El Cuento Del Inepto.

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Freddy se sentía ahogado mientras salía del salón donde había rendido el examen. Sus ojos pesaban y su garganta se cerraba a medida que caminaba, no había dormido lo suficiente en varios días y había dejado de ir al gimnasio para poder estudiar mejor, pero parece que eso no había sido buena idea después de todo.

Dio un paso y se mareó, su mano viajó hasta sujetar el marco de la puerta, cerrándole el paso a la chica rubia que iba saliendo.

— Oye — gritó la chica.

— Lo lamento — murmuró Freddy sin aire.

— ¿Estás bien? — frunció el ceño la chica.

Él la miró, tenía los ojos rojos y llorosos, su mandíbula estaba apretada y sus piernas temblaban...

Su respiración se estaba yendo.

— ¿Podrían mover a este inútil para poder salir?

— ¿Quieres cerrar la boca, inútil? — gritó Sabrina a quien había dicho eso.

Ella tomó la mano que bloqueaba la salida y la guio hasta el chico, sin soltarla en ningún momento.

— ¿Te llevo a la enfermería? — preguntó ella.

Freddy no contestó, había comenzado a llorar levemente. Miró a la chica y se soltó rápidamente antes de comenzar a correr con rapidez. No le gustaba la sensación, la misma sensación que lo hacía sentir pequeño e indefenso a medida que la presión en su cabeza aumentaba.

Sabrina lo seguía de cerca mientras corría, veía como las manos de Freddy cubrían sus orejas, evitando que cualquier tipo de ruido o voz entrara en el subconsciente del chico.

Ambos llegaron a la parte posterior de los edificios de los dormitorios y Freddy se sentía más atrapado ahora, comenzó a buscar una salida en cada dirección, pero no sabía que hacer. Vio un hueco en la pared tapado con una plancha de madera mal colocada y la tiró al piso antes de meterse por ahí.

Sabrina se metió detrás de él y tomó la plancha de madera para poder tapar la entrada nuevamente.

Vio al chico arrodillado junto al lago, tirándose agua en la cara frenéticamente. Él estaba intentando cortar aquellas imágenes que flasheaban frente a sus ojos, ya no quería ver a sus padres que lo miraban amenazantes mientras se acercaban con ojos de fuego y manos de hierro que lanzaban puñetazos a diestra y siniestra mientras él se acurrucaba en el piso con las manos en la cara y las rodillas lo más cerca posible de su pecho.

Sabrina solo podía mirarlo sin saber que hacer, sabía que, si buscaba ayuda, alguien podía verlo así y comenzarían a burlarse, pero sabía que tampoco lo podía dejar solo.

Ella comenzó a acercarse y le tocó el hombro con suavidad, él se apretó aún más en su posición.

— No dejes que me toquen — sollozó el chico.

— Esta bien — dijo Sabrina con un tono calmado.

Ella apretó la mandíbula con el ceño fruncido y lo tomó como pudo para abrazarlo con fuerza. Él había comenzado a retorcerse mientras ella lo apretada más y más entre sus brazos para no dejarlo ir.

Los músculos del desconocido aún estaban tensos y seguía retorciéndose mientras murmuraba que lo alejarán de ellos y que no los dejarán lastimarlo de nuevo, seguía poniendo sus manos sobre su cara en cada oportunidad que tenía.

El corazón de Freddy aún estaba latiendo con demasiada fuerza, su mente estaba girando y su cuerpo se sentía cansado. No le gustaba esa sensación, le parecía que todo el mundo estaba pesando más y más mientras las imágenes de sus padres lo hacían sentir miserable a medida que se acercaban y sonreían maliciosamente con los puños en el aire.

Sintió un puñetazo en el costado y gritó con fuerza, asustando a Sabrina, pero eso a ella no le importó.

La presión de los brazos de la chica comenzó a hacer efecto y el corazón de Freddy comenzó a calmarse, pero el llanto se intensificaba. El comenzó a borrarse lentamente mientras agradecía al ángel de cabello rubio y ojos azules que lo elevaba hasta el cielo, sus padres ya no estaban.

Sabrina se quedó unos minutos más con el chico entre sus brazos hasta que se quedó dormido, estaba asustada y un poco nerviosa.

Ella había dejado a Freddy solo por unos minutos para ir por Liam, quien era lo suficientemente fuerte como para levantarlo y llevarlo a la enfermería con rapidez. La chica estaba nerviosa y no quería dejar al chico solo.

— No es tu obligación quedarte con él — murmuró Liam.

— Dile a Casandra que estaré con la directora.

Liam asintió y la dejó sola con el chico en la enfermería. Momentos después, la señora Jacobsen entró a la enfermería y se sentó junto a la chica.

— Se llama Fred Scott — dijo la mujer — lo que viste fue un ataque de pánico.

— Él fue-

— No — interrumpió la señora — no le pasó eso, él tiene ansiedad, pero la causó otros motivos.

— No sabia que hacer, vi que estaba mal y yo no...

— Estoy orgullosa de ti — sonrió la mujer.

— Estaba aterrada.

— Y aun así te quedaste con él.

Sabrina miraba a Fred Scott con atención, él respiraba, pero ella aun sentía que algo estaba mal.

— Puedes irte.

— Si no le molesta, quiero quedarme para asegurarme de que está bien.

— Esta bien — murmuró la mujer con una sonrisa.


NOTA DEL AUTOR.

Hola a todos, quería agradecerles a las personitas que han leído esta obra hasta ahora.

Y con este capitulo se completa oficialmente la presentación de los seis protagonistas, ahora la historia ira de cierta manera mas "Rápida" por lo que todos los personajes estarán viviendo sus vidas como lo hacen los adolescentes reales, de una forma rápida que parece eterna.

Por cierto, les presento a Liam Washington:

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muchas gracias por leer.

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