Capítulo 30

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Termino de lavar mis dientes viendo mi reflejo en el espejo, agarro todo mi cabello haciéndome un moño desordenado y decido bajar.

— Hola

Chillo llevando una mano a mi corazón donde late con fuerza.

— Había olvidado que estaban aquí

— ¿Cómo puedes olvidar que tus padres están en casa? — pregunta molesta

— Será porque nunca están— respondo sinceramente

— ¡Para tenerte como reina! — eleva la voz tirando su taza de café dentro del lavaplatos

— ¿Te lo pedí?

— Eres una....

— ¿Mal agradecida? — sonrío levemente — no creo porque siempre doy gracias por lo que tengo, en base a lo material espero te refieras

— ¡Ustedes los jovenes no se conforman con nada! — grita más fuerte — ¡Uno trabaja sin parar para dar todo lo que piden y lloriquean porque uno no está en casa!

— Mi abuela no te dejaba desde pequeña con una señora extraña que yo sepa — tomo asiento cojiendo una tostada con mermelada — ah y creo que ella tampoco te daba tanto lujo como para que tú vengas y me digas que lo tengo todo solo por tener cosas caras, que te recuerdo no pedí pero aun así agradezco

— ¿Qué pasa? — papá entra a la cocina con cara confundida

— ¡Pregúntale a tu hija! — exclama saliendo hecha furia de la habitación

— Hola pequeña — toma asiento frente a mi sirviéndose un café

— Hola ¿Cuando se van?

Ríe con gracia arrebatando la mitad de tostada que quedaba en mi plato.

— ¿Por qué tanto apuro?

— Nunca duran más de 4 días — me encojo de hombros — solo preguntaba

— No será que no quieres que veamos a tu novio

Abro los ojos como plato y comienzo a toser por atragantarme.

— Hija bebe de tu jugo o te puedes morir de lo sonrojada que estás

— ¡No estoy sonrojada! — me quejo tapando mi cara

— Lo que digas — ríe nuevamente

— Deja de reirte, malvado — susurro avergonzada

— Seren ve a vestirte, iremos al centro comercial

Volteo mirando sorprendida a mi mamá,  tiene las manos ocupadas en su teléfono pero escuché claramente lo que dijo.

— No tengo muchas......

— Dije iremos no pregunté si querías- me corta bruscamente

Asiento rodando los ojos y salgo de la cocina escuchando como papá sigue riéndose. En mi habitación tomo una ducha larga para hacer tiempo y así lograr que mamá desista de su idea tonta ¿Ella y yo juntas? ¿De compras? No lo creo o al menos sé que será una terrible salida, no hemos salido juntas hace un par de años porque si no está papá no fluye nada.

Me visto con un top manga larga rosado junto una chaqueta de fútbol americano negra, jeans negro y zapatillas vans rosadas.

— Estoy lista

— Que guapa nuestra hija — silva papá

— Ya déjame — lo abrazo mientras besa mi frente

— ¿Verás a Dylan?

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