Sueños Rotos

Capítulo 25

— ¡Nick estás enfermo!

— ¡Jack! Solo necesita terapia, nuestro hijo es drogadicto pero no enfermo

— ¡No soy eso mamá!

— Pero mírate — mueve sus manos señalando el cuerpo de su hijo — no eres aquel niño dulce y tierno que solía sonreir, ayudaba a los demás, pensaba con claridad sobre su bienestar y ahora solo veo un adolescente hundido en una tremenda adicción

— Tengo 18 años qué creías ¿Siempre sería un idiota que andaba con una estúpida sonrisa? Ese Nick murió cuando Nicki lo hizo — da media vuelta con intención de irse

— ¡No te muevas! — alza la voz su padre

— Voy a mi habitación

— Te digo que no, irás a un centro de rehabilitación

— Ya voy a uno, con esa, son charlas los días sabados — ni si quiera es capaz de decir mi nombre

¿Desde hoy sere sólo esa?

— Te irás a un internado — susurra Alana con sus ojos cristalizados

— ¡No quiero!

— Es por tu bien — contesta con dureza Jack- ¿Seren? — tres pares de ojos voltean a verme haciéndome sentir pequeña en el sillón que estoy sentada

— Creo que es lo mejor — hablo por primera vez

— ¡No! ¡No debiste llamarlos! — grita ganándose una mirada asesina de Jack

— ¿No te das cuenta que necesitas ayuda? — volteo quedando frente a él

— ¿Tú no ves que me estás cagando la vida? Eres una puta entrometida

Abro los ojos sorpendida y dolida, Nick hace una mueca dándose cuenta de sus palabras envenenadas. Alana, su madre, comienza a llorar tapándose la cara y eso a Nick le descompone sus facciones por eso sale corriendo hacia la escalera, segundos después se escucha un golpe seco que seguramente proviene de su habitación cuando cerró la puerta.

La situación es la siguiente, tomé la decisión de llamar a Alana y Jack porque tienen el derecho de saber lo que pasa con su hijo. Resultaron estar cerca de la ciudad y volvieron de inmediato a casa llegando hoy en la mañana. La cosa es que Nick ayer tardó en despertar y cuando lo hizo demostró estar en horribles condiciones, tanto así que tuvimos que llevarlo al hospital de urgencia donde le pasaron suero fisiológico endovenoso para limpiar un poco su sistema. En la madrugada obtuvo el alta entonces volvimos a su casa solo Nick y yo, a las pocas horas llegaron sus padres que al leer con detalle los exámenes de sangre e informe del médico donde describió todas las drogas que ha consumido dentro de estos últimos tres meses, tomaron la decisión de internarlo en un centro de rehabilitación, sinembargo el lugar que escogieron ya lo tenían visto como plan de emergencia en caso de que él volviera a consumir. Intenté no opinar mientras discutían porque claramente estoy del lado que Nick no.

— Llegamos — anuncia Jack

Miro a través de la ventana el lugar, cruzamos unas puertas metálicas que deben tener años de antigüedad y medirán como mínimo 20 metros de altura. Después de eso hay un camino de tierra pero a los costados está repleto de arboles, es como si cruzaramos en medio de un bosque, al final del trayecto se encuentra una casa rústica ambientada a una época pasada, típica infraestructura que hay en las películas de terror.
A mi lado va sentado Nick con los ojos cerrados, apoyo lentamente mi mano sobre la suya apretando suave, sus ojos recorren mi rostro haciendo una mueca antes de apartar su mano lejos de mi contacto.
Cuando bajamos del auto nos recibe el administrador del lugar, comienza con un tour profundo mostrando cada rincón del establecimiento, no se me dificulta avanzar junto a ellos porque tienen ramplas y ascensor para llegar a los 4 pisos que tiene ya que algunos pacientes usan silla de ruedas.
Cada habitación es individual por lo tanto son pequeñas, solo hay una cama totalmente equipada, un velador con lampara incluida, también una repisa y ventana, el clóset es de solo una columna que está adherido a la pared del baño, este contiene un espejo, lavamanos e inodoro ya que la ducha es compartida y queda al fondo de cada piso.