El Cuento Del Nuevo Mundo.

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La biblioteca estaba llena de chicos con libros y cuadernos con apuntes mientras murmuraban y escribían cosas rápidamente, se pasaban notas o se acurrucaban en sus sillas con sus parejas para poder distraerse, aunque sea unos cuantos segundos para escapar de aquella situación.

La mesa junto a la ventana de la biblioteca estaba ocupada por aquel grupo de oro, quienes tomaban apuntes y estudiaban de un montón de libros que los profesores habían encargado.

Todos estaban resumiendo un año completo en una sola hoja que era más fácil de cargar y estudiar.

— ¿Cómo es que ninguno de nosotros se eximió del examen? — preguntó Liam soltando el lápiz y golpeando su cabeza con la mesa.

— Yo si me eximí de los exámenes — respondió Casandra — estoy con ustedes porque me causan lastima.

— Hey — se quejó Freddy.

— Excepto tú, bebé — sonrió la chica pellizcando levemente la mejilla del moreno.

— Genial, estamos con una perra presumida — bromeó Sabrina.

— A ti te ayudaré en lo que pueda — le dijo Casandra.

— Yo te quiero mucho, Cassie — sonrió Liam.

— Aja — dijo ella, ignorándolo.

— Perra presumida — lloriqueó el pelinegro.

— Lo sé — sonrió Casandra presumida mientras se quitaba el cabello de su hombro como una diva.

Los chicos rieron mientras continuaban con sus apuntes, el estrés de ser un estudiante era real y ellos lo estaban conociendo recién en esos momentos.

— ¿Ya saben que harán después de salir de aquí? — preguntó Hunter mirando a sus amigos.

— Pues... no — respondió Fido.

— Supongo que pasamos por muchas cosas en este lugar... tantas que no nos dimos cuentas del tiempo que pasó y no pensamos en el futuro — frunció el ceño Sabrina.

— Yo si lo he pensado — admitió Freddy — quiero estudiar agricultura.

— Esa es una gran carrera — sonrió el Liam.

— Yo quiero estudiar educación diferencial — se unió Casandra — aunque quizás me tome un año sabático antes de entrar a una universidad pública.

— ¿Por qué publica? — preguntó Hunter.

— Bueno, tengo que trabajar para conseguir un lugar en el que vivir.

— Tienes razón — rio Hunter — yo quisiera ser profesor, o médico.

— Futuro médico aquí — levantó la mano Fido.

— ¿Quién querría ser atendido por un doctor que pierde la concentración cada cinco minutos?

— ¿Pues que estudiará usted, señorita "humillo a mi novio"?

— Aun no lo sé, por el momento quiero trabajar y tener mi casa propia — rio Sabrina.

— Entonces, Cass será educadora diferencia, Freddy un agricultor, Fido un carnicero, Brina una trabajadora ama de casa y mi chico un profesor-médico... ¿Qué seré yo?

— ¿No pensaste en que hacer después de graduarte, Li? — preguntó Cassie.

— Pues... no, yo no pesaba que algún día saldría de aquí...

— Bueno — murmuró Hunter — saldremos de esto sea como sea, aún estaremos juntos.

— Claro — sonrió Sabrina — no te preocupes tanto por el futuro, Liam.

— Tienes razón — sonrió el pelinegro levemente antes de seguir con sus apuntes.

Vaya...

Los chicos seguían con sus apuntes mientras Liam se sentía un poco mal por ser el único que no tenía planeado lo que haría al salir de este lugar en unas cuantas semanas después de graduarse...

Cuando los chicos terminaron sus apuntes eran las siete de la tarde, todos estaban cansados y realmente hambrientos, causando que algunos sufrieran de rugidos salvajes dentro de sus estómagos.

Todos acordaron en ir a cenar algo delicioso antes de ir a la cama, pero Liam solo rechazó y se excusó diciendo que estaba realmente cansado antes de escabullirse hacia su habitación, dejando a Hunter un poco inquieto y perdido.

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