Alassia.
Aquella mañana no quería salir de la cama, volver al instituto significaba tener que afrontar otra vez la realidad. Me había acostumbrado a esa pacífica atmósfera en la que habíamos convivido Mina y yo, no me agradaba para nada la idea de tener que abandonarla.
Había recibido un mensaje de texto de mi padre avisando que él y Diana volverían a casa hoy por la tarde. Ya quería verlos, un poco de contención familiar en circunstancias como estas, personalmente, me parece un remedio infalible.—Cariño, despierta cielo.— Susurro en el oído de quien duerme a mi lado.
Deposito besos en su frente a la vez que mis dedos se entierran en su bella cabellera cobriza.Me coloco el uniforme en modo zombie, mis párpados aún siguen pegados por el sueño. Cepillo mi cabello y dientes, coloco un poco de maquillaje en mis ojeras mientras Mina se alista en su gran armario. Una vez me encuentro más o menos lista, decido bajar y colocar la cafetera para preparar el desayuno.
Al cabo de unos cinco minutos ella aparece frente a mí, vistiendo uno de sus conjuntos color lavanda. Su pollera entubada se ciñe a la perfección en su cintura, ni hablar de la camisa y saco que entallan a la perfección sus perfectas curvas. Me es imposible no sonreír al verla, es la mujer más hermosa del mundo.—¿Tengo algo en el rostro que me ves tanto?— Pregunta hundiendo sus labios en la taza púrpura que tiene entre manos.
—¿Belleza quizás?— Respondo con picardía en un intento de darle el ánimo y fuerzas que necesita para enfrentar un nuevo día.
Despliego mis brazos y ella se acomoda en ellos permitiéndome abrazarla.
Su nariz queda rozando la piel de mi cuello, siento su respiración chocar con la mía en un tranquilo compás. —Vivamos un día a la vez, ¿sí? Eres la persona más fuerte que existe, no dejes que esto te derribe.——¿Y qué pasa si sucede?—
—No me iré de tu lado ni por un segundo. Te juro cariño que no pienso dejarte, no importa el costo.—
—¿Si caigo me ayudarás a levantarme?—
—No.— Ella se aparta de mí para verme con expresión confundida. Yo le respondo con una sonrisa. —¿Qué te hace pensar que te dejaría caer?— Se hundió más en mis brazos.
Aunque nos hubiera gustado permanecer así, lamentablemente, tuvimos que separarnos para empezar la jornada.
Ya nos sabíamos la rutina de memoria, Mina me dejó a un par de cuadras del instituto con el recaudo de no ser vistas, ella siguió camino. Noté la forma en que conmigo, Wilhemina deja de lado su forma psicótica de conducir, ahora, cuando está sola vuelve a ser la demente que pone en peligro a la sociedad.Mi corazón se rompió un poco cuando salí de su deportivo. Sabía que era necesario que nos escondieramos, pero no lo quería. Anhelaba con todo mi corazón que las cosas no fueran así, que pudiera caminar sujeta a su mano por donde se nos plazca, que pudiéramos ser vistas en público y que a la gente le de igual, que pudiera amarla sin tener que ocultarlo.
Hoy era mi día aburrido, las clases de los lunes no eran la gran cosa. Tara, Ollie y Sam se encontraban en clases de historia con Wilhemina, por ende, yo gozaba de mis treinta minutos libres en los que podía hacer lo que quisiera.
Sin embargo, para ser honesta, no tenía ganas de nada. Estaba segura de que en estos momentos sólo me gustaría escapar con ella a una isla desierta, desearía ser mayor de edad, que Langdon ni Catherina existieran y muchas otras cosas más.Tomo asiento en la cafetería y pido un rollo de canela, con la esperanza de que el azúcar de la corteza endulce un poco mi mañana.
Me agrada sentir que, por un momento, soy el único ser humano presente en todo el espacio, pareciera que las instalaciones estuvieran abandonadas. Disfruto de lo silenciosa que se vuelve la institución estas horas. Bueno, no literalmente. A lo lejos puedo oír la voz de mi colorada regañando a alguien. En respuesta, una sonrisa se me dibuja en el rostro. También logró percibir la melodiosa voz de Daphne dando clases de canto a los de primer año, entonces recuerdo que la extraño un poco.
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Efecto Ivermony
FanficPara muchos estudiantes Wilhemina será su más grande pesadilla y les dará motivos para temblar. Pero, quizás Alassia no aplique a la regla. "(...) Quién hubiera dicho que a la profesora más temida de la institución, inalcanzable, fría, distante, abr...