Capítulo 18

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Bastian 15 años de edad. 

Bárbara 10 años de edad. 

Invierno del 2000...

No importa el tiempo que pase, no importa si cambian de escuela o si fingen ser otras personas, al final la gente siempre termina por señalarles, como objetos de curiosidad, como si no fuesen más que chismes y canturreo para los demás. «¿Te enteraste?» Eso dicen las voces a espalda de Bastian y Aarón. «Bastian es hijo de una madre soltera» «Aarón es adoptado» «Su madre es estéril».

Efectivamente, su mamá tiene problemas de fertilidad, en parte se debe a lo complicado de sus periodos y el sangrado excesivo. Aarón se siente mal, por estar feliz de que no pudiesen tener hijos propios, solo gracias a eso, él tiene una familia. Y la gente no deja de recordárselo.

Aarón se recostó contra Bastian, ambos están sentados debajo de las gradas de la cancha, se están escondiendo de los demás. Refugiándose en ellos mismos, rodeados de polvo y algunas telarañas, también hay equipos deportivos alrededor, ya que el lugar funciona como depósito. Sus compañeros de aula no dejan de mirarlos de forma extraña, algunos empiezan a sospechar de Aarón y critican la forma en que Bastian lo protege, alerta de todos. Ambos chicos no pueden evitar querer taparles los oídos y vendarles los ojos a las niñas, para que no noten, que están nuevamente en problemas.

—¿Estás bien? —cuestiono Aarón al ver a Bastian pasando las hojas de una libreta de un lado a otro para secarlas.

—Sí, solo me echaron agua, no es para tanto —murmuro con una media sonrisa en medio del lúgubre ambiente.

—«No es para tanto» dices, si no fuese para tanto no tendríamos que estar aquí abajo durante el tiempo de recreo —chasqueo la lengua guardando silencio, ya que alguien va subiendo las gradas—. Parece que nos están buscando —susurro, levantándose un poco y mirando entre los espacios por los que pasa la luz—. Si te vuelven a lanzar algo, les voy a partir la cara con la bandeja de la cafetería. Van a ver, nada más denme una razón más para partirles la nariz.

—Aarón, pelear no es la solución —aseguro Bastian sacudiendo con delicadeza sus libretas para escurrir el agua, él se quitó la camisa que llevaba para secarla mejor—. Solo se tropezaron cerca de mí.

—Ja, tropezaron —increpo Aarón con sarcasmo—. Estar aquí abajo escondiéndonos como ratas, tampoco es la solución, no sabes cuánto me tocan los huevos. Hablan de nosotros como si nos conocieran —Aarón se mordió la mejilla y apretó los puños—. «Es adoptado» Soplapollas de mierda. ¿Y que si soy adoptado? Mis papás me aman como si fuese su hijo.

—Eres su hijo Aarón, no empieces a dudarlo ahora —pidió Bastian mirándolo desde su lugar en el suelo.

Aarón se volvió a sentar a su lado en medio de un suspiro y miro a Bastian con severidad, se cruzó de brazos y tomo una de las libretas que él sujeta para ayudarlo a secar sus hojas sacudiéndolas de un lado a otro. Sus hombros están tensos al igual que todo su cuerpo, no se suponía que las cosas pasaran así, no, no debían ser así. Sus padres los cambiaron a los cuatro de escuela para que estudiasen en un ambiente más tranquilo. ¿Cómo fue que acabo todo de esta manera? Las cosas simplemente empeoraron para ellos dos, todo era mucho más tranquilo en su anterior escuela, sin importar cuantas veces se metiesen en problemas, no era nada comparado a vivir acechados todos los días. Al principio todo iba bien, realmente parecía que las cosas avanzaban bien, pero cuando empezaron a hablar sobre sus vidas, los rumores vinieron junto a eso, como una flama en un bosque seco, consumió sus días tranquilos.

—Sé que te molesta —afirmo Aarón sin mirar a Bastian—. No saber quién es tu padre, que la gente diga que eres resultado de una aventura. Sé que lo odias tanto como yo odio escuchar siempre a la gente preguntándose por qué mis padres me adoptaron, como murmuran a mis espaldas que estoy enamorado de ti. No me niegues que no te jode, somos hermanos, te conozco.

Las hadas nos odian │ST 2│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora