Capítulo 10: Camino a la Oscuridad

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Arthur


Casi pierdo los papeles que me entregó la abuela de Alayna, debido a la multitud de gente que hay en el lugar. Por un lado, me exaspero creyendo que cualquier situación puede hacer que mi lado dragón surja, sin embargo, por el otro, lo agradezco solamente porque la mano de Alayna va sujeta a la mía.

No sé decir si me siento nervioso o inquieto, la verdad.

Pero su toque se percibe como una nube, lo cual me calma. La observo mover su cabeza de un lado a otro suavemente, supongo que siguiendo el ritmo de esas cosas que hacen música que tiene en sus oídos. Ella nota mi mirada y ladea su rostro hacia mí.

— ¿Estás nervioso? —pregunta.

—Un poco, es...la primera vez que hago esto.

— ¿Ir a tu mundo desde otro paso? —se quita esas cosas en sus oídos para poder hablar mejor.

—Eso también, pero me refiero a viajar... así... humanamente —digo nervioso.

Ella suelta una risita tímida y aprieta más mi mano.

—Y eso que nos vamos en bus y no en avión.

— ¿Hay diferencia?

—Sí, mucha —ríe —En avión nos demoraríamos menos en llegar, pero no tienes papeles de identidad para viajar, así que lo más seguro es en bus, aunque nos demoremos casi seis o siete horas de viaje. Lo siento —dice de pronto —Hablo mucho.

—Tranquila, me gusta escucharte.

Alayna sonríe bajando la cabeza, seguramente sintiéndose nerviosa. Cuando la levanta, notó que sus mejillas están levemente coloradas.

— ¿No estás acostumbrada a que te hablen así? —le pregunto.

— ¿Así como?

—Estoy hablándote expresando mi cariño hacia ti.

—Te encariñas muy rápido ¿No crees? —responde con una sonrisa, por lo que yo asiento del mismo modo —pero sí, no estoy acostumbrada.

— ¿Por qué no? Es decir, eres bellísima, casi irreal. Cualquier persona quisiera estar contigo, pienso que debes estar acostumbrada a ese tipo de muestras —digo.

Ella suelta un suspiro pesado, como si algo dentro le molestara o lo que he dicho le ha dejado mal sabor en la boca. Una acción agotada y demostrativa de alguien que no cree en sí misma.

—No es tan fácil —murmura —aquí una chica ciega no es tan atractiva físicamente como según tú me encuentras.

—Pero no me refiero a solo tu físico —aprieto su mano para que sepa que lo estoy diciendo de verdad —También hablo de tu carácter, de tu forma de ser, de cuan perceptiva eres, tan dulce y seria a la vez. Eres irreal porque no existen personas así. Creo que tú bien podrías escuchar las voces del cielo a través de la tierra, porque solo alguien puro puede. Y esa eres tú.

El aire que sale de su boca se queda trabado de pronto y su mirada se pierde entre el piso del lugar. Llevo mi mano hacia su rostro tocando con suavidad, mientras ella cierra sus ojos disfrutando la cercanía. De repente todo a nuestro alrededor parece desaparecer y me acerco a sus labios. Con tan solo rozarlos, me siento agradecido, pero antes de que nuestras bocas se unan, el carraspeo de una garganta nos hace volver a la realidad.

Observo a quien está al frente nuestro y la señora Rachel está de pie mirándonos con un intento de esconder la sonrisa.

—Disculpen, no quería interrumpir —menciona.

La Sinfonía De Dragones © (Libro 1. Alayna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora