El Cuento De La Familia.

1 0 0
                                    

La chica caminaba por el patio central del internado mientras se aflojaba la corbata sin éxito, unas manos la tomaron por los brazos de repente y ella estaba a punto de golpear a la persona, pero escuchó la voz de Hunter diciéndole que estaba bien y solo se dejó guiar mientras él la llevaba hacía su habitación a la par que ella intentaba sacarse la corbata.

Cuando llegaron a la habitación, ella tiró de la corbata para sacársela y la tiró al piso antes de desabotonarse la blusa con rapidez y nerviosismo mientras Hunter la miraba con preocupación y sin saber que hacer.

— Me falta el aire — dijo la chica con dificultad para respirar mientras se quitaba el sostén y quedaba con el torso desnudo.

Ella se sentó en la cama de los chicos y se tapó la cara con las manos mientras lloraba levemente y negaba con la cabeza.

— Quedó muy mal, ¿Verdad? — preguntó ella en un susurro.

— Sí, los guardias tuvieron que intervenir.

— La golpeé... finalmente lo hice, había querido hacerlo desde hace tiempo.

— ¿Estás bien?

— Si.

— ¿Por qué lloras?

— No lo sé, supongo que estoy frenética. Al parecer esperaba tener problemas serios si la tocaba, pero no pasó nada... solo es una persona sin poder sobre mí.

— Bien — suspiró Hunter — temía que intentaras estrangularte con la corbata.

— Estoy bien — rio Sabrina mientras se secaba las lágrimas — ¿Y tú?

— ¿Yo qué?

— ¿Estás bien? Vi que estabas con Liam y la abuela.

— Si... no, no lo estoy.

— No te presionaré, pero si quieres hablar, estoy cuando quieras.

— Eres una buena amiga.

— Lo sé — sonrió la chica levantándose de la cama y recogiendo su sostén — pero es en serio, tienes amigos y te escucharemos si quieres.

— Tuve una conversación la abuela de Liam.

— Es una mujer algo rara, pero es buena persona.

— Lo sé, me dijo que Liam sufrió mucho cuando era niño... su padre no lo dejaba expresarse o algo así... ¿Crees que yo le esté haciendo daño a Liam?

— Ay, Hunt. Le haces daño a Liam al no decirle lo que te pasa ahora, pero si no estás listo no tienes que preocuparte.

— El tema es... no sé como expresarlo, no sé como sacarlo de mi pecho sin desmoronarme de nuevo.

— Así como lo haces ahora, liberándote y descargándote.

— El hecho de que ningún familiar te viniera a ver ni te hubiera mostrado preocupación en ese suceso me dolió personalmente y me hizo recordar cosas... y esta noche...

— Dilo — pidió Sabrina — si yo pude golpear a esa perra, tu puedes darte permiso de romperte.

— Mis padres murieron, Sabrina — sollozó Hunter — mis padres murieron y me culpo constantemente por eso desde el día que te hicieron esa mierda... el hecho de que ellos no me cuidaran me hicieron querer vengarme y al final murieron...

— Hunter — susurró ella sorprendida — ¿Tú... tú los?

— No... no lo hice, pero siento que sí, de cierta manera y créeme que me aterra que Liam sepa esto y se aleje de mí, porque ustedes son mi familia, pero Liam... Liam es mas que eso y no sé qué haré si lo pierdo.

Hunter se había puesto a llorar y la chica solo atinó a acercarse a él para abrazarlo con fuerza mientras él descargaba todo lo que había estado guardando.

La puerta fue abierta repentinamente y Liam entró con rapidez mirando a todas partes con preocupación mientras sentía que algo estaba mal. No había personas extrañas ni alguien casi muriendo como decía su presentimiento, pero vio a su mejor amiga con el torso cubierto únicamente por su sostén y a su novio llorando mientras la abrazaba con fuerza.

— ¿Qué pasó? — preguntó el pelinegro confundido.

— Lo siento — lloró Hunter soltando a Sabrina para caminar hasta Liam y aferrarse a él — perdóname.

El pelinegro miró a su amiga en busca de ayuda, pero ella le hizo una seña de que no sabia nada al mismo tiempo que se ponía su blusa.

Liam solo lo abrazó con fuerza y comenzó a acariciarle el cabello.

— ¿Puedes ir con la abuela? — preguntó Liam — busquen a los chicos y vayan al escondite, nosotros iremos en cuanto podamos.

Sabrina asintió y salió corriendo hacia el exterior para poder darles privacidad.

— Amor — susurró Liam.

— Lo lamento.

— ¿Qué lamentas?

— Que este haciendo que todos se preocupen y que tú te sientas mal, no quiero hacerte sentir mal, no quiero hacerte sufrir... créeme que si pudiera decirte lo que tengo en la cabeza lo haría, de verdad, pero no sé cómo sacarlo de ahí...

— No tienes que decirme nada — susurró Liam — no tienes que torturarte para no hacerme sufrir, sé que estas pensando en cosas que no puedes contar fácilmente y me siento un estúpido por haber actuado como actué cuando sabía que tú no te abrías con facilidad...

— Quiero dejar de pensar.

— Hagamos algo — sonrió levemente Liam — vayamos al escondite, distraigámonos y no pensaremos nada... cuando estemos listos, hablaremos, solos o acompañados, como tu quieras... y sea lo que sea que digas, seguiré estando aquí contigo.

Los Cuentos De JacobsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora