El Cuento Del Nuevo Horizonte.

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Estaban frente a frente, uno con una café en la mano y el otro con una manzana roja que comía lentamente y con distracción, sin mirar al hombre frente a él.

Liam no había podido dormir después de que Sabrina hubiera dicho que Hunter tenía que hablar con él sobre algo. Él había estado intentando pensar en que podría ser lo que había pasado la noche anterior, pero su mejor amiga no le quiso dar ninguna respuesta antes de irse y Hunt solo se había dormido después de tocar la cama. Sabrina y Fido se habían ido después de eso y el pelinegro se había quedado despierto, cuidando de Hunter.

Antes de que el chico despertara, Liam corrió a la cafetería y les consiguió desayuno antes de que los guardias se dieran cuenta de su escapada, pero cuando volvió, el castaño estaba despierto y ordenando la habitación. Por lo que solo dejó la bandeja que desayuno en un mueble y comenzó a ayudarlo en silencio.

Pero en algún momento se sentarían y tendrían que conversar sobre algo que ninguno de los dos quería soltar.

— Sabrina te contó — murmuró Hunter después de morder la manzana.

— No.

— Entonces no puedo evitar esta conversación...

— Si quieres no conversamos, no es una obligación hablar.

— ¿No te contó nada?

— Nada.

— ¿Entonces por donde quieres que empiece?

— Por el comienzo, por la razón del porque te fuiste así como así y llegaste llorando.

— Bueno — suspiró Hunter antes de morder la manzana nuevamente — no me gustan las personas que beben.

Liam frunció el ceño y quiso decir algo, pero no sabia que decir exactamente. Ahora se fastidiaba solo por ser tan estúpido, sin saber que decir en un momento como ese.

— ¿Te esperabas eso? — gruñó Hunter en un tono levemente despectivo.

— Me esperaba que me dieras una explicación para dejar de sentir que mi corazón se comprime cada vez que recuerdo tu cara de tristeza cuando llegaste anoche. No necesito tu sarcasmo ni tu mierda cuando solo quiero ayudar.

— Esto es estúpido — dijo el castaño levantándose del piso, dejando la manzana tirada.

— ¿Por qué le dijiste a Sabrina? — preguntó Liam imitándolo.

— No hablaré de esto.

— No — gruñó Liam, tomando a Hunter de la muñeca antes de que saliera de la habitación — ¿Por qué le dijiste a Sabrina?

— Porque es mi decisión de a quien le cuento mis cosas — espetó Hunter, tirando de su brazo para soltarse del agarre del pelinegro.

Liam se sorprendió y se quedó mirando a Hunter, él parecía tenso y sus ojos llorosos estaban llenos de enojo, haciéndolo sentir mal por haberlo tomado de esa forma, presionándolo para que hablara de algo que no quiere o no sabe como hablarlo. Miró la muñeca del chico, su mano estaba impresa en su piel.

— Hunt, yo...

— ¿Quieres saber porque no quería decírtelo? — gruñó Hunter con la mandíbula apretada — bien...

— No quiero saber de esta forma.

— Yo no quería decirte aun — sollozó el chico — yo no sé como hablar las cosas, no se como ordenarlas para poder sacarlas... lamento si te hablé de esa forma, pero es mi única forma de evadir este tipo de cosas.

— Lo lamento.

El castaño masajeó su muñeca antes de mirar a Liam.

— Ella lo adivinó — murmuró — nunca se lo dije.

— Ya no quiero saber — respondió Liam, dolido.

— Mis padres bebían a diario y era rara la ocasión en la que los veía sobrios... ellos eran buenos padres cuando los encontrabas sobrios, pero cuando no lo estaban...

Él se quedó mirando la marca que le dejó Liam con atención, mirando la nitidez con la que se veía aquella mano. Una impresión perfecta.

— Mis padres siempre encontraban una razón para culparme y castigarme... pero siempre era su culpa...

— Hunter.

— Me molestaban en el colegio porque a veces iba sin bañarme y con la ropa sucia, pero ¿Cómo podía ir en buenas condiciones cuando mis padres no se preocupaban por mí?

— Hunter.

— Siempre me descuidaban... pero cuando llegaron los golpes, ya estaba harto de todo. Los doctores no podían hacer nada porque ellos y los trabajadores sociales no querían hacer su trabajo. Me hacían parecer un inútil miserable.

— Hunter — suplicó Liam.

— Los moretones que me dejaban siempre eran dolorosos y horribles, siempre me los hacían cuando estaban ebrios.

Liam apretó la mandíbula con fuerza y se apresuró a atrapar a Hunter entre sus brazos.

Las lagrimas le mojaban las mejillas y parte de la camiseta de Hunter. Liam solo podía susurrar "lo siento" mientras la tensión del cuerpo del chico se iba desvaneciendo y se dejaba caer en los brazos del mayor, llorando y pareciendo pequeño.

— Lo lamento — volvió a susurrar Liam con la voz temblorosa.

Ambos se habían cansado, estaban realmente exhaustos en ese momento. Liam aún estaba tenso, pero Hunter parecía ido, como si estuviera pensando en algo que no podía concretar.

— Quiero arriesgarme en algo — susurró Hunter.

— Puedes hacer lo que quieras — susurró Liam de vuelta, acariciando el cabello del chico.

Hunter se enderezó, se acercó lentamente al rostro de Liam, sintiendo su respiración tranquila y relajante.

Sus labios sabían a café y la corta barba le hacia cosquillas cuando lo rozaban. Liam estaba sorprendido, sintiendo aquellas mariposas que nunca pensó que existían mientras la sensación de flotar lo drogaban. La sensación de adrenalina les llenaba hasta el vaso sanguíneo más pequeño de su cuerpo.

Hunter separo sus labios de los de Liam lentamente, abriendo los ojos para observarlo con atención. El pelinegro estaba sonrojado y con los labios ligeramente abiertos, sintiendo su corazón acelerándose y su mente relajándose ante aquella situación.

— Me gustas, Liam Washington.

El pelinegro sonrió antes de sonreír y acariciar la mejilla de Hunter con ternura.

— Te prometo que nadie te volverá a dañar nuevamente.

— Quiero decir otra cosa — susurró Hunter, sonriendo levemente — Perdóname si te llamo "Amor".


NOTA DEL AUTOR:

Hola a todos.

Tengo noticias que a nadie le importa jaja.

Yo estudie y trabajo en el mundo de la cocina, por lo que soy ayudante de cocina y actualmente conseguí un nuevo trabajo en un lugar en donde deberé trabajar de Lunes a Sábados en horarios rotativos por lo que no tendré tanto tiempo para escribir o dibujar. Por eso no subí capítulos el día lunes, tuve que hacer tramites con respecto al trabajo, comprar cosas y preparar cuchillos y etc.

A partir de la próxima semana habrán dos capítulos a la semana, uno el día lunes y otro el día jueves por lo que resta del libro.

Se despide, el escritor de Los Cuentos De Jacobsen.

Los Cuentos De JacobsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora