El Cuento Del Rabioso.

1 0 0
                                    

El chico de cabello rubio y ojos raros caminaba lentamente por los pasillos del internado por la madrugada, eran las cinco de la mañana y no había nadie en pie, bueno ¿Quién se iba a levantar a las cinco de la mañana un sábado en el que no había clases? Pues Fido.

Él se sentía confuso mientras daba vueltas por el enorme terreno del internado, sin ir a ningún lugar en específico.

Sabrina no había estado actuando raro después de la noticia de la visita, pero él si y Hunter también. No sabía si actuaban raro por la misma razón, pero si sabía que los chicos le estaban dando espacio para que pensaran las cosas que los molestaban.

El comedor no abriría hasta dentro de una hora y no sabia que hacer, tenia hambre y el sueño era cosa del olvido. No quería despertar a sus amigos para no sentirse solo en ese momento.

Se había resignado y comenzó a caminar hacia su dormitorio mientras miraba al piso, concentrando en lo que tenia en la cabeza. Miró hacia el frente y sus pies cambiaron la dirección automáticamente.

No sabia que era lo que quería hacer, pero sus pasos comenzaron a seguir a aquel castaño que usaba esa familiar chaqueta de cuero. Hunter Hope iba caminando en dirección al escondite con una bolsa de frituras de queso que ahora se veían apetitosas para el rubio.

— Hey, Hunt — llamó Fido corriendo hacia él.

Hunter se volteó y sonrió levemente en modo de saludo.

— ¿Vas al escondite? — el chico asintió — ¿puedo ir contigo?

El castaño asintió levemente antes de voltearse y comenzar a caminar nuevamente hacia el escondite.

Liam le había pedido a Fido quedarse en su cuarto mientras Hunter resolvía lo que había en su cabeza, nadie le creía realmente hasta que esa misma noche vieron como Hunter no comió ni dijo nada.

Fido estaba igual de preocupado, Hunter había sido una pieza clave en lo de Sabrina, y Casandra y Freddy agradecían que él no los dejara desmoronarse. Pero ahora que Hunter se sentía mal, nadie sabia como hacerlo sentir bien. Ni siquiera su novio sabía que hacer en ese momento.

Entraron al escondite y Fido cerró la entrada, se sentaron en las rocas y Hunter le dio la bolsa de frituras a Fido antes de abrazarse a si mismo en la chaqueta de Liam.

— ¿Tu no comerás? — preguntó Fido.

— Creo que tu tienes mucha mas hambre — murmuró el castaño mirando al lago.

— Me hablaste — murmuró Fido mirando a su amigo.

— Lo lamento.

Fido abrió la bolsa y se metió unas cuantas frituras en la boca.

— Está bien... estábamos esperando a que hablaras, nos tienes preocupados.

— Lo sé, no es mi intención hacerlo.

— ¿Puedo preguntar si alguna razón del porque estas hablando ahora? — preguntó Fido, aventurándose mientras miraba a Hunter — no| es que no quiera que hables, pero...

— Es un lugar seguro, supongo.

El rubio asintió y miró hacia el lago.

— Ambos tenemos a todos preocupados.

— ¿Cómo?

— Sabrina esta angustiada porque no he estado concentrado desde aquel día... supongo que el no tener familia me esta golpeando duro ahora que sé que todos serán visitados... me gustaría que las monjas del antiguo orfanato vinieran a visitarme.

— ¿estuviste en un orfanato?

— Oh, cierto — rio levemente Fido — solo Brina lo sabía.

— Me hubiera gustado estar en un orfanato en lugar de...

— ¿Por qué?

— No estoy listo para hablar de eso, Fido. Liam también me ha preguntado eso y no sé cómo responder.

— Bueno, si quieres hablar... siempre estaré para escuchar.

— Lo sé, eres buen amigo.

— Gracias.

Hunter se levantó de la roca y caminó hasta el borde del lago antes de descalzarse las zapatillas y meter los pies en el agua fría, dejando que su cuerpo se enfriara lentamente.

— ¿Quieres hablar de lo que sientes? — preguntó Hunter.

— Me siento solo — murmuró Fido — y es estúpido porque estoy rodeado de gente que me ama, pero supongo que también quiero padres que me vengan a ver.

— Te comprendo — murmuró el castaño.

— Supongo que debería intentar actuar bien para no preocupar a Sabrina — susurró el chico.

— No — se volteó Hunter — porque si lo haces todos creerán que no pasa nada malo y luego no podrás ser honesto con lo que sientes realmente.

Fido se sorprendió levemente, Hunter estaba lagrimeando y parecía realmente triste.

— Si lo haces, no serás el tipo de chico que pensé que eras — sollozó levemente el castaño — si reprimes ese tipo de sentimiento, perderás todo lo que hiciste para avanzar.

El rubio se levantó rápidamente de la roca y se acercó a su amigo con preocupación.

— Empiezo a creer que tus palabras no van dirigidas a mi — murmuró Fido.

— No — sollozó Hunter — me gustaría poder hablar con ustedes sobre lo que estoy pensando, desde aquella noche, no sé cómo hablarlo.

— Viejo, no te diremos nada ni te alejaremos por lo que digas.

— Lo sé — sollozó Hunter, secando sus lagrimas con fuerza — lo lamento, querías hablar y yo no estoy escuchando.

— Esta bien, a veces las personas quieren ayudar a otros cuando son ellos mismos los que necesitan ayuda — sonrió el rubio — créeme que, si no me hubieras escuchado porque estabas pensando en algo trivial, me habría enojado, pero sé que estas mas perdido que yo. Sé que estar disperso y no quiero que te calles tu para que me sienta mejor yo.

— Eres buen amigo — rio levemente Hunter.

— Además, le tengo un poco a Liam, ¿Qué pasa si se entera de que te dejé llorando? — bromeó Fido, haciendo que Hunter riera levemente — lamento si te presionamos al estar tan encima de ti preguntando que estaba mal.

— Está bien.

Fido miró a Hunter atentamente, se veía mucho más pequeño que de costumbre, parecía vulnerable y frágil...

No parecía el chico sarcástico y algo frio que conocía, parecía un niño triste y perdido y no aquel chico que sonreía levemente y abrazaba de forma leve cuando quería demostrar algo. Hunter había estado pensando en algo que realmente lo había dañado y Fido tenia una idea de lo que era.

El rubio se acercó lentamente y envolvió a su amigo entre sus brazos con fuerza, dándose cuenta de que el chico se desmoronaba en sus brazos.

Quizás todos tendrían que recoger los pedazos del chico después de que les dije lo que pensaba...

Todos ayudarían sin dudar cuando eso pasara.

Los Cuentos De JacobsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora