Capítulo 4

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Massimo

Mi nombre es Massimo Greco Rinaldi, soy el heredero de la Mafia italiana, todos saben que no se deben meter conmigo ni con mi Clan porque acabarán muy mal, se sabe que la mafia italiana destaca por su elegancia y su manera de trabajar teniendo en cuenta que somos muy peligrosos, a mis veinticuatro años dispongo de entrenamiento militar, manejo más de ocho idiomas, se manejar todo tipo de armas de fuego y soy un estratega de primera.

Hace cuatro años tomé mi lugar como el lider, encontrándome con que la Mafia Turca había derrocado a mi familia del trono posicionándose como la más poderosa de las Mafias, por lo que se hace tiempo ambas Mafias eran aliadas y muy cercanas pero según ellos somos unos traidores por tener alianzas con el clan Alemán que para los Yilmaz fueron los responsables del asesinato de Kaan Yilmaz y Melek Aydin los antiguos líderes del Clan Turco, pero ellos no tienen pruebas de ello por eso mi Clan y el Turco está en disputa, los turcos solo quieren venganza por eso ya que no tienen otros motivos por querer al Clan Alemán extinto.

Despues de enterarme de que Alev Yilmaz es la verdadera líder del Clan Turco ya que como ella dijo me lleve una sorpresa, pedi una reunión con ella a solas y no tuvo más remedio que aceptar.
Me adentro en la oficina que esta en la planta baja del salón donde se realizo la reunión, me quedo mirando a una de las ventanas que hay en la habitacion esperando a que llegue ella.

—Dígame señor Greco— escucho a mis espaldas su voz— para que me necesitaba.

—Hay cosas que necesitamos aclarar señorita— respondo dandome vuelta para ver a la malditamente hermosa mujer que esta frente a mi— tome asiento por favor— agrego perdiéndome en sus ojos.

Cierra la puerta a su paso antes de empezar a acercarse al escritorio.

—Primero que todo quisiera saber de mis hombres— digo sentándome frente a ella.

—Vaya, pues sus hombres posiblemente ya no estén con nosotros— responde fingiendo pesar mientras se cruza de piernas.

—No puede matar a mis hombres esta prohibido— respondo con tono autoritario por lo que ella se recoge el cabello y lo deja a su lado derecho mirandome tranquila.

—Que gracioso que lo mencione porque también esta prohibido entrar en MI territorio y a usted eso no le importo— responde levantandose de la silla para pasar por mi lado, sigo cada uno de sus movimientos— y es muy hipócrita que diga eso como argumento señor Massimo— agrega quedando frente a mi.

—Quiero a mis hombres sanos y salvos señorita Alev— respondo con tono autoritario levantándome de la silla mientras ella sigue cada movimiento.

—No está en la posición de ordenar y menos a mi— responde segura cruzándose de brazos logrando que sus pecho tomen más volumen por lo que me ordenó a prestar atención y no bajar la mirada.

—Si cuando se trata de lo mío— agrego seguro acercándome a ella.

—¿Y que quiere que se los envuelva y se los envíe en un regalo?— pregunta con notorio sarcasmo levantando levemente la cabeza para mirarme a los ojos—. Aunque no es mala idea, ya que picados cada uno cabría perfectamente en una caja de regalo no le parece— agrega sonriendo inocentemente, retrocede cuando quedó más cerca de ella hasta que queda atrapada entre el escritorio y mi cuerpo— además seria bueno para recordar que no se metan conmigo.

—¿Me esta amenazando?— pregunto mirando sus ojos grises ahora oscurecidos.

—No, yo no soy de palabras soy más de acciones— responde ladeando la cabeza.

—No sabe con quien se está metiendo— digo alzando su mentón con mis dedos.

—No, usted es el que no sabe con quien se está metiendo, nadie me conoce y no saben de lo que soy capaz de hacer por lo mío— agrega apoyándose hacia atras en el escritorio.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora