Capítulo 11

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Alev

No pude lograr quedarme dormida, temía volver a soñar con esas cosas, entonces como me canse de intentar dormir y como ya eran casi las cinco y media de la madrugada decidí ir a entrenar en la terraza, me bañe, me vestí con un top de ejercicio y un pantalón de chándal, me recogí el cabello en una coleta alta y subí sin hacer ningún ruido, la terraza quedaba como a maso menos seis pisos arriba de donde se encontraban los dormitorios entonces es el lugar perfecto para desahogarme.

No tenía ganas de pensar en nada ni en nadie solo quería tener mi mente ocupada, doy un golpe tras otro al saco de boxeo, no me coloque vendas en las manos y me estaba lastimando pero en estos momentos no me importa solo quiero seguir dando golpes sin parar, quiero sacar toda la oscuridad que me consume nuevamente.

Dos tres golpes bastan para que de una patada logrando que el saco caiga al suelo, no se cuanto tiempo llevo dando golpes pero ya mis manos están hecha mierda.

—Maldita sea— digo para mi misma mirando los nudillos de mis manos, están completamente llenos de sangre.

—¿Mala noche?— preguntan logrando que tome mi arma apuntando hacia esa persona.

—Woo tranquila— me dice Carlo levantando las manos.

—¿Qué haces aquí?— pregunto sin dejar de apuntarle.

—Lo mismo te pregunto yo a ti— responde acercandose a mi pero se detiene cuando quito el seguro de mi arma.

—No te muevas— digo con la voz entre cortada, no puede verme débil.

—¿Qué te ocurre Alev?— pregunta preocupado voy bajando lentamente mi arma hasta dejarla en la mesa que hay cerca.

—Dejame Carlo, solo vete y ya— digo dándome la vuelta para curar mis manos.

—¿Alev qué tienes?— vuelve a preguntar, ahora siento su precencia en mi espalda.

—Carlo en serio no te metas— trato de sonar calmada— estoy bien.

—A mi no me engañas, tienes algo lo sé confía en mi— dice dándome vuelta para verlo, vuelvo a tomar mi arma rápidamente apuntándole a la cabeza, queda estupefacto ante mi arrebato.

—No te creas con el derecho de meterte en mis asuntos solo porque hablamos— digo perdiendo la paciencia.

—No te escondas Alev— dice mirándome fijamente.

—No lo hago Carlo, esto es lo que soy— respondo sin titubear.

—En el fondo se que no es así— dice antes de encaminarse lentamente a la salida— y tu también lo sabes— agrega antes de perderse, levanto nuevamente el saco y vuelvo a dar golpes contra el muy fuertes hasta que la sangre escurre por mis manos hasta manchar el suelo.

—¡¡Aahh!!— grito de frustración dándole el último golpe al saco antes de alejarme y sentarme en el suelo.

Estoy bien solo es un ataque, vamos Alev lo has vivido antes eres más fuerte que esto. No dejes que te afecte, puedo con esto y con mucho más.

—Yo puedo, se que puedo solo debo confiar en mi— me digo a mi misma respirando hondo—. Solo es un contratiempo, hay cosas más importantes que atender— me digo centrándome en lo importante, bajo de la terraza hacia mi habitación donde curo mis heridas y me arreglo para empezar a trabajar, ya que debo hablar con Ruslam para saber como va todo.

Bajo a mi oficina, no desayuno nada ya que no tengo apetito, enciendo mi laptop enviándole un mensaje a Dmitry diciéndole que necesito hablar con él y con mi hermano. Mientras espero respuesta empiezo a revisar informes de mi agencia ya que falta muy poco para la subasta anual a la cual asisten todas las mafias del mundo, empresarios importantes, presidentes, militares y básicamente toda persona importante y con poder en el mundo, nadie sabe quien es quien ya que por cuestiones de seguridad a la subasta los invitados deben asistir con antifaces, maso menos como una fiesta de mascarada no se debe reconocer a nadie. Cada persona importante utiliza un sobrenombre para protegerse, ya sea para cualquier situación que no los vinculen con nada ni nadie.

La Reina del Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora