Capítulo 34: El Gran Despertar

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Alayna

—Entonces —demanda la guerrera — ¿No sabes usar los poderes que literalmente son para ti?

—Ni siquiera sé cuáles son.

Ella suelta el aire acumulado debido a la preocupación y me mira. Yo noto que en su mente solo hay una pregunta: ¿Cómo vamos a hacerlo?

—No sabes cómo despertarlos ¿No?

Niego, aun sentada en el oscuro pasto del plano astral.

—Bien, comenzaremos de ahí. Eiocha dijo que a tus poderes les falta confianza y a ti, te falta lo mismo, así que debes comenzar a confiar en tus habilidades y según yo: la meditación es un buen comienzo.

En mi mundo, la meditación es un conjunto de respiraciones y concentración. ¿Cómo eso me ayudaría a ganar confianza?

—Estas meditaciones no son dedicadas a ningún dios, solo a uno mismo. Ponte de pie —lo hago y ella se posiciona delante de mí, para actuar como un guía —piensa solamente en algo que te guste, que no sea una persona. Eso desconcentra.

—El sonido del violín —digo sin pensarlo demasiado.

—Bien —ella junta sus pies y eleva sus manos hacia el cielo, uniéndolas. Yo hago lo mismo —piensa entonces en su sonido. Cierra los ojos y siente el toque que utilizaste con el instrumento. Cómo te conectabas.

Al elevar mis brazos al cielo oscuro, me concentro en lo que sentía al tocar el violín, sin embargo, todo se viene abajo cuando comienzo a recordar cada uno de los instantes. No puedo seguir y la guerrera lo nota.

— ¿Quieres contarme? —pregunta ella.

— ¿Por qué supe ahora que soy parte de algo tan grande como el universo y no antes? —el ambiente se tensa de inmediato. Pero nadie puede culparme. Tengo razón. Si de mí dependía detener un mal, porque no sucedieron estas cosas antes, cuando era más joven.

De pronto, una extraña melodía tétrica suena a nuestro alrededor.

— ¿La escuchas? —le pregunto mirando a todos lados, asustada.

—Sí, es una sinfonía.

Instintivamente, ella me protege con su cuerpo. Ahogo la respiración cuando reconozco que se parece a la melodía que usaba el espíritu del bosque, es decir Cernunnos, para controlar a sus presas.

—Es...la sinfonía del espíritu del bosque —me estremezco.

— ¿Conoces esa historia?

—Sí —le digo —Cernunnos controla a quien quiere con eso.

—Pero no es la sinfonía lo que hace controlar a las personas, es el poder que tiene sobre la marca. ¿Alguna vez te ha controlado? —quiso saber la guerrera.

Su mirada está llena de alarma, lo que me hace dudar de su pregunta.

—Completamente...no —digo.

Ella se libera de su posición de ataque y deja de protegerme. Chocamos nuestras miradas y de repente hay un momento de conciencia en sus ojos que me confunde. Está pensando en algo y yo estoy en ello.

— ¿Qué pasa? —pregunto alarmada.

— ¿Nunca antes tuviste conexión con este mundo?

—No —respondo frunciendo el ceño — ¿A qué va todo esto? ¿Qué estás tratando de buscar?

Un extraño pensamiento la perturba y no quiere compartirlo conmigo. O a lo mejor, simplemente no sabe cómo. Trato de tomar su mano para indicarle que no tiene que ocultar nada. Al fin y al cabo estamos juntas en esto.

La Sinfonía De Dragones © (Libro 1. Alayna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora