Alassia.
Una vez terminamos de jugar al paintball nos dirigimos nuevamente al comedor donde se nos asignaron las cabañas para dormir. Afortunadamente podríamos elegir con quién compartiremos habitación, por lo que instantáneamente miro a Tara, Sam y Ollie.
Corremos a dejar nuestro equipaje en una de las cabañas más alejadas al comedor. De afuera se ve preciosa, en su interior contaba con dos pequeñas camas individuales y una litera, rápidamente opto por una de las simples, odio las literas. Si duermo abajo siempre suelo golpear mi cabeza al despertar, y si es arriba temo caer por el borde.
-¿Alguno tiene idea cuál es el siguiente juego?- Preguntó Sam arrojando su bolso a la cama de arriba.
-Ahmm... Creo que la tirolina, no estoy segura, pero es mejor darnos prisa o nos dejaran aquí.- Contesté. Rápidamente salimos de la cabaña, el grupo ya estaba encaminado a la montaña.
Harold y Hillary iban al frente dirigiendo, platicaban entretenidamente de algún tema trivial. Muy disimuladamente busco a Ivermony con la mirada, pues me extrañó no verla con ellos. La encuentro detrás del grupo, supongo que va cuidando que nadie sufra un accidente. Por un momento dudo en si frenar para caminar con ella.
¿Quedaré muy intensa? A la mierda.
Finjo atar los cordones de mis zapatillas, tardo lo suficiente para que la muchedumbre de personas pase y ella quede justo a mi altura.
-Vamos señorita Pevenssy, o se quedará atrás.- Me incorporo y comienzo a seguirle el paso. Diablos, que esta mujer use bastón no la vuelve para nada lenta. Nunca fui de aquellas que le gusta el ejercicio, por eso me estaba costando trabajo respirar.-¿Se le dificulta seguirme el paso? Puedo bajar el ritmo si lo desea.- Joder sí.
-N-no descuide, puedo hacerlo.
¿No le incomoda caminar con eso?- Pregunté señalando el bastón. Ella lo mira y se encoge de hombros con algo de desinterés.-Ya estoy totalmente acostumbrada, me ayuda a no cansarme demasiado. Pero parece que la que lo necesita es usted, se está poniendo morada por la falta de aire señorita.- Bromeó y yo solté un bufido.
-Muy graciosa. No soy fanática de la actividad física, y no acostumbro subir montañas así que sí, no me avergüenza admitir que simplemente tengo un pésimo estado físico.- Soltó una pequeña risilla.
-Deje de lloriquear, ya estamos por llegar. Además, según usted, se supone que yo soy la más vieja de las dos.- Río y niego. Veintiocho años no la vuelven vieja, ella es como el vino, mientras más añejo mejor.
-¿Puedo preguntarle por qué lo usa? Al bastón me refiero.- Ella me vio por un instante, pero simplemente apretó los labios y siguió caminando, tal vez no quería decirme. -L-lo lamento, yo... Creí que...- De la nada ella me interrumpió enfadada, sólo iba a decirle que creía que no le molestaba hablar de eso.
-Pues creyó mal, eso no le incumbe.- Abrí los ojos y la boca, wow. Todo se fue al demonio en tres segundos.
-Sabe... Es cierto que no es de mi incumbencia, sólo quería entablar una conversación con usted. De todas formas no la iba a presionar a hablar de ello si no lo quería Miss Ivermony. Podría no haber sido tan dura.- Aceleré el paso hasta quedar junto a Tara, quien al parecer no notó que me fui.
Estábamos demasiado alto, la vista desde aquí era fantástica, el bosque, la playa y el mar salvaje a lo lejos. Podía sentir el viento salado golpeándome en el rostro, a su vez lograba ver el delgado hilo de la tirolina viajar por entre los tupidos pinos, el mismo terminaba en la base del faro que yacía en la playa. Al pie de este se podía apreciar una gran piscina desde donde la gente saltaba en clavados perfectos.

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Efecto Ivermony
FanfictionPara muchos estudiantes Wilhemina será su más grande pesadilla y les dará motivos para temblar. Pero, quizás Alassia no aplique a la regla. "(...) Quién hubiera dicho que a la profesora más temida de la institución, inalcanzable, fría, distante, abr...