El cuento De La Curiosidad.

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Las vacaciones de invierno habían llegado y Sabrina por fin se había relajado en cuando a los estudios. Ella caminaba por el internado, la mayor parte de este estaba vacío, muchos chicos habían sido retirados para irse de viaje con sus familias, el resto se quedó en el internado porque no tenían familia o porque sus padres los castigaron sin viajar.

Era un poco raro ver el internado tan vacío de un día para otro, pero eso le gustaba mucho más.

Sabrina salió de la cafetería con una manzana roja y se dirigió a los edificios de los dormitorios, ella estaba realmente indecisa entre hacerlo o no.

Quería hablar con el tal Fred Scott y le había pedido ayuda a Liam, pero el idiota se quería quedar a jugar videojuegos con Hunter, Casandra le dijo que quería dormir y que no la molestara hasta tarde y no tenía a nadie más que la acompañara.

Ella suspiro y comenzó a subir las escaleras para poder llegar al segundo piso del tercer edificio, pero justo cuando iba por la mitad de las escaleras, un grupo de chicos bajo corriendo junto a ella. Eso no le molestaba, pero uno de esos idiotas tuvo la audacia de levantarle la falda cuando paso junto a ella. Una bofetada realmente fuerte se escucho en el ambiente y el chico que había levantado la falta se sujetaba la cara con sorpresa y enojo.

Sabrina estaba segura de que él quería golpearla por abofetearlo, pero una voz extra en la escena hizo que todos miraran al pie de la escalera.

— Que divertido es acosar a las chicas — dijo la voz extra.

Era Fido Chase, el chico con el que Sabrina había sido grosera hace tiempo.

El chico frente a ella lo hizo de nuevo, levanto la falda y salió corriendo junto a sus amigos. Ahora la chica estaba realmente enojada, su corazón comenzó a latir mucho más rápido y su mano apretó con fuerza la manzana.

Ella lanzó la manzana con fuerza, dándole justo en la cabeza a uno de los tres chicos. Mientras tanto, Fido se había agachado para tomar una piedra y la arrojo con fuerza, dándole en la pierna a otro idiota de aquel trio.

— Imbéciles — gruñó Fido.

Ella se volteó y se quedó mirando fijamente a Fido, con la cara roja y él le sonrió incomodo.

— ¿Estás bien? — Sabrina no le contestó — lamento si te molestó que me metiera — murmuró — no pareces ser el tipo de chica que necesita ayuda en ese tipo de situaciones.

El chico vio la mirada de confusión en la cara de Sabrina y ese se sonrojó completamente antes de comenzar a tartamudear.

— o-o sea, no es que diga que no me-merezcas ayuda, es s-solo que te he visto por el instituto y siempre te defiendes sola, pero ahora quise ayudar para que supieras que no todos somos iguales. Pero no digo esto porque quiera hacer un acercamiento, ¿Ok? No es mi intención hacerte creer que soy un buen tipo diciendo "no todos somos iguales" es solo que-

— Fido — interrumpió Sabrina sonriendo graciosa — está bien.

Ella no sabía que Fido divagara tanto cuando se ponía nervioso, ella sabia que era extremadamente feliz, tanto que te hacia vomitar si le ponías la atención suficiente.

— Gracias por ayudarme.

— Yo..., de nada, Sabrina — murmuró sonrojado Fido — vas a ver a Freddy, ¿verdad?

— ¿Cómo sabes?

— Soy su compañero de cuarto, me contó lo que hiciste por él. Se ha sentido cansado desde entonces.

Ella bajo unos cuantos escalones.

— Solo quiero saber si está bien, me dejo un poco angustiada verlo así. Me preocupó.

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