Liam, Hunter y Sabrina se encontraban sentado en el piso, Hunter jugaba en la consola mientras que los otros dos preparaban una mesa improvisada con libros y cuadernos donde poner la botella y los vasos que había llevado la chica. Hunter estaba realmente incomodo mientras los observaba.
La puerta fue golpeada levemente y Liam fue a abrirla mientras reía de una broma estúpida que le había contado Sabrina, Hunter rodó los ojos y continuó en su juego. En la puerta, había un chico de cabello rubio y ojos raros, uno azul y el otro café. Estaba vestido con jeans negros y rotos en algunas partes, camiseta blanca y sudadera negra.
— Tu debes ser Fido — se presentó Liam estirando la mano.
— Sip — respondió sonriente el otro chico mientras apretaba la mano de Liam.
— Yo soy Liam y él es Hunter — dijo sonriente el pelinegro.
Fido asintió antes de darle un saludo de mano a Hunter, quien solo asintió con una sonrisa leve.
Estaba levemente irritado mientras seguía jugando con el videojuego, intentaba ignorar a los tres individuos que estaban junto a él. No le gustaba el alcohol, no se sentía cómodo con personas que lo bebían.
— Entonces, mi querido hermano — sonrió Sabrina levemente ebria — ¿tienes comida?
— Obvi — rio Liam.
El chico se levantó del piso y caminó hasta donde esta Hunter, el pequeño baúl donde Liam guardo sus frituras estaba detrás de Hunter. El pelinegro saco una de las ultimas bolsas de fritura que le quedaban y miro al castaño atentamente.
— ¿No quieres sentar con nosotros, pastelito? — pregunto Liam sonriendo — te guarde un lugar junto a mí.
Hunter suspiró, si no aceptaba, todos lo presionarían y se armaría un caos en su cabeza. Apagó la consola y se levantó con pereza hasta sentarse junto al chico que le gustaba, apoyándose completamente en su costado.
— Entonces, ¿Qué hacemos ahora? — pregunto la chica.
— ¿Qué te parece si conocemos al nuevo miembro del grupo? — sonrió el pelinegro.
— Me parece perfecto.
Ambos se inclinaron hacia Fido, haciéndolo reír.
— ¿De donde sacan todo esto? No he visto que se vendan de esas cosas aquí — comentó Fido.
— Tenemos nuestros secretos — respondió Sabrina — pero no vinimos a hablar de nosotros, vinimos a hablar de ti.
— ¿Qué quieren saber de mí?
— Bueno, ¿Qué te gusta hacer? — pregunto Liam.
— Nada, soy el perro guardián de la directora.
— Oh, sí. Recuerdo que tu llegaste y comenzaste a actuar como un guardia.
— Bueno, no me gustaba aquí al principio. Supongo que pensé que actuando así no me molestaría.
— ¿Por qué te enviaron aquí? — pregunto Hunter.
— Bueno, a nadie le gusta decir porque los envían aquí, ¿no?
— Buen punto — murmuró Hunter.
Ellos vaciaban y rellenaban sus vasos con rapidez, siendo más alegres y espontáneos a medida que el alcohol en la sangre aumentaba. Hunter no bebía, Liam estaba tan distraído que no notaba como Hunter vaciaba parte de su vaso en el de él.
La habitación apestaba a vodka y diversión mientras el castaño se iba quedando atrás, observando como sus amigos se alejaban de él lentamente.
Mientras tanto, en la ignorancia, Liam tenia abrazado a Hunter mientras besaba su coronilla cada cierto tiempo, sintiendo el aroma a durazno que tenía el chico en el cabello. Pero sus ojos notaban aquel jugueteo entre su mejor amiga y el otro chico, dejando que sus meñiques se tocaran y sonrisillas se deslizaban entre ellos dos. Él sabia lo que estaba pasando en la cabeza de Sabrina, estaba feliz por ella en ese momento.
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Los Cuentos De Jacobsen
Non-Fiction¿Cuántas veces nos hemos sentido perdidos? ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos? Quizás la respuesta a estas preguntas las podamos evadir con una simple respuesta... La Familia, los amigos o tus personas de apoyo. Los Cuentos De Jacobsen es para...