Capítulo 33

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Alev

Mi cabeza va a explotar y ni hablar de que siento que a mi cuerpo lo arrolló un camión cinco veces.

¿Qué sucedió anoche?.

—Joder...— abro los ojos en cuestión de segundos cuando siento una mano en mi cintura. Volteo mi cuerpo lentamente y me encuentro con Massimo que duerme plácidamente, se ve tan tranquilo... un momento... Salto de la cama asustada logrando que él caiga de espaldas despertándose en segundos.

—¿Qué mierda?— se levanta confundido y yo no puedo formular ninguna palabra ya que estoy peor de confundida que él — ¿Qué te pasa?.

Cómo es que esta aquí

—¿Tu que haces aquí?.

—Recuerdo que me llamaste anoche, ebria hasta más no poder— empieza a hablar y siento como el calor sube por mis mejillas— eh... creo que bebimos hablamos y no recuerdo muy bien lo demás.

—Espera un momento... tu y yo...— miro con pánico señalandonos.

—Creo que no. O por lo menos yo estoy completamente vestido.

—¡Pero yo no! Que no ves que solo tengo puesto una simple camiseta— espeto obvia.

—Relájate, además recuerdo que dijiste que lo volverías a hacer—habla descaradamente— entonces no veo de que te preocupas.

—Estaba ebria no sabia lo que decía— me defiendo cruzándome de brazos. Rodea la cama para llegar a mi, quedamos a pocos centímetros el uno del otro.

—Dicen que bajo el efecto del alcohol siempre decimos la verdad— su respiración se funde con la mía.

—Pues yo no así que no te hagas ilusiones— lo empujo y cae en la cama sonriente, se sienta y yo me quito la camisa quedando solamente en ropa interior frente a él, su atención se pierde en mi cuerpo— cuando salga espero no verte aquí— advierto dándome la vuelta para entrar al baño.

Entro a la ducha y dejo que el agua tibia relaje mi cuerpo. Espero que no haya pasado nada entre el Italiano y yo, como se me ocurrió llamarlo y peor aún por qué a él. Lo de Tormenta me afecto por ello bebí ya que su muerte trajo muchos recuerdos del pasado, pero creo que bebí demasiado para no estar consciente de lo que paso anoche ni de lo que le pude haber dicho a él.

Lavo mi cabello viendo como el jabón baja por todo mi cuerpo y es en ese instante que siento como mi espalda choca con algo o mejor dicho con alguien.

—¿Qué no fui clara?— pregunto sin obtener respuesta solo siento el tacto de sus dedos que van subiendo por mis piernas hasta detenerse en mi vientre bajo.

—Fuiste bastante clara, pero no en el hecho de haberme dicho que me fuera— habla cerca de mi oído, paso saliva cuando siento su respiración en mi cuello mientras deja un beso en el recorrido.

—Entonces debiste entender mal mis palabras...

—Tu cuerpo me dice otra cosa— me da vuelta y debo levantar levemente la cabeza para mirarlo.

—¿Y qué te dice?— pregunto viendo como el agua nos moja a ambos. Toma mi mentón entre sus dedos besándome, empieza lento pero cada segundo se va transformando en un beso cargado de posesividad.

—Tanto odio y tanto deseo al mismo tiempo...— toma mi labio inferior entre sus dientes tirando suavemente de él.

—¿Y quién dice que te deseo?— cierro la ducha pasando por su lado para salir, pero como era de esperarse me detiene dejando mi espalda pegada a los azulejos dejándome aprisionada entre su cuerpo.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora