Mantuve mi cuerpo pegado a él, segundos. Al instante mi cabeza se puso a funcionar de nuevo.
- No soy tuya Nate.- añadí.- ¿Qué tipo de comentario es ese?- Obviamente mantuve la distancia. Quería a ese chico lo más lejos de mí.
- ¿Qué pasa aquí?- La chica con el pelo negro azabache y ojos felinos se acercó a nosotros. Depositó un beso en los labios a Nate.
- No pasa nada Maddy.- susurró él.
- Nate. Habla alto y claro por favor.- gritó ella.- ¿Se puede saber a qué vienen esas caras?
- A nada. No te preocupes Maddy. Yo ya me iba.- añadí antes de marcharme casi corriendo. Necesitaba salir fuera. Tenía ganas de llorar. Mis ojos estaban vidriosos, lo sabía .
- Ey. Sira.- me llamó Lexi.- Ey, espera.
No respondí. Me apetecía estar sola. Quería perderme. Cerré la puerta de la casa tras de mí y me senté en las escaleras. Para mí sorpresa Lexi no salió.
- Lexi. Ven un momento.- oí que la llamaban. Suspiré.
- ¿Mala noche?- Miré hacia atrás. En la pared de la casa estaba apoyado un chico con los ojos claros, pelirrojo, con pecas... Estaba fumando.
Me di la vuelta rápidamente al darme cuenta de que seguro que tenía el rímel corrido y los ojos rojos. Tampoco dije nada.
- La mía también está siendo una mierda.- soltó él.- ¿No eres de por aquí, cierto?
- No.- murmuré. Limpiándome las lágrimas.
- Perdon. No quieres hablar.- terminó el cigarro y se quedó donde estaba mirándome.
- ¿Te vas a quedar ahí?- pregunté mosqueada.
- Si.- Esa respuesta no es la que esperaba. Lo decía todo con una calma increíble. Le miré a los ojos.
- No sé si te has dado cuenta pero prefiero estar sola.
- Te entiendo.- añadió él.- Lo siento.- Se metió en la casa.
- Uf, joder.- exclamé cuando se fue.Luna🖤
Luna: Hola??? Donde estás??? Estabas en línea y son las dos de la mañana. Estas leyendo?Le dejé en visto. No estaba de humor para esto.
Decidí entrar para por lo menos lavarme la cara. ¿Quien era aquel tipo? Igual era Fezco, el chico al que habían mencionado. Si que impresionaba bastante.- ¿Dónde estabas?- una persona me cogió del brazo.- Estaba preocupada.
- Perdona Lexi. Me ha dado un bajón.
- ¿Cómo?- exclamó ella.- ¿Ahora estas bien, no?
- Si, tranquila.
- Puedes decirme lo que sea, ¿vale?.- comentó ella acariciándome el hombro.- ¿Puedo preguntarte algo?
- Adelante.
- ¿Te drogas?- Fruncí el ceño.
- ¿Qué? No tía. Ni loca.- respondí riéndome.
- Vale. Perdón.
- ¿Me acompañas al baño?
- Si, por supuesto. Oye perdón por la pregunta. No es por nada personal ni por que tengas pinta de drogadicta o así. Es solo que...- se quedó callada pensando. Iba a empezar a hablar pero la corté.
- Lexi. No pasa nada. No tienes que darme explicaciones. Anda vamos que me estoy meando pero bien.- la tomé de la mano y juntas nos dirigimos al baño.
- Esta ocupado.- nos dijo una chica morena que estaba esperando.- Entra al de tíos si te urge mucho. Porque va pa rato.
Nosotras reímos. Ya imaginamos que estaba pasando allí dentro.
- Entra al de tíos te aviso si viene alguien.
- Uf que vergüenza.- comenté. Visualicé si había alguien.
- Venga tía.
- Ay que no. Espero.- añadí yo indecisa.
- Pues me da que te vas a mear encima niña.- soltó la morena que estaba enfrente del baño de chicas.- Entra ya. No es pa tanto.- Eché otro vistazo.
Como aparentemente no había nadie entré en uno de los baños. Cuando hube terminado salí. Me encontré frente frente con Fezco que salía del baño de enfrente.
- Estos son los baños de hombres.
- La lógica no te falla.- dije yo. Fui directamente hacia el lavabo para lavarme la cara y mirarme en el espejo. Él se situó a mi lado sin decir nada. También se lavó las manos y la cara.
- ¿Me acercas papel?- le pregunté. El me miró. Soltó una especie de sonrisa.- ¿Qué?- Me ponía muy nerviosa.
- Toma.- me tendió el papel. Nuestras manos se tocaron. El pulso se me aceleró aunque solo hubiera sido un instante.
Daba miedo con el rímel corrido. En seguida me puse roja de la vergüenza. Genial. Ya había quedado mal. Bueno, ha seguir para adelante. Por qué para atrás ya no podía ir.
- ¿Eres el camello, no?- le pregunté.
- No. Solo vendo droga.- repuso él. Yo solté una carcajada. No paraba de mirarme con esos ojos que me hacían temblar.
- Soy Sira. Y sí, me mudé hace nada.
- Yo soy Fezco.- volvió a quedarse serio.- Bueno... ya nos veremos.
- Si. Seguramente...- me arreglé el pelo y salí. Mi cabeza aún no asimilaba lo que acababa de pasar.
- Te iba a decir que venía Fez pero al final no me dio tiempo.- se disculpó Lexi.
- Tranqui. Está todo bien.
- ¿Ya estas mejor?- yo asentí.
Lexi estaba distraída mirando a saber a donde.
- ¿A quien buscas?
- Ah a nadie.- añadió ella.- Solo miraba a la gente. Es raro. ¿No crees?
- El qué.
- Sentirse como un pez fuera del agua todo el tiempo. A ver que igual no te pasa pero...
- A veces si.- declaré.- Pocas, pero sí. Es normal. Yo creo que a todos nos pasa alguna vez en la vida.
- No lo entiendes.- suspiró Lexi. Se sentó de nuevo en el mullido sofá. Yo la acompañé. La miré interrogante.- A mí me suele pasar con frecuencia en las fiestas. Ellos tienen siempre el mismo rollo y yo el mío. Es muy diferente.
- ¿Y no bailas tampoco?
- No. No sé bailar.
- Claaro. No me lo creo Lexi.- le dije.- Seguro que bailas genial.
- No, Sira. Te digo que bailo fatal.
- No seas tonta. Venga, vamos.
- Enserio, no insistas. No voy a hacerlo.- miró hacia un lado.
Seguí su mirada y vi a Fez. Le estaba pasando una bolsa pequeña de plástico a un chico de nuestra edad. Él a cambio le daba dinero.
- Tía. Venga. Anímate. Es una fiesta.- exclamé.- Cada uno va a lo suyo.
- Que no.- se negó. Decidí no seguir insistiendo más.
- Tú te lo pierdes. Pero Lexi, vida solo hay una. Mejor no amargársela demasiado.
- ¿Me estás llamando amargada?
- No.- sonreí.- Bueno, puede que un poco.
- Venga vale. Acepto tu petición.
- ¡Ole!- exclamé abrazándola.
Empezamos a bailar al ritmo de Bad Gyal; tremenda jefa, por cierto. Adoraba bailar. Era como desconectar de absolutamente todo lo que me rodeaba.
- Tía, ¿cómo bailas tan bien?.- me soltó Lexi.- Enserio flipando.
- No es para tanto. Además, ¿Te has visto? Con qué bailabas mal...
- Parezco un palo andante no me fastidies Sira.
- Ya te digo yo que no.- la agarré de la cintura. Perreamos un buen rato hasta que decidí ir a por otra copa. Lexi ya estaba cansada. Solo bailo dos o tres canciones y después yo me fui a la barra y ella al sofá.
- Bailas de muerte. Me has puesto muy palote.- oí una voz de un chico Justo detrás de mí. Noté su erección.- ¿Perdona?- me giré y era McKay. Me agarró por la nuca y me besó agresivamente.
- Ey. Pero qué haces.- exclamé propinándole un rodillazo en la entrepierna.
- Joder. Pero, ¿estás loca?- gritó él enfurecido. Nate se acercó a él y Jules a mí.
- ¿Estás bien guapa?- La rubia me ayudó a bajarme de la barra.- Es un capullo.
- Chica suicida mejor ni te metas en esto.- añadió Nate.
- No tienes ni puta idea Nate. Ella no quería hacer nada con tu amigo.- bramó Jules.
- Lo estaba deseando.- comentó Nate.- Mira. Te lo demostraré.- se acercó a mí. La gente de la fiesta estaba atenta a los movimientos de Nate y a los míos.- Aparta Jules. No le voy a hacer nada.
Jules no se apartó.
- Como des un paso más...- le amenacé.
- Solo vengo a verte.- sonrió de manera perversa.- No frunzas el ceño, te van a salir arrugas.
- Lo haré si yo quiero.
Jules miraba a Nate con un poco de miedo. Al final se acabó echando al lado. Yo le pedí ayuda con la mirada más fue en vano.
- ¿Nate? ¿Qué vas a hacer?- intervino McKay.
- Esto es para que veáis que esta chica quería a follar con mi amigo.- me metió los dedos. Traté de quitar su mano de ahí abajo. Solté un pequeño gemido cuando empezó a estimular mi clítoris.- Tapé mi cara. Quería morirme. Él sacó su mano y mostró mi flujo.
- Bua colega qué asco.- comentó McKay riéndose.
- Pero eres idiota o qué te pasa.- En la escena entró Maddy.- Eres un gilipollas.
- Hombre Maddy, bienvenida a la fiesta mi amor.
- Ni bienvenida ni pollas Nate. ¿Qué te pasa en la cabeza?- le gritó furiosa su novia.- Tú si que das asco.
Mientras, Jules me cogió del brazo y salimos rápidamente de la fiesta.
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Fezco y tú ( Euphoria) 💔
FanfictionSira es una chica de diecisiete años que nunca ha roto un plato con muchas inseguridades y miedos. Llega nueva a una ciudad en la que cada uno de sus habitantes, cómo todo el mundo, tiene su propia historia con sus propios problemas. Ella no tiene...