Sueños Rotos

capítulo 46

Llevo media hora frente al espejo, miro mi reflejo y me cuesta creer que por fin llegó el día de la graduación.

— Permiso

Papá abre la puerta entrando a mi habitación, no volteo pero puedo verlo a través del cristal.

— Hola — saludo mientras  acomodo mi cabello con los dedos

— Traigo la túnica y el birrete — deja ambas cosas sobre el colchón y se acerca— lo dejaste tirado en el sofá anoche

— Gracias — sonrío abrazándolo

— Te ves preciosa — besa mi frente y luego sonríe — gracias por ser mi hija

— ¿Qué?

Retrocedo un poco mirando los ojos cristalizados de papá, suelta una pequeña risa y saca una caja del bolsillo interno que tiene el saco.

— Desde que naciste eres mi sol — del interior saca un anillo dorado, es delgado pero luce resistente — lo tengo desde ese día, he esperado 18 años para por fin dártelo. Me hubiese gustado hacerlo en tu cumpleaños pero creo que el día de tu graduación también es un momento adecuado

— Solo estoy terminando la escuela — estiro la mano izquierda dejando los dedos bien separados

— Algo muy importante mi pequeña Seren — el anillo se desliza sin dificultad hasta el fondo de mi dedo índice — lamento y jamás podré perdonarme por todo el tiempo que perdí, sé que sufriste sola y tuviste que buscar refugio en otro lado. Por eso siempre estaré agradecido con Nick y sus padres, fueron la familia que no supe darte...

Parpadeo confundida, me toma por sorpresa cada palabra que suelta porque no esperaba una confesión de culpa  el día de mi graduación o un día viernes tan temprano por la mañana.

— Ellos siguen siendo mi familia — me apresuro en aclararlo, muerdo mi labio sabiendo que sonó brusco

Asiente de inmediato, intenta sonreír pero resulta una mueca que busca esconder sin mucho éxito.

— ¿Algún día podrás perdonarme?

— Lo hice el día que te pedí llorando que volvieras a casa porque no quería estar sola — suspiro haciendo una mueca, Nick se había ido y estaba tan perdida que quería a mis padres
cerca— pero aún así se fueron después de un rato

— Seren

— Pero incluso con todos los meses sola año tras año, yo los quiero — doy un paso agarrando su mano que tiembla levemente — prefiero que el tema quede así, tú elección siempre fue mamá porque supongo que es el amor de tu vida. Ambos me enseñaron que no todos nacen para ser padres, sinembargo no los odio y  de todos modos gracias a ustedes vivo y he podido tener personas muy valiosas en mi vida

Su rostro se contrae ante mis palabras y al mismo tiempo derrama lágrimas que ha tenido contenidas todo este rato, se apoya en mis hombros precionando con un poco de fuerza.

— Tú eres y serás el amor más grande que tengo hija, pero mamá no está bien o mejor dicho nunca lo ha estado por eso me esforcé en alejarla todo lo posible de ti, siempre te gritaba y trataba con un poco de desprecio porque no estuvo nunca preparada para ser madre. El problema no eres tú,  fue su infancia — de un tirón me lanza hacia su pecho, rodea mi cuerpo con un abrazo poderoso como si quisiera protegerme del mal — todo estos años he tenido una espina clavada en el corazón por tenerte lejos, pero no podía hacer nada más. Un día tomé esa elección y fue la más difícil pero me conforme con saber que estabas tranquila sin nadie atormentando tu día a día. Perdón si no fue la forma adecuada, perdóname mi pequeña....