer?

—Mis crías, me las han robado.

—¿Cómo?

—Unos pescadores. Mies queridos hijos quedaron atrapados en sus redes de pesca. Te lo pido, ayúdame.

—¿En dónde están esos malhechores?

—No muy lejos, te puedo llevar si me sigues.

—Bien, pero antes traeré a mis amigos para que me ayuden.

—Entiendo, te esperare aquí.

—No tardo.

Mike nada hasta la superficie velozmente. Cuando sube nada más oye una discusión entre el conducto del bote y Maikel:

—¡No sea ignorante, el no haría algo así para nada mas ganar! —discute Maikel.

—Amigo, cuando yo tuve 15 años yo me arrojé al mar para buscar a mi pez mascota que lo perdí por descuido. Si él se lanzó al mar y no ha subido es de suponerse que se desesperó y decidió buscar los peces por su cuenta.

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