Mi labio no paraba de sangrar.
- Dime qué pasa.- me tendió rápidamente un trozo de papel.
- No pasa nada.- me encogí de hombros.- No sé para qué le das tanta importancia.
- No me andes con juegos Sira.
- Me conoces de hace nada Fez. Tienes poca idea de quién soy.
- Ojalá sepas lo que haces.- su frente se llenó de arrugas.- ¿Las quieres?
- Si.
- Pues no te las pienso vender.
- Ah, ¿no?- empecé a acercarme.-Sira, qué estás haciendo.
- Sira.- Pensaba que se pondría nervioso más, permaneció impasible .
- Dámelas. Tú eres el vendedor, el camello. ¿Necesitas esto?- le enseñé el dinero.- Tómalo. Es tuyo. Eh, che.- lo cogí de inmediato tras, anteriormente, haberlo posado en la mesa.- Antes lo que es mío.- Ya no sabía si esta era yo o simplemente me estaba metiendo mucho en el papel. Parecía Rue.
- ¿Qué pretendes? Sé que Rue está ahí fuera.- hizo una pausa y me observó con ternura.- Te lo ha pedido ella, ¿no?
- Joder Fez. No.- insistí.- Es para mí.- El labio no paraba de sangrar. No sé en qué momento me he puesto tan nerviosa. Por suerte, cambio de tema.
- ¿Sueles hacer eso a menudo?- preguntó quitándome el papel de las manos y acercando este mismo a mi labio.
- No. Es la primera vez. Tampoco es que tenga una obsesión con morderme el labio ni nada parecido.
- Ya veo...
- No necesito tu ayuda.- me separé de él. Más el pelirrojo volvió a acercarse.
- Ya.- su mirada era demasiado penetrante.- ¿Seguro que quieres seguir con esto?
- No me mires así. Das mal rollo.
- Genial.- comentó él.- Eso me es muy útil en mi trabajo.
- ¿Para qué?
- Para intimidar a la gente y que no me pisoteen.
Nos quedamos mirándonos. Yo apenas podía aguantarle la mirada. Al final me decanté por rendirme. Sinceramente no valía la pena seguir con la broma. Ya sabía la verdad y además no era tonto.
- Vale, sí. Mierda.- Rodé los ojos.- Me lo pidió tu amiga Rue.
- Bien.- añadió él.
- Es que he quedado fatal. Mira... en fin. Olvida lo que acaba de pasar.- empecé a hablar rápido. Suelo hacerlo cuando estoy apunto de estallar de los nervios y la vergüenza que me producía la situación.- Me apuntó con una navaja de estas de las chungas y...
- Cálmate.- me abrazó.- Ya está, venga.- sus ojos azules me miraban con intensidad. Era guapísimo.
- Lo siento.
- No te disculpes por esto. Además te apuntó con una navaja cuando tú no tenías arma alguna.- me regañó él.- No es tu culpa. Aunque de lo que sí tienes culpa es de no contestar a mis mensajes.
Yo reí.
- Perdón. Te contesto luego. Prometido.- el no me había soltado. Seguíamos abrazados.
- Cuando puedas y quieras. No te preocupes por eso.
- Ahora vas de buenin eh.- me separé un poco para mirarle a la cara. Le miré los labios. Después retiré la idea. No sé si estaba lista.- Eres bueno ligando.
- ¿De verás?
- Por lo menos eres original.
- Si. Bueno... Yo tengo un concepto diferente de original.
- Osea que crees que no ligas mucho o cómo.- reí.-
La frase estaba calculada y todo. Digo la que me pusiste por insta.
- ¿Enserio?- me apretó más contra él.
- Si. Pero si lo preguntas ya pierde su gracia.
- La verdad que no suelo hablar mucho con chicas, en plan, para ligar y esas cosas...- Me quedé callada. Asentí.- ¿En qué piensas?
- Pienso que...- Igual debía irme ya para casa. No es que no me sintiera cómoda pero, Rue seguía fuera y yo no había conseguido lo que quería. Estaba confusa. ¿Qué podía hacer?- Igual debería irme ya para casa...
- ¿Tan pronto? Deja que te invite a comer.
- Ehh... voy a preguntarle a mi madre.- Me separé y cogí el móvil. Le escribí a mi madre.- Cuando sepa te digo. Aún ni lo ha visto.- Volví a meter el móvil en el bolsillo.
- ¿Te apetece?- preguntó él.
- ¿El qué?
- Salir a comer conmigo.
- Si. ¿Por qué no me iba a apetecer?
- Ah. No sé. Has puesto una cara rara.
- Eso es ridículo. No he puesto ninguna cara extraña créeme.- le sonreí.
- A mi me apetece mucho comer contigo.
- Pues ya somos dos.- me acerqué a él. Fez frunció el el ceño un poco. Le acaricié la cara indecisa. Él cerró los ojos al sentir mi contacto.
El sonido de mi móvil nos interrumpió.
Rue
Rue: que haces tronca ? Venga oh.- Lo siento. Es Rue.
- Vale. No pasa nada. Dale esto.- cogió unos chicles.- Dile que son un regalo de mi parte.- me guiñó un ojo.
- Esta bien.- añadí.- Chao.- le di un beso en la mejilla. Y me fui rápidamente.Rue me siguió corriendo.
- ¿No me ibas a esperar? ¿Las tienes?- interrogó ella.
- Rue es imposible convencerle. Lo siento. Me ha dicho que te busques otro camello si tanto interés tienes en meterte esa mierda. También me ha pedido que te de esto. Un regalo de cortesía de la casa.- le mostré los chicles de menta fuerte.- Me cago en el puto camello.- Sacó la navaja de nuevo.- Vuelve a entrar.
- Ey ey ey. Guarda eso joder.- dije en voz alta.- Pensaba que los de esta ciudad erais algo más normales pero oyes ya veo que no.
- ¿Mal de la cabeza? Jah. Ojalá fuera solo de la cabeza.
- Deja de bromear con eso Rue. Mira yo paso.- solté.
- ¿Pasas de qué?
- De ti tía. Tienes que dejarlo ya. ¿No ves que te estás matando? La droga no puede hacerte feliz. Los problemas se solucionan de otras maneras.
- Vale. Olvídalo. Ya me las apaño yo.- salió escopetada hacia la tienda. Supiré. Esa chica no tenía remedio. Si ella no quería curarse no se iba a curar.Direct a Fez
Yo: 🙄🙄🙄 ¿a qué hora nos vemos?
Fez: a la que tú quieras jefa.
Yo: dos y media ?
Fez: perfecto.
Yo: ponte guapo😛
Fez: y tú igual
Yo: yo no lo necesitó;)
Fez: q mal me caes jajajaja. Aunque tienes razón. No lo necesitas 😒
Yo: JAJAJAJAJAJJAA
Fez: nos vemos 🤍
Yo: 😊De camino a mi casa me imaginé a Rue intentando por todos los medios posibles entrar en la tienda. A Fez fumando y a cenicero ordenando las diversas estanterías llenas de comida escuchando las súplicas de Rue. Me puse los auriculares y caminé hasta mi casa medio bailando por la calle.
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Fezco y tú ( Euphoria) 💔
FanficSira es una chica de diecisiete años que nunca ha roto un plato con muchas inseguridades y miedos. Llega nueva a una ciudad en la que cada uno de sus habitantes, cómo todo el mundo, tiene su propia historia con sus propios problemas. Ella no tiene...