Capítulo 32: La Guerrera De Fuego

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Alayna

Viajar a otro plano debería llevar advertencias.

De un momento a otro comencé a sentir mareos y náuseas. Pero lo peor era la presión que había en mi cabeza, como si un elefante me aplastara. Ahora estoy sentada en la roca donde estaba antes la mujer. Trato una y otra vez de mantener mi respiración sin problemas, pero me cuesta.

La parte buena, es que puedo aguantar.

La mujer está enfrente de mí, mirando con sospecha. La observo moverse preocupada y un tanto desconfiada.

—No trato de... —comienzo susurrando, pero ella me interrumpe.

— ¿Cómo estás aquí? —dice con una voz fuerte.

— ¿Qué?

—Dijiste que vendrías cuando todo mejore, no ahora. Ni siquiera entiendo cuál es la misión que me encomendaste —se queja.

Frunzo el ceño, intentando entender. Mi rostro tiene que haber demostrado la extraña confusión, porque ella me queda mirando más desconfiada aún.

—No entiendo de qué hablas —digo poniéndome de pie.

La situación ya de por sí es extraña, lo que hace sentirme mal, pues pasé de estar con Arthur hace unos días y ahora tengo que buscar la manera de encontrar un mal que acecha a los dioses y otras criaturas. ¿Podría confiar en lo que Lara dijo?

—Busco a la guerrera de fuego —comento titubeando.

—Tú ya me conoces.

Entonces, entiendo. Recuerdo que pensó que yo soy Eiocha. Seguramente se refiere a eso.

—No soy Eiocha, si es lo que piensas.

—Claro que lo eres, puedo sentirlo.

— ¡No lo soy! —Grito, fastidiada — ¿Por qué piensas eso? Eres la segunda persona que me lo dice.

—Porque eres idéntica —menciona mientras se quita la capucha de la cabeza revelándose.

Me doy cuenta de que su figura se me hace familiar, pero no entiendo de dónde. Sin embargo, esa sensación desaparece al escuchar esa frase: "Eres idéntica". Desde que llegué al mundo de los dragones, la he escuchado siempre y temía que fuera por Saphira, la anterior prometida de Arthur, pero y sí...se refieren a Eiocha.

— ¿De verdad crees que soy ella? —me vuelvo a sentar.

Poco a poco siento que la idea de esa suposición está calando en mí. ¿Y si fuera cierto? ¿Y si su espíritu no es lo único que está en mí?

— ¿Tu...crees que no? —pregunta.

—Me cuesta, mucho —menciono —sé que tengo en mi interior su espíritu, pero no que yo...soy ella. Solo tengo recuerdos de mi vida como Alayna. Es difícil creerlo.

Ella parece debatirse algo. Su mirada observa a todas partes y se la pasa paseándose por la frondosa hierba alrededor. Sé que está tratando de pensar en qué hacer conmigo, porque yo solo vine a interrumpir su hogar, pero ciertamente también sabe que la necesito, sino, no la estaría buscando. Luego de su larga reflexión, finalmente dice:

—Ven conmigo —se vuelve a poner su capucha.

Apenas me levanto, el cielo sin color comienza a llover mojándome por completo.

Pasamos un buen rato caminando, hasta que llegamos a una pequeña cabaña cerca de un riachuelo. La cabaña tiene grietas, por lo que se filtra la luz hacia afuera. Suspiro al darme cuenta de que eso es lo único luminoso del lugar.

La Sinfonía De Dragones © (Libro 1. Alayna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora