Capítulo 68

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Massimo

Castellón de la Plana - Norte de la comunidad de Valencia, España

Alev se mantiene caminando inquieta por la habitación en la que nos encontramos, hace tres días llegamos a España, estuvimos arreglando todo en una de las agencias, ya que en una hora y media aproximadamente, se dará la reunión del regreso de la reina. Asociados, accionistas, empresarios del gremio y periodistas han sido convocados para realizar un gran anuncio, nadie sabe que ella se encuentra a escasos metros de la agencia.

A lo largo de ésta semana hicimos un viaje imprevisto a territorio Yilmaz en donde investigamos la cabaña y recibimos resultados de la camisa que encontramos. Se confirmo que la mancha de sangre llevaba bastantes años ahí, así que los resultados no son exactos y aun se mantendrá en revisión; los hombres que matamos tenían el mismo tatuaje que los intrusos en Rusia, y el logotipo que retire de uno de los hombres también es idéntico al tatuaje.

No hemos podido encontrar ubicación de los mercenarios, ya que como dijeron, están repartidos por el mundo, solo tenemos conocimiento de que quieren acabar con la imagen de la reina.

—Deja de dar vueltas que me estás mareando— espeto acariciando mi cien.

—Cállate, no ves todo lo que está pasando— masculla exasperada volteando a verme—, aún no tenemos resultados exactos de la mancha de sangre de la camisa que encontramos en la cabaña donde se supone que veo a mis padres morir, sumándole que los hombres que inspeccionaban la cabaña de mis sueños pertenecen al mismo grupo de mercenarios que estaba tras mi sobrino el cual intentaron robar un día después de su nacimiento.

—Soy consciente de todo eso, pero ahora debes enfocarte en el mundo público, sal ahí y pon al mundo de los buenos en tu bando, que el mundo criminal ya lo tendrás a tus pies— me levanto de la silla llegando hasta ella—, métete en la cabeza que ya nos jodieron una vez, y nosotros no damos segundas oportunidades, ahora somos los dos— espeto retirando el cabello de sus hombros— este juego es nuestro.

—Quiero que sepas toda mi historia antes de que esta guerra acabe...

—Cuéntame más de ella— demando.

—¿Recuerdas a Tormenta?— pregunta y siento como su cuerpo se tensa.

—Si, sé que era tu caballo y que lo encontraron muerto el día del cumpleaños del hijo de Carlo.

—Ese caballo era uno de mis pilares más importantes— habla apartando su mirada—, cuando me informaron de su muerte sentí como un cuchillo me atravesó el alma, mi amigo, mi Tormenta había muerto y no pude hacer nada para salvarlo.

—¿Desde hace cuánto lo tenías?

—Fue un regalo de mi padre cuando yo tenía maso menos diez años— comenta mostrando una pequeña sonrisa— me lo entregaron cuando solo era un potrillo, debiste haberlo visto, en los establos se veía como una pequeña mancha negra— suelta un risa seca—. Le puse Tormenta por su color y su modo de ser, él era rebelde con todos, no se dejaba dominar ni adiestrar, pero conmigo... era distinto, era calmado, tierno y protector— noto como hablar de eso la pone mal, sé que era importante para ella, no por nada se hubiera embriagado tanto como el día en que me llamó.

—Eras muy unida a él, eso lo pude notar cuando estuve en tu fortaleza los primeros días, y lo reafirme aún más cuando me llamaste ebria— habló y ella sonríe con vergüenza por lo último.

—Era un animal que me reconfortabá cuando no podía más, era un gran amigo y una excelente compañía— su mirada se torna triste al terminar.

—¿Y los culpables?— indagó acercandola más a mi.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora