Capítulo 26

362 34 32
                                    

Alev

¿Dónde estoy? No lo se, me he hecho esa pregunta por tanto tiempo que a la vez no me interesa, total, siempre me cambian de lugar haciendo algunos viajes largos. Lo único que se es que cuando salga de aquí porque como sea saldré, vendré como un verdugo por cada uno de las personas que me hicieron esto. No tendré piedad, si ellos no la tuvieron conmigo por qué yo he de tenerla.

Me tienen en una especie de cuarto oscuro con las manos atadas con una cuerda, un estruendo se oye a lo lejos y vienen dos hombres por mi con brusquedad. Trato de resistirme pero son más fuertes que yo sacandome del cuarto hacia un pasillo, en un momento uno se descuida y logro encajar una patada en su rostro haciéndolo caer.

—¡Estúpida!— el otro me lanza a un costado pero antes de eso tomo la navaja que colgaba de su pantalón y se la encajo en el estómago. Corto la cuerda desatandome y rápidamente me levanto del suelo y empiezo a correr a cualquier dirección.

—Fang den Einsiedler!— gritan a lo lejos pero yo no paro subo rápidamente por las escaleras buscando un lugar en el cual esconderme "¡Atrapen a la reclusa!". Veo un cuarto en el final del pasillo, verifico que no haya nadie y entro, todo está en un completo desorden pero no me fijo en ello me acerco al balcón que hay y veo que se están enfrentando, reconozco sus uniformes y una pizca de esperanza crece en mi.

—Burada!  Buradayım!— grito llamando la atención de algunos y empiezan más contundente el tiroteo "¡Aquí¡ ¡aquí estoy!".

—Aquí estas— hablan a mis espaldas logrando que tense todo mi cuerpo. Ya había escuchado esa voz antes pero nunca supe de quien era, doy media vuelta para ver a quien tengo enfrente de mi.
Es un hombre alto y fuerte, lleva puesto una máscara por ello no logro ver de quien se trata. Pero por alguna razón me da la sensación de que lo conozco de algún lugar.

—No te acerques— habló empuñando la navaja en su dirección.

—No tienes a donde ir— habla tranquilo dando un paso hacia adelante y yo retrocedo uno hacia atrás. Fijo un segundo mi mirada abajo y veo que estamos en unos tres pisos si salto podría salir. Me rompería algún hueso pero no me importaría.

—No volveré con ustedes.

—Eso ya lo veremos niña tonta.

—Das un paso más y me lanzaré por el balcón— habló acercándome más a la barandilla. Su risa retumba de pronto por toda la habitación.

—No vas a saltar.

—¿Quieres apostar?— me impulso sentándome en la barandilla.

—¡Alev!— grita pero ya no es su voz.

—¡Alev detente!— una segunda voz habla.

Abro mis ojos encontrándome en la baranda de un balcón con una navaja en mi mano. Levanto la cabeza encontrándome con Massimo y Carlo que me miran con preocupación, se tratan de acercar pero levanto la navaja en su dirección.

¿Qué hago aquí?

—Alev, tranquila somos nosotros— habla Carlo dando cuidadosamente un paso hacia adelante.

—N-no se-e a-acerquen— habló con la voz temblorosa mirando a mi alrededor recordando que estoy en la residencia de Massimo.

—Esta bien. Solo baja de ahí y entra— Massimo me mira con preocupación. Algo que no pensé ver en él.

Hago caso y bajo cuidadosamente pero mi mano falla haciendo que me resbale intento sostenerme pero no lo logro, en un segundo tengo unos brazos que me sostienen y me cargan. Levanto la mirada y encuentro unos ojos con un azul intenso.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora