Capítulo 38: Los Mundos Oyen La Sinfonía

56 13 0
                                    

Arthur

Estamos sin fuerza. Sin nada más para entregar.

Todo lo que tuvimos antes, nuestra valentía, nuestro coraje y nuestra capacidad de ser fuertes, ya no están. No sé cuántas veces, Cernunnos nos golpeó, solo sé que tengo la cara hinchada, me duele todo mi cuerpo y mi espalda. Incluso, como dragón terminé masacrado.

Sin embargo, estoy bien con que Alayna no tenga que ver esto.

Ojalá esté segura a donde sea que haya ido.

Suspiro agotado, mientras tiro por enésima vez las cadenas que me tienen las muñecas heridas. Mina está al otro lado curando a otro dragón que trató de escapar y Cernunnos le cortó sus alas. Me quedo observando a la anciana, que por su edad ya no puede pelear, pero se dedica a complacer al rey de los dragones. Me encantaría que muy dentro de él, mi padre siguiera vivo y luchara contra esa fuerza. Ahora que sé que él nunca había sido el malo conmigo.

—Todo lo que conocemos, será arrebatado —susurra uno de los dragones adultos que había sido capturado de los primeros. Es la décima vez que dice eso estando a mi lado —Todo lo que conocemos, será arrebatado.

Está loco. O se está volviendo loco.

Como todos.

Cuando Mina llega a mi lado, no hago nada más que gemir de dolor cuando pasa sus poderes de curación encima de mi deformado rostro.

—Volvemos aquí —dice refiriéndose a las tantas veces que me ha curado cuando mi padre me atacaba.

—Sí, volvemos aquí —concuerdo — ¿Has sabido algo?

—No, Arthur. Nada.

Pasa unas vendas por mis ojos hinchados y por las heridas que parecen sucias. Luego, me sana las manos y me limpia la sangre, pero noto con rapidez que todavía me duelen. La observo confundido y ella sonríe con tristeza.

—La edad me está afectando, ya no puedo curar todas las heridas.

Ella es la anciana más importante del pueblo y siempre se preocupa del resto, pero nadie de ella. Pongo mi cabeza en su hombro y Mina lo entiende de inmediato. Me abraza levemente.

—Lo siento —le susurro.

—No es tu culpa, Arthur —menciona alejándose —No es de nadie la culpa.

Nos quedamos en silencio mientras siento sus caricias de madre en el cabello, es un momento de paz, al fin, pero de pronto le suelto de la nada:

— ¿Cómo estará ella?

—La extrañas mucho ¿No? —preguntó ella sonriéndome.

—Creo... que es más que eso —la miró —Siento que me ahogo si no estoy con ella. Alayna es un respiro. Es más que solo una relación bonita, Mina.

— ¿La amas?

Quedo pensando, mirando a los demás, viendo lo que estamos pasando.

—Sí, pero... amo a Alayna. Solo tengo miedo de perderla si de verdad es la reencarnación de Eiocha.

—Alayna es una mujer inteligente, no se dejará llevar por el espíritu de Eiocha. Ella sabrá cómo cuidar su propia alma de la reencarnación. Además, hay que tener mucho cuidado, ella es exactamente lo que Cernunnos quiere y tenerte aquí, para él es la vía más fácil de obtenerla.

—Eso es lo que temo.



Alayna

La Sinfonía De Dragones © (Libro 1. Alayna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora