El Cuento De Lo Rápido.

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La habitación estaba cerrada con seguro y afuera de la habitación, en el pasillo, se paseaba un guardia enojado y cansado que gruñía algo mientras caminaba. La puerta fue abierta y el guardia miró automáticamente con una mirada furiosa, Liam se miraba cansado y dijo con un tono que lo demostraba.

— Por favor, Dan. Hemos pasado por esto miles de veces y ambos sabemos que no saldré de aquí a no ser que sea necesario.

— Yo-

— Hay cámaras de seguridad en el pasillo, puedes vigilarme en tu oficina con un café caliente. Tenerte aquí afuera me pone nervioso y no puedo estudiar.

El guardia miró la cámara y pensó por unos segundos antes de despedirse de Liam e irse. El chico se metió en la habitación y cerró la puerta detrás de él.

Adentro, Hunter se encontraba recostado en su cama con un libro de historia en las manos mientras Liam se acercaba a su cama y se desplomaba sobre Hunter con irritación. Le había quedado el labio hinchado y un moretón en el ojo que ya se estaba deshinchando, pero aún le dolía un poco. La directora le había dado analgésicos para que tomara durante tres días, pero aún no hacia efecto.

— Me duele la carita — gruñó Liam.

— No debiste iniciar una pelea — murmuró Hunter, posicionado en una extraña pose mientras seguía leyendo el libro.

— Entonces debí dejar que atacar a la cocinera.

— No, pero-

— No interesa — interrumpió Liam enojado.

Hunter suspiró y pausó su lectura.

— ¿Qué puedo hacer por ti?

— Deja ese estúpido libro y duerme conmigo — gruñó el pelinegro como un niño pequeño.

Hunter rio levemente y accedió, lanzó el libro a la cama de Liam y se acomodó para que ambos pudieran estar cómodos. Pero Liam se había puesto en posición fetal y ocupaba toda la cama, dejando a Hunter en una posición realmente incomoda.

— No puedo acomodarme así — susurró Hunter.

Liam parecía no escucharlo, pero de un momento a otro, se levantó de la cama de un salto y comenzó a mirar la habitación atentamente, queriendo hacer algo que quería hacer desde hace tiempo.

— Quiero intentar algo — mencionó Liam sonriendo.

— ¿Qué?

— Me preguntaba si a ti te gustaría juntar las camas.

— ¿Qué? — se rio Hunter pensando que era una broma.

— Juntas las camas, al medio de la habitación y así-

— Si, sé a qué te refieres, pero ¿Por qué?

Liam se decepcionó un poco, pero quería que lo hicieran. No sabia si era por culpa de los analgésicos que lo atontaron levemente o si estaba descubriendo un nuevo lado de él mismo, pero se había cruzado de brazos y actuó como un niño pequeño, sentándose en el piso con el ceño fruncido.

— Liam — rio Hunter.

— No — murmuró el chico, subiendo el cuello de su camiseta para tapar su rostro.

Hunter solo suspiro notoriamente antes de poner una mano en la cabeza de Liam, acariciando su cabello cariñosamente.

— Bien, hagámoslo.

Liam se levantó con rapidez y sonrió abiertamente antes de levantar a Hunter entre sus brazos. Cuando lo bajo, le dio un beso casto en los labios, dejándolo sonrojado y con una mirada perpleja que solo se quedó ahí mientras Liam quitaba la ropa de cama de ambas camas y comenzó a moverlas con rapidez.

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