Capítulo 53

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Alev

Antes de que Massimo llegara estaba durmiendo, sin embargo estaba teniendo una pesadilla, me levante asustada, temblando y llorando; fue en ese momento en que decidí llamarlo y ya contarle todo. Tengo que admitir que sentí un poco de alivió de que lo supiera, cuando me abrazo sentí seguridad y sabía que después de esto todo iba a cambiar.

Me expuse... le conté mi verdad y ahora que ya bajo a mi infierno no voy a dejarlo salir

Hasta el momento todo iba bien hasta que la llamada de Lia Ferrari me daño el día, esa mujer me desagrada al igual que su madre, Dios que mujeres...

Después de que Massimo se fue no pude volver a dormir, así que me aliste para seguir trabajando en la búsqueda de Danilo. Salgo de mi habitación encontrándome a una de mis mucamas con una cajita de regalo en sus manos.

—Benim bayan, mutlu bir doğum günü diliyorum, yarın olamayacağım, umarım beğenirsin— me dice pasándome la cajita que recibo con una sonrisa.
"Mi señora, le deseo un feliz cumpleaños adelantado, no podré estar mañana así que espero le guste".

—Teşekkürler, umarım dinlenme gününüzün tadını çıkarırsınız— le digo mientras ella asiente adentrándose en mi habitación para asearla "Gracias, espero disfrutes de tu día de descanso".

Mientras bajo las escaleras voy abriendo la cajita encontrándome con una tobillera con un ojo turco; el cual se usa para la protección del mal de ojo. Aquí mi gente es muy creyente de eso así que es uno gran regalo, la guardo en mi bolsillo antes de encaminarme a los calabozos, ya que gracias al dato que me dio Carlo por mandato de Massimo logramos encontrar a unos cuantos hombres pertenecientes al Clan Cardoso, mis hombres los trajeron a la media noche y cuando llego Massimo no era momento para decirle, así que, él no sabe de ellos.

Ingreso en el calabozo donde me esperan cuatro hombres amarrados a unas sillas, los cuatro permanecen encapuchados mientras Kadri y Kadir están a sus espaldas preparando unas cuantas cositas.
Por seguridad me coloco un pasamontañas totalmente negro que hace juego con mi atuendo, utilizo tambien un modulador de voz dejando que mi voz salga robotizada; no los quiero matar solo quiero sacarles información para después enviarlos de nuevo a donde pertenecen y que me guíen a lo que necesito.

Les voy quitando la capucha uno por uno, parpadean varias veces acostumbrándose a la luz. Son dos rubios, un pelirrojo y uno con el cabello azabache, no se ven muy mayores; les calculo maso menos 29 años a cada uno.

—Buenos días muñecas— me cruzo de brazos en frente de ellos.

—Und wer ist der Fick, bist du?— exclama el pelirrojo que lleva un tatuaje de un águila en el cuello "¿Y tu quién carajos eres?".

—Ein Herald des Todes— "Un heraldo de la muerte".

Al pelirrojo le propinó un puñetazo en la nariz logrando que de esta empiece a brotar sangre.

—Vamos a jugar— Kadri aparece con cuchillo empapado de alcohol, me lo tiende y lo entierro en el muslo de un rubio con tatuajes en el rostro. El hombre grita y siento como sus cuerdas vocales se desgarran.

—Vamos a ver, tres de ustedes nos darán la información que queremos... o nuestro heraldo le hará suplicar la muerte a esta muñeca— Kadir exclama tomando al segundo hombre rubio de las hebras de su cabello dejando al descubierto su vena yugular para proceder a inyectar una muestra de la nueva droga que he creado.

Las pupilas del hombre se dilatan a más no poder y queda estático en la silla. Queda sumido en sus pensamientos mientras la droga corre por su torrente sanguíneo haciendo el trabajo de sacar sus más oscuros miedos y pesadillas.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora