Casandra se había vestido con el uniforme completo y había decidido usar aquellos zapatos con tacón alto que había comprado y guardado hace tiempo. Había decidido usar un peinado suelto pero elegante y su maquillaje era leve, casi imperceptible. Ella estaba lista, realmente lista.
Cuando abrió la puerta, encontró a Freddy parado frente a ella, sosteniendo una rosa en la mano y una sonrisa en la cara mientras la miraba con cariño.
— Te ves hermosa — dijo el moreno con honestidad — debo ser el chico más afortunado del mundo.
Casandra se sonrojó y sonrió.
— Te traje esto — dijo él dándole la rosa — una hermosa rosa para una hermosa chica.
Casandra sonrió aun mas y tomó la rosa antes de girar para entrar a la habitación, sujetando a Freddy para que entrara con ella. Caminó hasta su mesita de noche y tomo una tijera para cortar el tallo y así unir la rosa a su cabello en el lado derecho con una pinza de cabello.
— ¿Cómo me veo? — preguntó la chica sonriendo.
— Hermosa.
— Si necesito tu ayuda, ¿Irás a salvarme?
— Por supuesto.
— Te amo, Freddy — susurró ella mirándolo.
— Yo también, Cass.
Sus pasos eran lentos y la dirigían al comedor mientras miraba a otros estudiantes que también iban con sus familias.
Ella entró e identificó a su madre sentada en medio de un mar de gente, la chica comenzó a caminar lentamente hacia la mujer. Ella era esquelética y de piel realmente pálida, era un tono pálido que obviamente se debía al maquillaje, o quizás una enfermedad a la piel. Vestía un vestido ajustado de color negro y un peinado recogido y elegante que era decorado con joyería falsa.
Casandra se puso blanca en el momento en el que ella la miró a los ojos, recordando cada vez que ella comentaba algo sobre su peso o le quitaba la comida diciéndole que no la necesitaba de todos modos.
Ella caminó con las piernas levemente temblorosas hacia esa mujer, sintiendo que era una mala idea aquello de usar tacones.
— Hola, madre — saludó ella intentando sonar amable.
— Hola — respondió la mujer sin expresión.
— ¿Y papá?
— No quiso venir.
— Ah...
— ¿Por qué recibí una carta diciendo que tenía que venir aquí?
— Oh, los estudiantes de ultimo año pueden ver a sus familias antes de la graduación, usualmente el-
— Está bien — interrumpió la mujer.
— Si... está bien.
— ¿Y? ¿Qué pasa?
— Nada, solo...
— ¿Cuánto comes usualmente? — preguntó la mujer de llano, dejando a la chica sin habla.
¿Cómo es que aun consideraba normal preguntar ese tipo de cosas cuando los médicos y oficiales le dijeron que estaba mal?
— ¿Por qué es importante?
— ¿Qué tiene de malo que pregunte?
— Pues... me molesta, deberías de preguntarme por mis notas y el que planeo hacer en cuanto salga de aquí y-
— No — interrumpió la mujer.
— ¿Perdón?
— No quiero saber esas cosas, vine aquí esperando ver que hubieras cambiado tu estilo de vida y reconsiderar si te dejábamos volver a casa o no.
— Wow...
— Le dijimos a tu madrina que te enviara aquí para que pensaras en lo que nos hiciste.
— ¿Qué les hice yo?
— Destruiste nuestras vidas, tu padre y yo perdimos nuestros trabajos por lo que hiciste.
— Me destruiste — gruñó la chica.
— Porque eras una vergüenza — respondió la mujer.
— Vaya, incluso con dieciocho años, soy mas madura que tú — dijo Casandra levantándose de la silla.
— ¿A dónde vas? Aun no terminamos.
— Yo si terminé — dijo Casandra volteándose para ver a la mujer — solo quería ver si habías dejado de ser una perra para ver si volvía con ustedes o no, ya me di cuenta de que nunca cambiaste.
— Jovencita, no tienes permitido-
La chica pateó levemente la mesa, causando que la copa de vino cayera sobre ella y mojara todo el vestido negro de la mujer.
— No me vuelvas a contactar, madre — gruñó la chica.
Comenzó a avanzar por entre las mesas y escuchaba los gritos de su antigua madre.
Había resultado mucho mejor de lo que esperaba, al menos no se trabó como ella había imaginado, no se sintió como ella había pensado que se sentiría.
Antes de salir, notó que la abuela de Liam estaba completamente sola mientras esperaba, al menos podría terminar la noche conversando con alguien que si se preocupaba genuinamente por ella.
Con su abuela que no era su abuela.
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Los Cuentos De Jacobsen
Non-Fiction¿Cuántas veces nos hemos sentido perdidos? ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos? Quizás la respuesta a estas preguntas las podamos evadir con una simple respuesta... La Familia, los amigos o tus personas de apoyo. Los Cuentos De Jacobsen es para...