Cap. 85

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Narradora Pov

—Dentro de unos días iremos al palacio de tu madre Diana —le dijo Akko a la niña que se encontraba acogida en sus brazos. Amelia asintió y cerró sus ojos—. La pasaremos bien —le aseguró—. Como una familia. —Nuevamente Amelia asintió sin decirle alguna palabra; en su corazón sentía un sentimiento que le daba la sensación de algo que no quería imaginarse, sin embargo de que se sentía segura que pasaría.

—¿Harry volverá mañana? —consultó mientras recibía caricias suaves de su madre.

—Sí. Recorrerá el camino hacia sus tierras por la tarde.

La niña de nuevo asintió y un nuevo sentimiento apareció en su corazón causando que sus mejillas se sonrojaran. Los momentos que había pasado con él le causaban una felicidad que no desconocía al inicio, pero que ahora tenía mucho sentido. A ella le gustaba y muy profundamente en su corazón deseaba convertirse en su pareja en un futuro lejano, sin embargo, estaba segura que no pasaría.

Ella era humana mitad Kaiser, no congeniaba mucho en sangre y eso podía ocasionar que Harry tuviera una reacción negativa en el momento de concebir el conocido lazo que le causaría la muerte. Ella debía ser una Kaiser completa para poder congeniar con él, no obstante, sabía que sus madres no asesinarían a Dylan y ella no obtendría esa parte.

De tan sólo recordar las nulas posibilidades que había le causaba una tristeza que no le gustaba para nada. Amelia podía verse como una niña de diez años, pero por dentro tenía ese aura infantil que deseaba ser consentida y apapachada por su madre humana que había estado con ella la mayoría del tiempo.

Amelia quería a Diana y le gustaba como ésta tuviera siempre una postura firme llena de orgullo. La líder del Oeste era alguien que cualquiera podía tomar como un símbolo de admiración debido a que en ningún momento demostraba alguna debilidad que le diera una imagen inferior.

La niña abrazó a la reina de Benum con más fuerza y se escondió en su pecho soltando una queja que captó la atención completa de Akko.

—¿Qué sucede, mi princesa?

Amelia no respondió y permaneció unos minutos en silencio. Nuevamente estaba esa sensación extraña en su pecho.

—Te quiero, mamá.

Akko sonrió y le depositó un beso pequeño en la cabeza.

—También te quiero, mi pequeña niña. —La abrazó con más fuerza— Mamá te quiere mucho.

.

.

En esa fría noche la reina se había quedado despierta mientras Amelia dormía en sus brazos. En su cabeza recordaba las palabras leídas en una carta que le había llegado el día anterior. Akko estaba al tanto de la situación en las tierras del Oeste y la expansión de terreno que hicieron para nuevos hogares.

Ella lo sabía; sabía que habían encontrado a Dylan y que, posiblemente, se encontrara en uno de los calabozos del palacio.

Cuando el sol empezó a salir, Akko no lo notó hasta que alumbró por completo la habitación. Amelia todavía se hallaba descansando en sus brazos y la reina aprovechó para acariciar su ondulado, suave y sedoso cabello rubio. Ella estaba feliz de tenerla y deseaba tanto en ese momento ver a los ojos a la otra personilla que había salido primero de su vientre.

Era momento de que lo enfrentara y hablara con él de madre e hijo. Akko quería entender el motivo de su comportamiento y lo que había hecho mal para que la odiara a tal grado de querer asesinarla. Ella aún recordaba las palabras que le dijo el pequeño con severa molestia y desagrado, pero la reina no podía culpar al amor que sentía por la líder.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2022 ⏰

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