Capítulo 12

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Caigo un salto con dos giros a la perfección.

Giro a la derecha mirando con una sonrisa al publico.

Fijo la mirada en la pista que recorro con velocidad sobre los patines.

Con elegancia muevo mis brazos sobre mi cabeza simulando a un cisne.

Tomo un poco más de impulso levantando la pierna, doblo mi rodilla y asi giro con fuerza el torzo hacia la izquierda realizando un perfecto trompo.

Avanzo en linea recta, doblo una de mis piernas hacia arriba tomando con mis manos la punta del patín llevándolo hasta mi cabeza, haciendo un hermoso "ángel".

A penas toco el suelo con ambos patines cambio de dirección mi cuerpo, en vez de avanzar hacia adelante lo hago hacía atras. Posiciono los brazos y me elevo de un salto realizando un "axel" como truco final.

La música termina al mismo tiempo que dejo de patinar para elevar mis brazos con elegancia.

El público y los jueces aplauden al compás siendo una exquisita melodía para mis oídos.

Sonrio con fuerza ignorando la respiración entrecortada que tengo producto del gasto energético que acabo de perder.
Pero ya saben, para conseguir una rutina perfecta vale la pena no poder respirar como persona normal.

Un juez avanza con la medalla de oro, gané el primer lugar. Sonriendo bajo la cabeza para que pueda colocarme la medalla.

Cuando lo hace se siente pesada, con una sonrisa radiante levanto mis brazos saludando al público.

Hago una mueca cuando siento una punzada muy dolorosa en la rodilla derecha, los ojos se me llenan de lagrima que no alcanzo a derramar.

Veo a todos en cámara lenta y cada vez se vuelven borrosas todas las imágenes como si todo a mi alrededor se distorsionara.

Caigo azotando la cabeza contra el suelo de la pista, gimo de dolor aturdida. Intento levantarme pero el cuerpo me pesa más de lo normal como si tuviera toneladas de cemento encima....

Escucho a lo lejos la voz de un hombre y varias mujeres.

— ¿Me escuchas?

Abro los ojos por lo que yo creo solo un segundo alcanzando a ver una figura masculina que no distingo ya que todo está borroso

— ¡Mierda! no te duermas

Esa voz si la reconozco, es Nick, incluso estando sorda podría saber que es él , el olor de su perfume inunda mis fosas nasales y se mezcla en mi boca con el sabor a metal, producto a la sangre que tengo en ella.

Apreto los ojos del dolor que se apodera de mi cuerpo, un calor desesperante penetra mis entrañas sacando gritos agonizantes de mi garganta.

Luego de eso...

Dejo de escuchar y todo a mi alrededor queda en silencio, un silencio negro abrumador de esos cuando tienes miedo a mitad de la noche en plena oscuridad y sientes que alguien te atacará por la espalda.

Siento como unos brazos pasan por debajo de mi cuerpo, me estremezco cuando soy levantada y mi pierna cruje en respuesta al movimiento.

Una mano sujeta con fuerza la mía mientras nos movemos, digo "nos"  porque me imagino que estoy con más personas donde sea que me encuentre, quisiera hablar y preguntar que pasa pero no, no puedo hacerlo.

Sueños Rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora