Capítulo 13

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— ¡Despertaste! — el hombre en la puerta se acerca muy rápido causando que me de vuelta la cabeza, cierro los ojos intentando frenar el mareo — ¿Estás bien?

Intento hablar pero solo se escucha un lastimero sonido, subo mi mano tocando lo que rodea mi nariz y boca.

— No no no no

Sujeta mis brazos dejándolos pegados al colchón, me desespero sacudiendo mi cuerpo y al hacerlo un dolor se localiza en mi pierna derecha, ahogo un grito que raspa mi garganta dejándola delicada, tanto moverme la presión en mi brazo aumenta, una maquina con cables comienza a sonar provocando que mis oídos duelan.

— Tranquila shhh soy policia no te haré daño — su rostro cambia a un semblante preocupado, dejo de luchar sintiendo la falta de aire, comienzo a toser — ¡Doctor!

Cuatro personas se adentran a la habitación, dos enfermeras, una doctora y un doctor, lo sé porque lo leo en sus placas.

— Seren — la doctora se acerca con una linterna en forma de bolígrafo — sigue la luz por favor — hago lo que pide y sonriendo guarda el aparato

— Debes relajarte para ver con claridad tus signos vitales, evita hablar porque tienes una mascarilla que te administra oxígeno, lo necesitas para mejorar tu saturometria — habla el doctor

Asiento convencida de que es lo mejor.

Observo con detalle lo que sucede en la habitación, el policia toma asiento al frente de mi cama en un sillón, su mirada es suave y no logra ponerme inquieta ante ella.

Las enfermeras se mueven de un lado al otro ambientando el espacio para mí, abren las ventanas permitiendo que el aire ingrese, suben el respaldo de mi cama (es del hospital) dejándome en posición semi fowler (semi sentada) cuando lo hacen siento que puedo respirar mejor, en una pequeña mesa que hay a los pies de mi cama dejan un jarro con agua limpia y un vaso para poder tomar, bueno no sé si es para mi o para el policía ya que los doctores no han dicho nada más.

Pasan dos horas hasta que mis dos doctores deciden bajar los litros de oxígeno y por eso en vez de dejarme con la mascarilla me colocan la canula nasal, es pequeña, no me incomoda y se engancha por detrás de mis orejas para ajustarse debajo de mi mandíbula.

Mis signos vitales mejoran casi todos, la saturometria sube, por eso el cambio de dispositivo, la presión también se normaliza, no presento temperatura alta lo que significa que no tengo infección ni nada, lo único que les preocupa es mi frecuencia cardiaca, me explican en sencillas palabras que mi corazón está latiendo despacio, a eso le llaman Bradicardia, pero también hay momentos que suben mucho los latidos haciendo una taquicardia, me tranquilizan diciendo que es por la operación y que con los días estaré mejor, dejan conectado unos cables en toda la zona de mi torax rodeando el corazón, están conectados a una maquina que cada cierto tiempo genera un electrocardiograma para revisar que todo vaya bien, la maquina avisa antes de tomar el exámen para que yo me quede quieta.

— Ahora Seren debemos hablar de lo que pasó — habla la doctora

— Haremos pasar a tus padres porque eres menor de edad, el policía que además es detective debe quedarse para tomar nota de todo lo que hablaremos — termina por decir el doctor, asiento levemente sin entender mucho a que se refieren, hasta el momento recuerdo muy poco del accidente y no me han querido decir que me pasó, ni nada

El policía se queda sentado en el sillón mirando atentamente como entran mis padres a la habitación, gruño cuando ambos se lanzan encima de mí apretando demasiado mi adolorido cuerpo, papá me besa la frente con mimo y mamá seca sus ojos que contienen pequeñas lágrimas.

Sueños Rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora