Valientes.

.Capitulo 38: Desencadenamiento.

Tras haber aceptado la ayuda de Jonathan y el aviso que el mando a sus amigos para que fueran refuerzos, ahora Estelvo tenía que explicarle el plan para darle fin a las tiranías de la llorona:

—La única forma de acabar con la llorona es la siguiente; hay que hacer un círculo de agua bendita en donde la llorona este inmovilizada por completo, luego hay que decir 3 veces "Dios todo poderoso", al final los que estén en el circulo deben de hacerse un corte y dejar caer, aunque sea lo más mínima o poca gota de sangre posible en el círculo de agua bendita. Por último, se abrirá una puerta que se llevará a ese fantasma al otro mundo.

—No es tan complicada —confirma Jonathan su entendimiento.

—Eso es lo que crees, pero...

—Para que la llorona no se mueva del lugar, alguien tiene que sacrificarse. Hay que aprovechar el momento indicado en el que esté llevándose a un alma —explica el padre.

—Ósea que, ¿usted tenía planeado morir hace un momento para que así Vicencio hiciera el resto?

—Así debió de ser, pero fue un fracaso —redacta el padre.

—Debe haber otra forma que no involucre más vidas inocentes.

—Este es el método que hallamos —expresa Estelvo al no existir de otra—. Es el único eficaz y efectivo, tu como hechicero, ¿conoces otro modo?

—No, pero...

—Es la única manera. No perdamos tiempo, entremos —ordena el padre.

No le queda de otra más que obedecer. En su mente latía otro pensamiento. Sabía que iba haber otra forma de solucionar aquella situación. Al estar en la entrada del departamento en donde vivía la llorona, se sintió un escalofrió muy tenso. Estelvo abre la puerta, los 3 caminan atentamente. El ambiente de aquel lugar era sucio, las paredes de la sala y comedor estaban curtidas de suciedad, aún estaban los trates que adornaban el lugar, pero se veían muy acabados por el tiempo:

—¿Porque razón este lugar se ve tan horrible? —dice Jonathan.

—Cuando ocurrieron los asesinatos y empezaron a oírse los lamentos por las noches, la gente comenzó a creer en la llorona. Tanto fue el miedo que abandonaron este lugar ya que pensaron que el espíritu del fantasma se alojaba aquí en las mañanas para descansar —explica Estelvo.

—El miedo sí que lleva a muchas cosas —argumenta Jonathan.

—Eso es verdad, pero a nosotros no nos llevara a ningún lado ahora —inquiere el padre.

El padre toma el primer paso hacia adelante. Antes de que pisara con el pie izquierdo, un ratón pasa corriendo y lo toma por sorpresa asustándolo:

—¡Aaah!

—¿Qué ocurre?, ¿no había dicho que "el miedo no nos llevara a ningún lado"? —burla Jonathan.

—No es eso, ese ratón me tomo por sorpresa.

—Es cierto, y a la vez lo veo asustado y atemorizado.

—Al padre le asustan los ratones —didacta el ayudante.

—Eso que dijo. Soltemos el tema puesto que son mis problemas y no vienen al caso ahora.

Se adentra, Vicencio por igual, Jonathan se apura para que no lo dejen solo. Corrían y corrían a pesar de estar sudados. Mike le gritaba al ave mensajera para que se detuviera, aunque sea por un segundo:

—¿Quieres llamar la atención, loco?

—¿Cómo es posible que no estes exhausto?, estoy a punto de comerme el piso de un desmayo.