Capítulo 37

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Bastian, 25 años de edad. 

Bárbara, 20 años de edad. 

Primavera de 2009...

Bastian ayuda a Luar a acomodar sus decoraciones envueltas en papel de burbujas dentro de cajas, colocando con cuidado una sobre la otra mientras observa de reojo a Bárbara haciendo lo mismo. En silencio, ya que por mucho que lo intenta, ella ni siquiera se gira a mirarlo.

—¡Ah! Esto no —Luar tomo de las manos de Bárbara un cuenco de cerámica—. Esto te lo dejo a ti —Miro a Bárbara—. Dijiste que acabarías tu diplomado de fotografía antes de irte conmigo a Madrid, así que si invitas a alguien más tendrás vasijas para servir la comida.

—Mamá, solo me quedan dos meses y recogeré todo. Al único que invitaba era a Leonardo y se fue, dijo que iba a visitar a su familia y luego de eso ya no llamo más. Es común en el desaparecer por largo tiempo, pero pensé que al menos me diría a donde estaría antes de hacer eso —Chasqueo la lengua molesta—. Del resto nadie más viene a este apartamento.

Luar suspiro mirando de reojo a Bastian, bueno, no puede decir que no lo intento. No puede hacer nada por él, Bárbara no quiere cambiar de opinión, mucho menos cuando fue Bastian quien dejo de hablarle primero. Luar se encogió de hombros, son jóvenes, seguramente encontraran una forma de resolver sus problemas, o no lo harán.

—¡Traje más papel burbuja y también te traje unos dulces, Lu! —Un hombre más o menos alto abrió la puerta del apartamento. Tiene cabello negro, ojos marrones, tez morena, nariz algo alargada y unas cejas bien pobladas.

—Felipe déjalo en la esquina, aún falta mucho por acomodar en las cajas, luego nos ocupamos de seguir envolviendo lo que resta —comento Luar quitándole una de las bolsas de sus manos. Mientras hace malabares para caminar sobre el piso lleno de objetos, que de vez en cuando truena, al pisar un trozo de papel burbuja.

Bárbara se quedó viendo al hombre y sonrió de lado, pensando que si la tía Bi estuviese aquí se estaría riendo de su mamá, ya que un año luego de la muerte de Bianca, Luar empezó a salir con Felipe, o como Bianca siempre lo llamo «El plomero». Tal parece que Bianca ya sabía que Felipe le estaba haciendo ojitos de amor a su mamá desde hace tiempo.

Bastian también miró a Felipe, pensando que su mamá tenía razón, tarde o temprano Luar y él terminarían saliendo, aunque que ambos se muden juntos a Madrid, sí que lo tomo por sorpresa, no creyó que Luar se fuese alguna vez de la ciudad, mucho menos Bárbara y ahora solo faltan unos meses para que se quede completamente solo. Aunque ha hecho todo lo posible por rehacer su relación con Bárbara, ella no deja de ignorarlo. No es que quiera obligarla a volver a hablarle, pero al menos le gustaría mantener una amistad con ella.

Felipe le dio un beso en la mejilla a Luar, ella sonrió sonrojándose un poco y se lo devolvió. Bastian y Bárbara desviaron la mirada para seguir ordenando. En cambio, la pareja se los quedo viendo con preocupación, más que todo a Bastian, Luar sigue intranquila, ya que no hace más de un año que él apenas y salía de su apartamento, aunque ahora se ve un poco más tranquilo. La inquietud de que vuelva a encerrarse en el apartamento de nuevo, no la deja en paz, incluso le pidieron que se mudara de la ciudad junto a ellos, pero Bastian se negó. Alegando que necesita encontrar su propio camino, cosa que no dejo muy convencida a Luar.

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—Sí, estoy segura de que empaque todo bien —Bárbara sostuvo su celular contra su oreja con ayuda de su hombro—. Joder —El cierre de la maleta se le atoró mientras intentaba devolverlo a su lugar—. Mamá, te voy a colgar, te llamo cuando llegue.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora