Capítulo 30

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Alev

Dos días después

Sicilia – Italia

2h de vuelo y por fin me encuentro en la isla, territorio italiano.

—Señora. ¿Quiere que la acompañe a hablar con él?— Kiral pregunta mientras estamos bajando de la avioneta en la que vivimos.

—No, esto es una conversación que debo tener a solas con Domenico.

Nos subimos a las camionetas que nos ofrecen y empezamos el recorrido hacia la mansión Greco. Casi en veinte minutos llegamos, nos hacen revisión para asegurarse de que no sea una trampa.

Patético, si quisiera hacer algo en contra ya lo hubiera hecho.

Entro en la mansión sola sin aviso alguno encontrándome a dos señoras de no más de cuarenta años o quizás menos. Una tiene el cabello color negro y una imponente mirada que me escanea detenidamente, la segunda tiene el cabello castaño claro y unos ojos verdes profundos.
Ambas me miran con superioridad mientras me acerco a paso seguro y con la frente en alto.

—Buenas tardes.

—Chi è lei?— la pelinegra la habla a la otra mujer como si yo no entendiera "¿Y ella quién es?".

—Sarà la conquista di qualcuno da queste parti— responde la castaña y yo solo puedo sonreír al oír la estupidez que acaba de decir "Será conquista de alguno de por aquí".

—Posso capirli— habló parandome en el lumbral cruzada de brazos "Puedo entenderlas"— vengo a trovare Domenico— agrego sin tantos rodeos "Vengo a ver a Domenico".

—Los años pasan y no cambia el tono altanero— escucho a mis espaldas la voz gruesa de Domenico Greco. Me vuelvo hacia él detallandolo viendo que lleva puesto un traje de dos piezas color blanco con una corbata color negro que hace juego.

—Los años han pasado y no cambias lo elegante— habló sonriendo levemente estrechando su mano. Alguien tose a mis espaldas logrando que Domenico y yo prestemos atención.

—Disculpen. Pero no han respondido a mi pregunta— la pelinegra se acerca seguida de la castaña— ¿Quién es ella?.

—Veo que no me recuerdas. Francesca ¿verdad?— asiente confundida— hace años pase por aquí a darles una visita.

—Carmina, Francesca— se dirige a ellas Domenico— ella es una vieja conocida y tenemos trabajo que hacer, así que, si nos disculpan.

—¿Carmina Ferrari?— me dirijo a la castaña que asiente cruzándose de brazos.

Interesante, la esposa del lider de la Ndrangheta en casa de la Mafia siciliana.

No pierdo tiempo en seguir a Domenico a su despacho, es poco lo que recuerdo de esta casa. Entramos y cierro la puerta a mi paso me pide que tome asiento enfrente de él mientras se sienta tras su escritorio.

—Para que soy bueno.

—Hace semanas encontré a dos hombres pertenecientes a tu clan, los cuales tenían conocimiento de lo que me sucedió hace seis años— habló sin rodeos y parece sorprendido ante mis palabras— no supe como lo sabían solo decían que tenían prohibido hablar de eso.

—¿Qué tratas de insinuar?.

—Creo haber sido lo bastante clara hace seis años Domenico.

—Y yo pensé haber sido claro al prometer no hablar de eso— contraataca cruzándose de brazos— ¿Qué paso con mis hombre?.

—Uno lo arrojé por un precipicio...— respondo a lo que él suelta una pequeña risa— y el otro aún estaba vivo pero llego tu hijo y lo mato— agrego muy seria a lo que él suelta un bufido.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora