Lazarutn, argumentan

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Los pobres ciertamente pueden ser bendecidos;  pero no son necesariamente
derecho.  Es una falacia suponer que porque alguien es pobre
deben ser más sanos o más virtuosos que uno que es rico.  El
argumento a Lázaro, después de que el pobre Lázaro lo toma
que la pobreza del argumentador realza el caso que él o ella está
haciendo.
El gurú no tiene nada que ganar mintiendo o engañando a nadie;  todo lo que tiene son
las nueces de las que vive.
(y los que enseña).
La pobreza no contribuye a la solidez de un argumento,
más que las riquezas.  La falacia consiste en prestar atención
a la persona en lugar de a las tensiones que él o ella está
proponer.  Bien puede ser que los pobres estén menos expuestos a
las tentaciones de la opulencia, pero igualmente puede ser que los ricos
están menos distraídos por la enfermedad, el hambre y el baño degradante, y el
tentaciones de escapar de ellas.  Incluso si suponemos que una persona que
evita la riqueza no está actuando para obtener ganancias materiales, debemos
recuerda que hay otras formas de lograr la satisfacción.  'Todo'
el poder es deleitable', se nos dice, 'y el poder absoluto es abso-
una delicia.
Aunque no debemos tener en cuenta las circunstancias de
el argumentador, el ad Lazarum está profundamente arraigado en nuestro pensamiento.
Tendemos a suponer que los pobres tienen menos oportunidades de
error, tener menos oportunidad, punto final.  La literatura de nuestra  cultura les compensa su pobreza con medidas extra
de sabiduría y virtud, a veces de belleza.
Con sus zuecos y su mantón destacaba entre las demás.
(Sin embargo, podría haber sido solo desnutrición).
Es probable que los pobres prefieran más los medios de
adquiriendo verdadera educación, salud y a pesar de una vida ardua
que querer los fantasmas que se les deseaban en la rosada
imaginaciones de observadores distantes.
El político que reconoce astutamente que la mayoría de sus con-
los constituyentes son pobres a menudo harán todo lo posible para fingir una
pobreza similar, con la esperanza de inspirar respeto.  Su
limusina se deja en la frontera con su traje bien cortado, como él
cambios hasta el coche y la ropa de sus electores.  Aquellos
mismísimos electores, si él lo supiera, probablemente no lo considerarían
mejor que ellos mismos, y reservan su admiración para el chico
con el auto flash y el atuendo ostentoso.  El punto es que el
El argumento contra Lázaro es una falacia que apela a los acomodados.
Doy.  Los verdaderos pobres no tienen tiempo para eso.
La mejor opinión que he escuchado sobre esto me la contó un simple y honesto
leñador...
(Quien probablemente fue lo suficientemente inteligente como para no depender de las opiniones de
leñadores...)
Leñadores, como viejos campesinos de caras curtidas por la intemperie,
deben estar alineados en escuadrones ordenados en apoyo de su
argumentos  Unos simples pescadores deberían actuar como escoltas, con
una veintena o dos de viejas sabias lavanderas en reserva.  sus antorchas
marcada por la experiencia, debe, sin embargo, reflejar una placidez interior
y aceptación de la vida.  Las opiniones que presentó fueron, de
por supuesto, obtenido de fuentes como éstas.

Dio una calada reflexiva a su pipa, luego me miró con esos extraños
ojos tranquilos.  Me dijo que, aunque pobre y honesto, tenía
siempre consideró que el gasto deficitario del gobierno podría estimular
la producción estimulando la demanda, y de manera similar...
(Si es tan sincero, ¿cómo puede estar equivocado?)

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