Capítulo 2

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Bastian, 5 años de edad. 

Bárbara, 9 meses de edad, 

invierno de 1990...

Bianca caminó en silencio por su apartamento, como un gato en búsqueda de un ratón.

—¿Dónde estará Bastian? —cuestiono Bianca al aire fingiendo buscar entre los estantes, ya que, a menos de un metro de distancia, se pueden ver los pies de Bastian saliendo por debajo del mantel de mesa—. Bastian... —canturreó acercándose a la mesa para tomar la punta del mantel entre sus dedos y levantarlo de un tirón—. ¡Te tengo!

—¡Mamá! —chillo él haciéndose bolita debajo de la mesa.

—¿Qué haces allí abajo? —cuestiono, pero la respuesta llego inmediatamente después de examinarlo por unos segundos—. ¿Qué te dije sobre comerte las galletas sin permiso?

—Que no me coma las galletas, porque muchos dulces en un día hacen daño —aseguro repitiendo lo que su mamá le advirtió—. Pero solo me comí una más...

—Ah... Te lo paso porque hoy no has comido nada dulce, sin embargo, la próxima vez pregúntame antes de agarrar algo. ¿Vale? —pregunto mirándolo con seriedad.

—Sí, mamá —Bastian hizo pucheros.

El timbre del apartamento sonó llamando la atención de ambos, Bastian fue a guardar nuevamente el tarro de galletas en el estante al nivel del suelo, mientras Bianca se acercó a la puerta para observar quién es. Al abrirla, Luar se asomó con una sonrisa con su bebé en brazos, suspiro meciendo a Bárbara, quien permanece dormida entre sus brazos.

—¿Ya es hora? —cuestiono Bianca.

Luar asintió.

—Vale, te espero despierta. No olvides alejarte del sol —aconsejo Bianca a su amiga.

—Cuídala bien, tienes que darle el tetero una...

—Luar, no es la primera vez que cuido a Bárbara, ni tampoco el primer bebé bajo mi cuidado, puedes irte a trabajar tranquila —aseguro Bianca riéndose.

—Vale, es que sabes que no me gusta separarme de ella.

—Lo sé...—suspiro Bianca con cansancio—. Mejor vete o llegarás tarde.

—Nos vemos más tarde —Se despidió Luar dándole a Bárbara un beso en la frente y pasándosela a Bianca.

Bastian se acercó a la puerta con curiosidad, al observar a Bárbara entre las manos de su mamá, suspiro pensando en que otra vez su mamá se entretendrá con la hija de la tía Luar. Camino a su alrededor algo enfurruñado, ya que su desesperación porque la niña camine y juegue con él es bastante evidente, para él es desesperante que a pesar de que ya puede dar algunos pasitos siempre caiga de trasero si nadie la sostiene.

Bianca cerró la puerta y observo como Bastian analiza a la beba con la mirada.

—Está dormida —aseguro haciendo señas para que guarde silencio—. Voy a acostarla en tu cuarto.

Bastian siguió de cerca los pasos de su madre hasta su cuarto, donde ella puso a Bárbara con una manta ligera sobre ella a dormir. Bastian se recostó contra el borde de su cama, contemplando a Bárbara dormir, con la misma curiosidad de siempre. Ya que Bárbara no se parece en nada a la tía Luar, Bárbara tiene la piel oscura como las semillas del café y la tía Luar la tiene blanca como él. No, incluso más blanca que él, y aunque amabas tiene el cabello negro. Bastian sabe que el color real del cabello de la tía Luar es un blanco cremoso, como el mantecado. Incluso sus cejas y pestañas son blanquecinas. Pero si existe algo similar entre ellas, esos son sus ojos. La tía Luar tiene ojos claros como Bárbara.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora