Capítulo 49

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Alev

Dormi tan plácidamente que no quiero levantarme pero la luz que se cuela por la ventana me hace abrir los ojos, me intento levantar pero dos brazos fuertes de un Italiano me lo impiden.

-Debo levantarme- digo intentando quitar sus brazos, pero pone más fuerza en su agarre.

-Yo creo que no...- responde aún con los ojos cerrados.

-Massimo tengo que ir al baño- replico y por fin me suelta abriendo sus ojos acostumbrándose a la luz, me separo pero se levanta también- ¿Qué haces?- frunzo el ceño cuando me carga como recién casados.

-No te puedes sostener sola, así que te llevo al baño. Que no es obvio- responde como si nada abriendo la puerta del baño. Mis pies tocan el suelo pero me sostiene para que no caiga.

-Déjame ya y salte- me sostengo del lavado y siento mis piernas de gelatina, pero me obligo a tener fuerzas para sostenerme.

Aún con su brazo alrededor de mi cintura toma con su otra mano mi mentón uniendo sus labios con los míos en un beso cargado de necesidad.

-Exagerada, ni que ya no hubiera visto todo- se mofa mirandome a los ojos.

-Cállate idiota- respondo lanzando le una toalla en la cara.

-Loca- se ríe antes de salir del baño.

Termino de hacer mis necesidades, me lavo las manos y mi cara, observo mi reflejo y estoy delgada ya veo que los tres meses en coma hicieron efecto.

-Ya terminaste o te vas a tomar en serio eso de irse al ministerio de magia por el sanitario- escucho la voz de Massimo tras la puerta y no puedo evitar reír ante su comentario.

-¿Quien dice que no es cierto?- le sigo la corriente abriendo la puerta ya sintiendo fuerza en mis piernas. Esta recostado en la pared con los brazos cruzados y mostrando su perfecta sonrisa.

-Cuando lo compruebes me avisas, para ir- me sostiene de la cintura cargandome nuevamente.

-Ya puedo caminar, no es necesario que me cargues.

-¿Sabes que me falto?- niego mientras me deja en la cama-, preguntarte- responde con sarcasmo y ruedo los ojos ante eso.

Ya faltaba que sacara ese lado al aire.

No pasan más de veinte minutos cuando dos sirvientas nos traen el desayuno, son fruta picada, café fresco, jugo de naranja y huevos revueltos con tocino. El simple olor hace que se me haga agua la boca, no pierdo tiempo en empezar a comer sintiendo como si me llenarán de vida nuevamente.

-Si que tenias hambre- Massimo se ríe tomando de su taza de café.

-Pues estuve tres meses en una cama dormida sin poder comer, obviamente que tengo hambre- respondo antes de meterme un pedazo de manzana a la boca.

Continuamos hablando de diferentes cosas entre esas cosas me cuenta que Elias Meyer se ha reincorporado al Clan Alemán, y que el día del atentado celebraron a lo grande su regreso.

Elias... uno de los que más odio de esa familia.

Terminamos de comer y vienen por los platos, agradezco pero Massimo no lo hace. Con el mismo pretexto de que ese es el trabajo de ellos.

Arrogante

-Tengo que ducharme que horror estar tres meses así- habló colocando una cara de desagrado.

-Si quieres te ayudo- noto el doble sentido en esa oración no puedo evitar el cosquilleo que recorre mi cuerpo.

-Yo creo que no, no tengo suficiente fuerza y conociéndote voy a parecer bambi- niego bajándome de la cama.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora